Citas de "Perfectus Deus, perfectus homo"

Relación de citas del artículo "Reflexiones sobre la ejemplaridad del misterio de la Encarnación del Verbo en las enseñanzas del Beato Josemaría Escrivá"

1) CONCILIO VATICANO II, Const. dogm. Dei Verbum, n.2.

2) Col 2,3.

3) CONCILIO VATICANO II, Const. dogm. Dei Verbum, n.8.

4) CONGREGACIÓN PARA LA CAUSA DE LOS SANTOS, Decreto pontificio sobre el ejercicio heroico de las virtudes del Siervo de Dios Josemaría Escrivá, 9.IV.1990. Citamos la traducción castellana aparecida en El Venerable Siervo de Dios Josemaría Escrivá de Balaguer. Hoja informativa n. 12 (1990), pp. 4-8. El texto original en latín puede leerse en Romana 6 (1990), pp. 22-25.

5) Es significativo, a este propósito, el testimonio directo de Mons. Álvaro del Portillo: «La profunda percepción de la riqueza del misterio del Verbo Encarnado fue el cimiento sólido de la espiritualidad del Fundador. Comprendió que, con la Encarnación del Verbo, todas las realidades humanas honestas se elevaban al orden sobrenatural: trabajar, estudiar, sonreír, llorar, cansarse, descansar, cultivar la amistad, etc., habían sido, entre tantas otras, acciones divinas en la vida de Jesucristo; podían compenetrarse perfectamente con la vida interior, y el apostolado: en una palabra con la búsqueda de la santidad. (A. DEL PORTILLO, Entrevista sobre el Fundador del Opus Dei, realizada por Cesare Cavalleri, Rialp, Madrid 1993, p. 77)

6) En las biografías del Fundador del Opus Dei, esa imagen viene comúnmente indicada como «el Niño de don Josemaría» y es todavía custodiada en el Patronato de Santa Isabel, en Madrid. Cfr. A. VÁZQUEZ DE PRADA, El Fundador del Opus Dei, Rialp, Madrid 1983, p. 150; A. SASTRE, Tiempo de caminar, Rialp, Madrid 1989, p. 138. Más recientemente, A. VÁZQUEZ DE PRADA, El Fundador del Opus Dei, vol. I, Rialp, Madrid 1997, pp. 406-407. A esta imagen se refieren muy probablemente las palabras autobiográficas con las cuales el Fundador del Opus Dei comenta el tercer misterio gozoso del Rosario, en Santo Rosario, Rialp, Madrid 1983.

7) En la imposibilidad de resumir todas las precedentes contribuciones de carácter teológico relacionadas de algún modo con el cristocentrismo del Beato Josemaría, hacemos un elenco de aquellas que a nuestro juicio tienen más que ver con nuestro tema: A. ARANDA, Il cristiano “alter Christus, ipse Christus”, en Santità e Mondo, Lib. Ed. Vaticana, Città del Vaticano 1994, pp. 101-147; J.L. CHABOT, Responsabilità di fronte al mondo e libertà, en ibid., pp. 197-217; P. RODRÍGUEZ, Vocación,trabajo, contemplación. II: El mundo como tarea moral y V: La economía de la salvación y la secularidad cristiana, EUNSA, Pamplona 1986, pp. 37-58 y 123-218; idem., “Omnia traham ad meipsum”. Il significato de Gv 12.32 nell’esperienza spirituale di mons. Escrivá de Balaguer, en Annales theologici 6 (1992), pp. 5-34; idem., Vivir santamente la vida ordinaria, en Josemaría Escrivá de Balaguer y la universidad, EUNSA, Pamplona 1933, pp. 197-258; J.L. ILLANES, Iglesia en el mundo: la secularidad de los miembros del Opus Dei, en El Opus Dei en la Iglesia, Rialp, Madrid 1993; C. FABRO, Virtù umane e soprannaturali nelle omelie di mons. Escrivá, en Studi Cattolici 27 (1983), n. 265, pp. 181-185; F. OCÁRIZ, I. DE CELAYA, Vivir como hijos de Dios. Estudios sobre el Beato Josemaría Escrivá, EUNSA, Pamplona 1993.

8) Cfr. Rm 16, 25-26; Ef 1, 3-23; Ef 3,9; Col 1, 13-20.

9) Cfr. Ef 3, 3-4; Col 2, 2-3.

10) Cfr. Ef 1, 4-5; Rom 8,29; Col 1,18.

11) Cfr. Ef 2, 6-7; Col 3, 1-4. Sobre este tema véase también H. SCHLIER, La lettera agli Efesini, Commentario Teologico del Nuovo Testamento, Paideia, Brescia 1973, p.63.

12) Cfr. Jn 1, 1-3; Heb 1, 2-3; Ef 1, 9-10; Col 1, 16-17; 1 Cor 8,6.

13) Cfr. 1 Cor 3, 21-23; Col 1, 24-27; Rom 8, 28-32.

14) «Deus est ex substantia Patris ante saecula genitus, et homo est ex substantia matris, in saeculo natus; perfectus Deus, perfectus homo ex anima rationali [rationabili] et humana carne subsistens» (Símbolo Quicumque, DH, 76). Seguimos aquí las citas de la 37ª ed. del Enchiridion Symbolorum, antes DENZINGER-SCHÖNMETZER (DS) y ahora DENZINGER-HÜNERMANN (DH), Dehoniane, Bologna 1995. Para la versión en castellano disponemos de Denzinger-El Magisterio de la Iglesia (Dz), traducción realizada por Daniel Ruiz Bueno, Ed. Herder, Barcelona 1963.

15) Cfr. Surco, nn. 652 y 687; Forja, n. 290; Es Cristo que pasa, nn. 13, 83, 89, 107, 117, 151; Amigos de Dios, nn. 50, 56, 73, 75, 93, 176, 201, 241; Via Crucis, estac. VI, n. 1. J.L. Chabot registra una frecuencia un poco inferior («non meno di quattordici volte», cfr. Responsabilità di fronte al mondo e libertà, o.c., p. 199). Para las obras del Beato Josemaría utilizaremos las siguientes ediciones castellanas: Camino-Surco-Forja, Rialp, Madrid 1992; Es Cristo que pasa, Rialp, Madrid 1973; Amigos de Dios, Rialp, Madrid 1977; Conversaciones con Monseñor Escrivá de Balaguer, Rialp, Madrid 1987; Via Crucis, Rialp, Madrid 1981.

16) A los pasajes elencados en la nota precedente se deben añadir por tanto los siguientes: Surco, nn. 421 y 813; Forja, n. 182; Es Cristo que pasa, nn. 13, 14, 61, 95, 96, 109, 120, 125, 164, 166, 168, 169, 180; Amigos de Dios, nn. 74, 77, 81, 83, 121, 274, 275, 281, 299; Via Crucis, estac. VI, n. 3. El número crecería más si se añadiesen también los pasajes donde se habla de manera indirecta de las naturalezas divina y humana del Verbo como razón para fundar una particular enseñanza de vida cristiana: cfr. por ejemplo, la homilía Amar al mundo apasionadamente, en Conversaciones con Monseñor Escrivá de Balaguer, nn. 114-115.

17) A. Aranda encuentra un total de 14 repeticiones para las expresiones Alter Christus, ipse Christus, y 16 repeticiones para una sola de ellas, separadamente: cfr. A. ARANDA, Il cristiano “alter Christus, ipse Christus”, o.c., pp. 124-125.

18) Para una historia del Símbolo Quicumque, además de la edición critica realizada por C.H. TURNER, The Athanasian Creed, en The Journal of Theological Studies 11 (1910), pp. 401-411, se puede ver J.N.D. KELLY, The Athanasian Creed, A.& C. Black, London 1964.

19) «Illi inperfectam divinitatem in Dio Filio dicunt, isti inperfectam humanitatem in hominis Filio mentiuntur. Quod si utique inperfectus homo susceptus est, inperfectus Deus munus est, inperfecta nostra salus, quia non est totus homus salvatus» (DÁMASO I, en DH 146)

20) SIXTO III, Formula unionis, en Dz, 142b.

21) Para una visión global del desarrollo del dogma cristológico en este periodo, cfr. M. SERENTHÀ, Gesù Cristo, oggi e sempre. Saggio di Cristologia, LDC, Torino-Leumann 1986, pp. 220-252.

22) «In integra ergo veri hominis perfectaque natura verus natus est Deus, totus in suis, totus in nostris— nostra autem dicimus quae in nobis ab initio Creator condidit et quae reparanda suscepit» (Tomus Leonis, en Dz, 143).

23) Cfr. Dz 148.

24) CONCILIO III DE CONSTANTINOPLA, Ses. 18ª, Dz 291.

25) Ibid., Dz 292.

26) «Para redimirnos ha venido el mismo Hijo de Dios, no un ser celeste subordinado. Pero Él es verdaderamente y sin menoscabo un hombre de nuestra naturaleza y de nuestra estirpe; esto habían sostenido los antioquenos contra el docetismo y contra ciertas tendencias del origenismo alejandrino. El Redentor no es un ser intermedio, medio Dios y medio hombre; sino que, al mismo tiempo, el verdadero Dios es Creador y un hombre real. El hecho de que este hombre es Dios no significa limitación alguna de su humanidad, sino por el contrario la plena actuación de ésta».(P. SMULDERS, Sviluppo della cristologia nella storia dei dogmi e del magistero, in Mysterium salutis, vol. 5, Queriniana, Brescia 1971, p. 586).

27) Se trata de implicaciones ya manifestadas en la citada carta del Papa Dámaso I (cfr. DH 146) y cuyo terreno de desarrollo teológico fue especialmente obra de los Padres Capadocios.

28) Cfr. Jn 1, 18; Heb 1,6; Rom 8,29; Rom 5,14.

29) Cfr. Mt 11,29; Jn 13, 15-34.

30) CONCILIO VATICANO II, Const. past. Gaudium et spes, n. 22.

31) Una autorizada síntesis de este núcleo puede leerse por ejemplo en el Codex iuris particularis Operis Dei, n.3, § 1, en El Opus Dei en la Iglesia, o.c., Apéndice II. A título puramente ilustrativo, pueden también releerse algunas afirmaciones presentes en las obras del Fundador, como por ejemplo en Es Cristo que pasa, nn. 45, 122; en Conversaciones con Mons. Escrivá, nn. 24, 26 y en la homilía Amar al mundo apasionadamente, en ibid., n.116.

32) Cfr. JUAN PABLO II, Const. apost. “Ut sit”, 28-XI-1982, en AAS 75 (1983), p. 423.

33) JUAN PABLO II, Homilía en ocasión de la Beatificación de los siervos de Dios Josemaría Escrivá y Josefina Bakhita, 17-V-1992, en Romana 8 (1992), pp. 19-20.

34) Es Cristo que pasa, n. 13.

35) Ibid., n. 107.

36) Ibid., n. 109.

37) Surco, n. 813.

38) Via crucis, VI estación, n. 1. Cfr. también Surco, n. 687. Véase también el uso del verbo mirar en el comentario a los misterios dolorosos del Santo Rosario.

39) Amigos de Dios n. 299. Ver también Es Cristo que pasa, n. 107.

40) «Lo que nosotros no podemos, lo puede el Señor. Jesucristo, perfecto Dios y perfecto Hombre, no deja un símbolo, sino la realidad: se queda El mismo» (Es Cristo que pasa, n. 83). La misma idea aparece en otros lugares: cfr. ibid., n. 151.

41) Cfr. Es Cristo que pasa, n. 61; cfr. Forja, n. 182.

42) Amigos de Dios, n. 201. Cfr. ibid., n. 176.

43) Ibid., n. 50.

44) Amigos de Dios, n. 56.

45) Amigos de Dios, n. 121. Ver también, por ejemplo, los textos recogidos en Conversaciones con Mons. Escrivá, nn. 10 y 55; Es Cristo que pasa, nn. 20, 174, 183-184; Amigos de Dios, n. 81. También el trabajo ordinario de Santa María participa —y por un título especialísimo— de la misma economía humano-divina instaurada con la Encarnación: «Contemplemos ahora a su Madre bendita, Madre nuestra también. En el Calvario, junto al patíbulo, reza. No es una actitud nueva de María. Así se ha conducido siempre, cumpliendo sus deberes, ocupándose de su hogar. Mientras estaba en las cosas de la tierra, permanecía pendiente de Dios. Cristo, perfectus Deus, perfectus homo quiso que también su Madre, la criatura más excelsa, la llena de gracia, nos confirmase en ese afán de elevar siempre la mirada al amor divino» (Amigos de Dios, n. 241).

46) Cfr. C. FABRO, Virtù umane e soprannaturali nelle omelie di mons. Escrivá, o. c.: «De ahí la expresión de Mons. Escrivá de que el cristiano debe ser “universal”: no sólo en el sentido de que su ideal de perfección debe abrazar a todas las clases sociales, desde el obrero hasta el alto funcionario, sino también porque esto le ofrece la posibilidad de practicar todas las virtudes en todo su fastuoso cortejo de virtudes morales y teologales; se trata de que el cristiano sea “un hombre completo”. A esto mira, porque es el fundamento de la intuición teológico-mística del Autor, el misterio central de la Encarnación» (p. 183). La traducción del italiano es nuestra.

47) «Mientras yo hable, vosotros, por vuestra cuenta, mantened un diálogo con Nuestro Señor: rogadle que nos ayude a todos, que nos anime a profundizar hoy en el misterio de su Encarnación, para que también nosotros, en nuestra carne, sepamos ser entre los hombres testimonio vivo del que ha venido para salvarnos» (Amigos de Dios, n. 77).

48) Amigos de Dios, n. 73.

49) Surco, n. 652.

50) Amigos de Dios, n. 74-75. Así comenta Cornelio Fabro este texto del Fundador del Opus Dei: «Esta página vale un tratado de ascética y mística, y expresa, a mi entender, la originalidad evangélica del Opus Dei, la cual no apunta a categorías abstractas sino a la entrega de la persona, que es un todo en tensión: de modo que, aunque estuviera lejos de la relación con Dios, basta un soplo y una ayuda de la gracia para despertarla a aquella vocación divina que ha sido puesta en ella como imagen de Dios en la creación, y transfigurada en la Pasión y Muerte de Cristo con la gracia santificante» (CORNELIO FABRO, Virtù umane e soprannaturali nelle omelie di Mons Escrivá, o.c., p. 184).

51) Amigos de Dios, n. 93.

52) Cfr. Ef 2, 10; Ef 4, 24; Rom 5, 14. Idea que se puede encontrar en numerosas y bien conocidas enseñanzas conciliares de la Gaudium et spes: «Cristo... manifiesta plenamente el hombre al propio hombre» (n. 22); «El que sigue a Cristo, Hombre perfecto, se perfecciona cada vez más en su propia dignidad de hombre» (n. 41), se trata de una perspectiva que incluye ciertamente la relación entre creación y redención y, en ámbito antropológico, incluye evidentemente la dimensión sanante de la gracia cristiana.

53) Refiriéndose a las enseñanzas del Beato Josemaría Escrivá sobre la naturalidad de la condición del cristiano en el mundo, comenta José Luis Illanes: «Creación y redención son realidades de alcance universal, que se descubren la una a la otra y se entienden y comprenden con plenitud cuando se las contempla en su mutua referencia: la creación, el acto por el que Dios pone en el ser la totalidad del universo, no es un mero otorgar la existencia, sino el inicio de una historia, la llamada a un destino hacia el que Dios encamina lo creado y que, en Cristo, se nos desvela; la redención es la acción por la que Cristo, en obediencia al Padre, asume en sí la totalidad de la realidad para, liberándola del pecado, devolverle la armonía originaria y hacer posible, mediante el envío del Espíritu, que la historia sea efectivamente llevada al fin al que Dios la destina. La naturalidad, la conciencia cristiana sobre la pertenencia al mundo y sobre la posibilidad y el deber de actuar en él con espontaneidad no sólo en cuanto hombre, sino precisamente en cuanto cristiano, no es sino el reflejo existencial de una profunda verdad dogmática, del hecho de que redención y creación, santidad y mundo, eternidad y tiempo, no son dimensiones heterogéneas, sino realidades que se compenetran. (...) Vista y comprendida desde la Encarnación, desde la realidad de un Dios que hace suya la condición humana, la naturalidad se presenta como una realidad plenamente teológica, que implica tanto la normalidad, la pertenencia a una sociedad y a un ambiente, compartiendo cuanto los define, como el testimonio cristiano, la testificación ante esa sociedad y ante ese ambiente —mejor dicho, desde dentro de ellos— del mensaje evangélico, con toda su potencia vivificante» (P. RODRÍGUEZ, F. OCÁRIZ, J.L. ILLANES, El Opus Dei en la Iglesia, Rialp, Madrid 1993, pp. 239-241).

54) Amigos de Dios, n. 74.

55) Ibid., n. 93. Léase lo repropuesto en Surco, nn. 771, 772.

56) Amigos de Dios, n. 206.

57) El uso del concepto «corredención» es muy frecuente en toda la predicación del Beato Josemaría y su estudio atento merecería un trabajo expresamente dedicado. Véase, a título ilustrativo, los siguientes textos: Es Cristo que pasa, nn. 2, 3, 121, 126; Amigos de Dios, nn. 9, 49; Surco, nn. 255, 863, 945; Forja, nn. 26, 55, 374, 674; Via Crucis, comentario a las estaciones XI y XIV.

58) Es Cristo que pasa, n. 120.

59) Ibid., n. 112.

60) Surco, n. 421. Comentando este aspecto de las enseñanzas del Fundador del Opus Dei, Pedro Rodríguez afirma que la renuncia a una cristianización de las estructuras de la sociedad «sería, en realidad, renuncia a la dimensión pública y social de lo cristiano. Pero esta dimensión es consecuencia insoslayable de la lex incarnationis, que se expresa en la vocación cristiana y en la doctrina de la santificación del trabajo. Si prosperase aquella renuncia, el cristianismo ya no sería la religión de Cristo, el Verbo hecho hombre, hombre verdadero, sino una religión espiritualista, de meras interioridades, a la que podría juzgarse por el viejo argumento soteriológico de los Padres griegos, a propósito de la integridad asumida por el Hijo de Dios: “lo que no ha sido asumido, no ha sido salvado”» (P. RODRÍGUEZ, Vocación, trabajo, contemplación, o.c., p. 58).

61) Es Cristo que pasa, n. 125. Esta postura del cristiano, que no es otra cosa que su conciencia de ser ciudadano tanto de la ciudad de los hombres como de la ciudad de Dios, es presentada con singular viveza a lo largo de los puntos de Surco dedicados al capítulo “Ciudadanía” (nn. 290-322), los cuales podrían a su vez ser bien resumidos en estas palabras del Beato Josemaría: «Llegará un día en que los cristianos que viven en el mundo se decidan a ser consecuentes con su fe, a demostrar con las obras que se puede ser a la vez plenamente cristiano y plenamente fiel a la tarea humana» (palabras del 1948, citadas por P. RODRÍGUEZ, Vocación, trabajo, contemplación, o.c., p. 214).

62) «Cristo aparece como el exemplar supremo y la existencia cristiana como exemplata en el Señor. De este modo, imitar a Cristo —esencia de la perfección cristiana— equivale a buscar en la vida ordinaria la unidad, la síntesis redentora de lo más divino y de lo más terreno; pero sin confundir los planos, sin manipular el uno desde el otro, como haría un “clericalista” de inspiración monofisita; y sin separarlos y yuxtaponerlos, a lo que propende un nestorianismo “espiritual”» (P. RODRÍGUEZ, Vocación, trabajo, contemplación, o.c., p. 125).

63) Se trata de una enseñanza demasiado extensa para hacer aquí referencia a textos puntuales. A modo de ejemplo véanse las alusiones presentes en Es Cristo que pasa, nn. 160, 184; Amigos de Dios, nn. 94, 107; Camino, n. 337.

64) La homilía está recogida en Conversaciones con Mons. Escrivá, nn. 113-123. Para un comentario teológico a esta homilía véase P. RODRÍGUEZ, Vivir santamente la vida ordinaria, o.c.. Reflexiones análogas, realizadas a partir de otras homilías, son presentadas por J.L. CHABOT, Responsabilità di fronte al mondo e libertà, o.c., pp. 198-210.

65) Cfr. Es Cristo que pasa, nn. 96, 103-105, 112.

66) Sobre la centralidad de la noción de filiación divina y de la identificación con Cristo en la predicación del Fundador del Opus Dei existen numerosos estudios. Para los aspectos que hemos tratado, véanse F. OCÁRIZ, La filiación divina, realidad central en la vida y en la enseñanza de Mons. Escrivá de Balaguer, en Mons. J. Escrivá de Balaguer y el Opus Dei, EUNSA, 2ª ed., Pamplona 1985, pp. 173-214; A. ARANDA, Il cristiano “alter Christus, ipse Christus”, en Santità e mondo, o.c; C. BERMÚDEZ, Hijos de Dios Uno y Trino por la gracia: la filiación divina, fundamento y raíz de una espiritualidad, en Annales theologici 7 (1993), pp. 347-368; J. STÖHR, La vida del cristiano según el espíritu de filiación divina, en Scripta theologica 24 (1992), pp. 879-893; J, BURGGRAF, Il senso della filiazione divina, en Santità e mondo, o.c., pp. 85-99.

67) Sobre el valor cristocéntrico de la exortación del Beato Josemaría a «ser muy humanos y muy divinos», cfr. I. CELAYA, Unidad de vida y plenitud cristiana, en Mons. Josemaría Escrivá y el Opus Dei, o.c., pp. 329-331.

68) Amigos de Dios, n. 75.

69) Forja, n. 290.

70) Es Cristo que pasa, n. 172.

71) Ibid., n. 166. Cfr. también Via Crucis, estac. VI, n. 3. Véase en este sentido toda la homilía El Corazón de Cristo, paz de los cristianos, dedicada a la fiesta del Sagrado Corazón, también para el aspecto “revelativo” del amor humano de Cristo: «No cabe en esta devoción más superficialidad que la del hombre que, no siendo íntegramente humano, no acierta a percibir la realidad de Dios encarnado» (Es Cristo que pasa, n. 164).

72) Surco, n. 801.

73) Es Cristo que pasa, n. 174. Cfr. ibid., nn. 14, 20.

74) Via Crucis, estac. X, n. 5.

75) Cfr. por ejemplo, Es Cristo que pasa, nn. 10, 126; Amigos de Dios, n. 165; Conversaciones con Mons. Escrivá, n. 114. Sobre la noción de “unidad de vida” en las enseñanzas del Fundador del Opus Dei, véase el estudio ya citado por I. CELAYA, Unidad de vida y plenitud cristiana, en Mons. Josemaría Escrivá y el Opus Dei, o.c., pp. 321-340.

76) Meditación inédita Consumados en la unidad, 27-III-75. Citamos de S. BERNAL, Mons. Josemaría Escrivá de Balaguer. Apuntes sobre la vida del Fundador del Opus Dei, Rialp, Madrid 1976, p. 319. Estas mismas palabras vendrán citadas por Mons A. del Portillo en la homilía pronunciada en la Misa solemne en honor del Beato Josemaría, 18-V-1992, en Romana 8 (1992), p. 30.

77) Cfr. Es Cristo que pasa, nn. 126, 13; Surco, n. 292.

78) Meditación Consumados en la unidad; citamos de nuevo de S. BERNAL, Mons. Josemaría Escrivá de Balaguer..., o.c., p. 319. Sobre el tema véase también lo dicho por J. BURGGRAF, Il senso della filiazione divina, o.c., pp. 93-94.

79) «Esta “unidad de vida”, según el Fundador del Opus Dei, es el reflejo del misterio de Cristo en el cristiano. Por eso, el pasaje del Símbolo Quicumque que presenta a Jesucristo perfectus Deus, perfectus homo era habitual en su palabra y en su pluma para explicar la “unidad de vida”. El misterio de Cristo —formalmente: dualidad de naturalezas en la unidad salvadora de la Persona— es, visto desde este ángulo, como el exemplar supremum de la imagen del cristiano que nos presenta la doctrina espiritual de Mons. Escrivá de Balaguer: imitar a Cristo en la vida ordinaria es buscar continuamente —oración y lucha ascética— la unidad, la síntesis redentora de lo más divino y de lo más terreno» (P. RODRÍGUEZ, Vocación, Trabajo, contemplación, o.c., pp. 119-120).

80) Gal 2, 19-20.

81) «Tú has hecho, Señor, que yo entendiera que tener la Cruz es encontrar la felicidad, la alegría. Y la razón —lo veo con más claridad que nunca— es ésta: tener la Cruz es identificarse con Cristo, es ser Cristo, y, por eso, ser hijo de Dios (...). ¡La Cruz: allí está Cristo, y tú has de perderte en El! No habrá más dolores, no habrá más fatigas. No has de decir: Señor, que no puedo más, que soy un desgraciado... ¡No!, ¡no es verdad! En la Cruz serás Cristo, y te sentirás hijo de Dios». (Palabras citadas de A. ARANDA, Il cristiano “alter Christus, ipse Christus”, o.c., p. 103). Cfr. también Es Cristo que pasa, n. 96.