Cada uno de los pacientes

Entrevista a Dolores López, encargada del Servicio de Lavandería de la Clínica Universitaria de Navarra. Con su trabajo procura crear "un clima familiar, ya que la familia y la persona importan mucho"

Lavadoras para doscientos kilos de sábanas, montañas de toallas, torres de batas que planchar, uniformes… Dolores López, supernumeraria del Opus Dei, se maneja alegre entre grandes máquinas y un concienzudo equipo de 24 personas a cargo del Área de Lavandería en el Servicio de Dietas y Limpieza de la Clínica Universitaria de Navarra. Aquí trabaja de siete y media a dos y reconoce que nunca pensó “encontrar tanto entre tela y tela”.

¿Te gusta este trabajo?

Me apasiona, disfruto muchísimo con él. Sólo me cuesta madrugar, físicamente no paramos, es muy cansado. Pero el trabajo me encanta.

¿Tus primeras impresiones?

El primer día, encontré una empresa con un ritmo de trabajo muy profesiona,l pero recuerdo que gran parte del personal se acercó a saludarme. Hay un clima familiar, no sé cómo explicártelo… La familia y la persona importan mucho. Por ejemplo, aquí la mayoría somos madres de familia, y si tienes que llevar a tu hijo al dentista o ir a un funeral, nadie te pone pegas. Se confía en tu responsabilidad ante el trabajo y en que recuperarás ese día o esas horas en otro momento. Cuando eres madre, eso se valora muchísimo.

Cuando se piensa en la Clínica Universitaria de Navarra, nos imaginamos, médicos, enfermeras, aparatos técnicamente muy sofisticados… nadie piensa en el servicio de lavandería.

No estoy de acuerdo. Yo lo vivo desde dentro. Lo primero que se hace con los nuevos médicos residentes es enseñarles el servicio de Dietas y Lavandería de la Clínica en pequeños grupos. Al ver cómo se trabaja, se asombran y todo lo demás que se les enseña en el día a día, en planta y consultas, adquiere un significado.

¿A qué te refieres?

Coges la bata del médico: la planchas, la repasas y cuidas de que cuellos y puños no estén rozados. ¿Por qué? Porque el modo de vestir del médico refleja el respeto que se tiene a cada paciente.

¿Qué tiene de distinto el servicio de lavandería de la Clínica?

Mira, una vez, un médico de aquí enseñó toda la Clínica a una familia. Al llegar a este Servicio les dijo: “hasta ahora os he enseñado muchas cosas importantes: quirófanos, equipos, salas de consulta… Pero todo eso lo encontráis en muchos otros centros hospitalarios. Lo que os voy a enseñar ahora sólo está así en la Clínica Universitaria”.

¿Y cuál es la clave de ese secreto?

La persona, cada una, tenga la edad que tenga. Esa es la idea que no se te puede ir de la cabeza, su dignidad e intentar que se sienta un poco más en casa. Yo lo noto en la personalización de las prendas. Mira, si es pijama de caballero, ribete beige, de señora, ribete rosa… Tenemos bodies para bebés con muñequitos en rosa o en azul… Yo no digo que el niño se vaya a sentir mejor por estar guapo, pero es muy duro para una madre tener a un hijo enfermo y así, es más agradable… Los médicos de Hemodinámica nos pidieron que hiciésemos unos patucos porque a los pacientes se les quedaban los pies fríos durante las pruebas. También hemos inventado un camisón con velcro que se le puede poner al paciente sin que éste se mueva. Así, evitamos que el paciente de la UCI tenga que estar desnudo y él lo agradece…

¿Cómo os enteráis de lo que le pasa a cada enfermo?

Nuestro principal contacto son las auxiliares y las enfermeras, están mucho rato con la familia, se enteran y te llaman al busca. Lo mismo con los cumpleaños o los aniversarios de boda; avisan a Dietas y se pone algún detalle en la comida con un mantel especial.

¿Llegáis a todo? El tiempo vale oro.

La mayor inversión económica es en maquinaria –hay una máquina que seca, plancha y dobla 500 juegos de sábanas cada hora- pero la inversión humana es capital. Una vez un empresario nos aconsejó trabajar por la noche para ahorrar energía… Pero ¿qué hacíamos con nuestras familias? Contradecía todo el ideario de trabajo. Para ahorrar tenemos otras vías. Con las colchas desechadas se hacen bolsas en bandolera para los goteros y tenemos unos termoparches con los que arreglamos cada agujero recuperando muchas sábanas. El equipo del costurero hace ingeniería.