El País Cuando el abuelo se va a la ONG
Pepe, Piti y los Antonios son cuatro abuelos que dedican gran parte de su tiempo a Desarrollo y Asistencia, una ONG que ofrece servicios de apoyo a personas en riesgo de exclusión social gracias a más de 1.900 voluntarios, la mayoría jubilados.
Hoy es tu padre, tu suegra o tu abuelo; mañana serás tú, seremos todos. La jubilación es un deseo lejano mientras trabajas y casi un vahído vital cuando dejas de hacerlo. De la fiesta del ocio y descanso que vende el Imserso se pasa al miedo a la soledad, al luto laboral que te espera al cambiar la nómina por una pensión. Y eso no es lo peor. Un dato: según el INE, cuatro de cada diez hogares españoles están habitados por mayores de 65 años que viven completamente solos. Y la estadística no parar de crecer.
¿Sabías que la soledad puede matar? Miles de personas en España se enfrentan en solitario a la enfermedad o la vejez. Estos voluntarios jubilados han hecho de la compañía su causa. Descubre su historia y comparte: https://t.co/cdQ3rQAm9Q #PiensoLuegoActúo #PiensoLuegoVoluntarios pic.twitter.com/ya06lNSaSV
— Pienso, luego Actúo (@piensoactuo_) 17 de diciembre de 2018
Pepe, Piti y los Antonios son cuatro jubilados que han afrontado el vértigo que deja esa exclusión laboral sintiéndose aún más útiles que cuando exportaban carne a miles de personas, servían decenas de comidas al día en su restaurante o incluso gestionaban residuos radiactivos para Enresa. Basta ver sus caras cuando acompañan a la farmacia o regalan un paseo y un par de chistes a José Sánchez Medina, uno de los usuarios en riesgo de exclusión social a los que dedican ahora su tiempo: “¡Pero si las medicinas suelen ser para ti!”, contesta José entre risas. A José le dio un ictus hace unos años, vive solo y necesita ayuda para todo, también para reír.
Ese buen rollo no se abandona nunca cuando están juntos. Tampoco cuando les invitamos a charlar sobre jubilación y voluntariado, a pesar del arbitraje de las cámaras. Entre chascarrillos, discusiones y anécdotas de abuelo cebolleta (algunas, irreproducibles) consumen su tiempo con personas que no pueden salir solas de casa. Y que dentro también están solas, tan solas que se mueren. Porque la soledad mata.
Voluntariado que engancha, que llena y construye lazos persona a persona. Como en este caso, en el Programa de Acompañamiento en Domicilio. ¡Contra la soledad no deseada! @elpais_espana @piensoactuo_ #PiensoLuegoActuo #LaTerceraNoEsLaVencida https://t.co/lkBujmCyo1
— Fundación DA (@Fundacion_DA) 17 de diciembre de 2018
Ellos son parte de las más de 1.900 voluntarias y voluntarios (el 70% son mujeres) de la ONG Desarrollo y Asistencia, una organización que ha ayudado a más de 22.000 personas gracias, entre otros, a jubilados que sienten la necesidad de devolver a la sociedad parte de lo que han recibido y sin esperar la nómina de siempre a cambio. Pero tiene trampa. Este último contrato lleva una cláusula que les compensa con creces. En realidad, ellos cuidan y a la vez son cuidados. “Te cambio mi soledad por un voluntariado”. Parece un buen trato.
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