Un ‘hombro’ para los inmigrantes

Más de un centenar de inmigrantes llegados a Burgos, la mayoría mujeres, han logrado aprender gracias a la “Fundación Cauce” unas habilidades –como informática, idiomas u hostelería- con las que desenvolverse mejor en su nueva vida. Los burgaleses que han creado esta fundación se han inspirado en el mensaje cristiano que predicó san Josemaría Escrivá.

Se dan clases de informática, idiomas, cocina, etc.

Talleres de cocina, informática, idiomas, hostelería y apoyo al estudio para inmigrantes. Estas son las actividades fundamentales que ofrece la Fundación Cauce en Burgos (Refino Sáinz de la Maza, 9, 1º F), un colectivo benéfico asistencial que realiza y promueve actividades que contribuyen al perfeccionamiento de la familia, al bienestar de la infancia, juventud y tercera edad, al fomento de la participación social y económica de la mujer y al desarrollo de zonas rurales.

Para ello cuenta también con programas de voluntariado (acompañamiento domiciliario para la tercera edad, apoyo escolar para niños e integración de minusválidos) y cooperación al desarrollo, principalmente, en Centroamérica y Sudamérica. “Recaudamos fondos a través de subvenciones públicas y en los países donde realizamos algún proyecto trabajamos con una ONG”, explica Esther Calderón, secretaria regional de la Fundación.

Con sede en Valladolid, la Fundación Cauce nació en 1996, y tiene delegaciones, además de en Burgos, en Salamanca, León y Palencia. En total, trabajan en ella unos 500 voluntarios de toda la región. En estos dos años, este colectivo ha atendido en Burgos a 110 inmigrantes, en su mayoría de Bulgaria, Ecuador, Colombia, Perú, Argentina, Brasil y República Dominicana. El horario de atención es de lunes a jueves, de 17,30 a 19 h.

Dos proyectos

Actualmente, la fundación Cauce colabora con Caja España, entidad que está financiando tres proyectos de creación de empresas por parte de inmigrantes (dos locutorios y un taller de reformas de albañilería). Además, ha presentado a la Junta un taller de empleo de servicios vitivinícolas. “La fundación ha firmado un convenio con el Consejo Regulador de la Ribera del Duero, que presta su viñedo y su bodega experimental para las prácticas de los alumnos que participen en el taller. Las clases comenzarán en abril, se impartirá en Aranda y durarán un año. Se persiguen dos objetivos. Por un lado, formar a personas que puedan trabajar en las bodegas y, al mismo tiempo, potenciar que vivan en las distintas localidades de la provincia, revitalizándola”, agrega Esther Calderón.

La fundación Cauce pretende colaborar con las instancias públicas y privadas para ayudar a humanizar el modelo hospitalario y otros servicios sociales, fomentando la cultura de la solidaridad y los valores humanos. Asimismo, se busca acompañar con trato inmediato, personal y cercano a quienes sienten el peso del dolor y la soledad, y apoyar a los familiares, proporcionándoles información, atención y compañía.