La Ciudad de los Niños

Una zona de familias marginadas. Un grupo promotor con interés en el desarrollo. Unos padres de familia que desean formación humana y cristiana para sus hijos. Son los elementos que dieron vida en 1986 al Centro de Desarrollo Social de la Ciudad de los Niños en Monterrey (México)

Todos los días muy temprano, la señora Bertha Rivera, arregla a su hijo, Antonio, que cursa el 4º grado de primaria en la Ciudad de los Niños , antes de que lo recoja el transporte escolar. Después, ella y su esposo, don Claudio, salen hacia el centro urbano para afrontar un nuevo día de trabajo. Don Claudio toca el acordeón y Bertha canta y toca el pandero en una de las plazas más comerciales de Monterrey, brindando a los transeúntes un rato de alegría. Ambos son invidentes. Pero su limitación física no les ha impedido sacar adelante la familia.

La Ciudad de los Niños de Monterrey fue fundada en 1951 para dar cobijo, educación y alimento a niños desamparados

Ir a la raíz

Monterrey tiene cerca de 4 millones de habitantes. Es una ciudad con 400 años de historia y con un alto grado de desarrollo industrial. Sin embargo, como sucede a menudo en los núcleos urbanos que han crecido muy deprisa, se encuentra rodeada de cinturones de miseria.

En una de estas zonas marginadas fue fundada, en 1951, la Ciudad de los Niños de Monterrey para dar cobijo, educación y alimento a niños desamparados. Durante treinta y cinco años fue un remedio eficaz para atender la crítica situación de un centenar de expósitos; pero llegó el momento en que sus promotores vieron necesario afrontar desde la raíz el problema real de la sociedad en la que se generaba esa situación. Se trataba de un problema mucho más profundo de lo que aparecía en la superficie. En sustancia: la falta de educación para toda la familia.

"Don Claudio toca el acordeón y Bertha canta y toca el pandero en una de las plazas más comerciales de Monterrey. Ambos son invidentes. Pero su limitación física no les ha impedido sacar adelante la familia"

"En 1986", recuerda Andrés Gómez, miembro del Consejo Directivo, "el Patronato decidió transformar la institución en un Centro de Desarrollo Social, con el fin de llevar a muchas más personas (hoy son cerca de 7.000 los beneficiados) la formación humana, técnica y espiritual que necesitan para valerse por ellos mismos. El objetivo era lograr el desarrollo completo de los niños y jóvenes de escasos recursos, con la participación de sus padres y el perfeccionamiento de sus maestros y proporcionarles una integración productiva en la sociedad".

Primera etapa: dos colegios, mil alumnos

En una primera etapa del nuevo proyecto de la Ciudad de los Niños se construyeron dos colegios (uno para niños y otros para niñas), que hoy cuentan con una población de cerca de 1.000 alumnos; se incluyeron talleres para el adiestramiento en técnicas y oficios: electricidad, carpintería, computación, etc.

Antulio González, director de la Ciudad de los Niños, destaca que el 86 por ciento de sus alumnos ha terminado una carrera universitaria

El proyecto fue luego tomando forma hasta cristalizar en cuatro áreas educativas o de promoción:

a) Centro de Desarrollo Educativo: Escuelas primarias, secundarias y tecnológicas; y Cursos para padres de familia.

b) Centro de Desarrollo Magisterial: Capacitación y Especialización de Maestros normalistas.

c) Centro de Desarrollo de Valores: Fomento y Metodología para la superación personal.

d) Centro de Desarrollo Social, Cultural y Deportivo: Cuidado de la Salud y Fomento de la Cultura y el Deporte.

En el Centro de Educación Familiar toman cursos 936 familias y la Unidad Médica ofrece más de 7 mil consultas anuales

Con este programa en mente, cientos de regiomontanos empresarios, profesionistas, amas de casa, artistas, comerciantes, cada uno en lo que podía, se pusieron manos a la obra, bajo la coordinación del patronato.

Como se ha dicho, la formacion espiritual era un elemento importante del proyecto, que de hecho era fruto, en la conciencia de sus promotores, de una inquietud no solamente humana, sino también cristiana. Para asegurar esa formacion espiritual se procuró también la colaboración de algunos sacerdotes. Por eso, la Ciudad de los Niños cuenta desde 1986 con la atención pastoral de sacerdotes del Opus Dei .

Juan Carlos Ibarra y Alejandro Delgado