Los profesores siempre ejercen

Virgilio empezó su carrera profesional como geólogo buscando aguas subterráneas, pero después se topó con la educación y decidió dedicarse en cuerpo y alma a sacar las mejores aguas subterráneas de los jóvenes de Vallecas. Ha ejercido en la enseñanza concertada y en la pública, y tras sus años de profesor, ni la jubilación ha frenado su empeño por ser un profesional de interés social.

'En Tajamar me enseñaron el oficio de profesor. Tienes que conseguir con los alumnos una relación de confianza, respeto, exigencia, libertad y responsabilidad'.

En el curriculum de Virgilio hay un salto cualitativo. Un antes y un después que marcan su vida laboral. En las primeras líneas de su desarrollo profesional, allá por 1974, Virgilio fue geólogo en busca de aguas subterráneas. Sin embargo, una breve experiencia en el Colegio Tajamar (Madrid) cambió el resto de su trayectoria profesional, y pasó de "hacer pozos, a enseñar ciencias naturales a adolescentes. Trabajar con alumnos de estas edades me parecía mucho más apasionante que buscar acuíferos en cualquier sitio de España".

Y en sus primeros pasos en las aguas de la docencia se encontró con enseñanzas vitales: "En Tajamar me enseñaron el oficio de profesor, muy difícil de ejercer si no tienes una vocación profesional en ese sentido. Tienes que conseguir con los alumnos una relación de confianza, respeto, exigencia, libertad y responsabilidad. Para afrontar las múltiples situaciones que se plantean en el día a día cuando trabajas con alumnos de estas edades, son necesarias fuertes dosis de optimismo, perseverancia y dominio de sí por parte del profesor".

Después de un tiempo cavando pozos de ciencia en sus alumnos de Tajamar, Virgilio hizo oposiciones a la Enseñanza Secundaria "y ahí he permanecido treinta y cinco años, hasta mi jubilación". Una jubilación sui generis...

Profesor de Vallecas

Con sus oposiciones superadas, este especialista en Geología con vocación probada de profesor ha sido siempre profesor en Vallecas, epicentro de todos sus destinos laborales.

Se fue de Tajamar con lo puesto: una formación docente de calidad nacida para beneficiar al máximo número de familias posibles. "La verdad es que me considero un profesor afortunado, porque lo que aprendí como profesor en Tajamar no tuve más que aplicarlo en el instituto. No necesité grandes adaptaciones. Desde el primer momento, promocioné el trato frecuente con las familias. Considero que sin la colaboración de la familia, el trabajo en el aula no es suficiente para que los alumnos progresen. Comencé a tener tutorías con los padres de los alumnos y les entregaba directamente a ellos las calificaciones trimestrales de sus hijos, cuando a finales de los años setenta no era habitual hacerlo en los estudios de bachillerato en los institutos".

El curriculum de Virgilio destaca dos líneas que se cruzan constantemente: ciencia y docencia. Por eso, uno de los objetivos que se impuso en sus treinta cinco años de servicio en la escuela pública "fue descubrir a los alumnos que tenían condiciones para ser futuros investigadores en ciencias. Para ello, los reunía en el laboratorio un día a la semana fuera del horario lectivo para realizar más actividades prácticas". 

Uno de los objetivos que se impuso en sus treinta cinco años de servicio en la escuela pública 'fue descubrir a los alumnos que tenían condiciones para ser futuros investigadores en ciencias'.

Durante estos últimos años, y coincidiendo con la era digital, ha puesto en marcha un blog de noticias titulado El joven investigador, una herramienta diseñada "para que los alumnos escribieran sus experiencias en el campo de la Biología y de la Geología".

Su interés por la ciencia ha tenido siempre un matiz. Como él mismo cuenta, "he tratado de demostrar que se puede ser científico y tener una visión transcendente de la vida. Es decir, que existe una compatibilidad entre la razón y la fe. Mis alumnos me han agradecido hacer referencia a este aspecto. Además, como nunca he ocultado entre mis compañeros de trabajo y entre mis alumnos mi pertenencia al Opus Dei, estas referencias salían siempre con mucha naturalidad".

Pasaron los años, y se quedaron los frutos. Ahora le llena pensar "en los miles de alumnos con los que has convivido, algunos de ellos actualmente con responsabilidades importantes en la sociedad y otros, la mayoría, disfrutan hoy de su vida profesional y familiar. En ambos casos considero que he puesto mi granito de arena para ayudarles a situarse en la sociedad. Esto me llena de ilusión".

Una jubilación sólo oficial

Llegó el momento de la jubilación, pero el curriculum de Virgilio sigue abierto, aunque no cotice en la Seguridad Social. Un docente siempre enseña. Por eso, "sin ocupar un puesto que podría desempeñar remuneradamente otra persona, ya que creo que con tanto desempleo en la sociedad no sería justo, actualmente trabajo como voluntario, aportando apoyo gratuito en dos lugares. En primer lugar, dedico tres mañanas a Tajamar –he vuelto a los orígenes–, ayudando a los profesores de secundaria en las clases de laboratorio. Además, colaboro haciendo tutorías personalizadas con veinte estudiantes, imparto varias charlas de formación cristiana a profesores y padres, e impulso un Programa de Promoción de la Ciencia en Vallecas".

Virgilio es la jubilación proactiva en persona. Por eso, 'al final de cada día siempre me quedan cosas por hacer, lo que me llena de satisfacción'.

A la vez, sigue trabajando por el progreso de la calidad de la enseñanza pública "colaborando con una asociación que trabaja también con este fin".

Y como profesor con fuerte vocación social, presta dos mañanas "a arrimar el hombro en la Federación Internacional para el Desarrollo de la Familia, una ONG de ámbito internacional, que trabaja en el apoyo a las iniciativas en favor del matrimonio y la familia".

Virgilio es la jubilación proactiva en persona. Por eso, "al final de cada día siempre me quedan cosas por hacer, lo que me llena de satisfacción. Creo que esta forma de plantearme la jubilación está muy en la línea de lo que señala una de las directrices de la Unión Europea con motivo del Año del Envejecimiento Activo, que implica “entender esta etapa de la vida como un ciclo más de crecimiento personal, añadiendo vida a los años y no solamente años a la vida".

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La elección de los padres

Tal y como está la actualidad social española, a un docente que ha ejercido en los ámbitos público y privado hay que hacerle la pregunta de rigor: Entre ambos modelos, ¿con cuál se queda? Y responde: "Si nos referimos al funcionamiento, creo que los equipos directivos en la enseñanza pública deberían tener más capacidad de gestión, y de manera particular en la selección del profesorado. Pero me parece que, muchas veces, lo que se debate realmente no es sobre los dos modelos, sino sobre si la enseñanza debe ser religiosa o laica, o si debe ser mixta o diferenciada. Uno de los valores que me he propuesto conseguir en el trabajo con mis alumnos es el fomento de la libertad personal, inseparablemente unida a la responsabilidad, también personal. Creo que este binomio ha de aplicarse a todos los órdenes de la vida. Por lo tanto, han de ser los padres, que son los responsables de la educación de sus hijos, los que tienen que decidir el tipo de educación que quieren para ellos. No hay un sistema perfecto, por lo que los padres tienen que elegir entre diferentes alternativas, el que consideren más adecuado".