Muchos piensan que tras la jubilación sólo nos queda leer el periódico, ver la televisión, y pasear por el parque; que la juventud es la época de los grandes sueños, la madurez de la superación personal y el éxito, y la ancianidad, la época de la tranquilidad y el descanso. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Desde hace más de 7 años, cada jueves, un nutrido grupo de jubilados nos reunimos en la sede del Club juvenil Collvert, de Valencia, para asistir a conferencias sobre temas de actualidad, de filosofía, de pensamiento y de religión. Después de cada sesión, de aproximadamente una hora, se abre un turno de intervenciones y preguntas, que da lugar a un animado coloquio.
Al principio, este programa era un sueño. Un grupo de amigos pensamos que podríamos aprovechar la mayor cantidad posible de tiempo libre para aprender nuevas cosas, de otras especialidades profesionales, etc. y crear un foro de discusión y debate. Inicialmente éramos unos pocos entusiastas: Pepe, médico; Juanjo, maquinista de barco; Pedro, biólogo... Poco a poco se fueron sumando a la iniciativa amigos, colegas y conocidos. Haciendo cálculos, han pasado por estas conferencias varios cientos de personas. Cada jueves nos juntamos unos veinticinco o treinta. Al principio, nos reuníamos en una pequeña sala de estar, pero pronto tuvimos que dar el salto al salón de actos... Allí, además, hay una buena megafonía, y para los que somos un poco más duros de oído es una ventaja fundamental.
En estos años de actividad, han participado en el programa como ponentes personas de todas las profesiones: artistas, periodistas, políticos, profesores universitarios, abogados, ingenieros... Uno de los mayores atractivos de las conferencias es precisamente éste, la gran diversidad de temas que se tratan. Durante este curso, con motivo de visita del Santo Padre a nuestra ciudad, los temas de las conferencias hemos querido centrarlos en aspectos relativos a la educación, el matrimonio, la familia, etc. Pensamos que es una estupenda manera de aprovechar la visita, sacándole todo el partido posible, y aprender de expertos en esos temas.
¡Quién me iba a decir a mí que con 81 años iba a dedicarme a organizar conferencias, y tendría en la cabeza tantos sueños, proyectos e ilusiones!