"Álvaro del Portillo fue un pilar de amor al Papa y de servicio a la Iglesia"

El Colegio de Ingenieros de Caminos de Madrid fue la sede, ayer lunes, de la presentación del libro “Álvaro del Portillo, un hombre fiel”, escrito por Javier Medina Bayo. Entre el público que llenaba el salón estaban Teresa, hermana de D. Alvaro, y un buen grupo de sobrinos y familiares.

Enorme cariño a Don Alvaro, podría ser el resumen de la presentación. Ese afecto es evidente, como se notaba anoche en la alegría de cuantos asistieron para compartir detalles de una vida caracterizada por “la fidelidad y el servicio a la Iglesia”, “por un hombre que tenía y daba paz, que hacía amable la verdad y la lealtad a la Iglesia”, en palabras de Javier Medina Bayo.

Teresa, hermana de D. Alvaro, y un buen grupo de sobrinos y familiares, con el autor de la biografía. Foto: Juan Carlos Gárgoles.

La sede del Colegio en Almagro, 42 fue la mejor para acoger un acto protagonizado por quien fuera Ayudante de Obras Públicas y Doctor Ingeniero. Junto al autor, intervinieron también Alfonso Aguiló, Ingeniero de Caminos y Director del Colegio Tajamar; Manuel Elices, Catedrático de Ciencia de Materiales en la Politécnica de Madrid y miembro de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales; y Juan Antonio Santamera, Presidente del Colegio de Ingenieros de Caminos.

Docencia con convicciones

Santamera calificó a su colega como “un referente espiritual” y aludió a la Ingeniería de Caminos como carrera que “nos prepara para acometer con dedicación y rigor cuanto la vida nos depara”. Aguiló contó cómo conoció a D. Alvaro en 1976 y cómo las dificultades que superó a lo largo de su vida ayudaron a crear y fueron “la forja de un ideal de servicio”.

Alfonso Aguiló, Ingeniero de Caminos y Director del Colegio Tajamar; Manuel Elices, Catedrático de Ciencia de Materiales en la Politécnica de Madrid y miembro de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales; Juan Antonio Santamera, Presidente del Colegio de Ingenieros de Caminos; y D. Javier Medina, autor de la biografía. Foto: Juan Carlos Gárgoles.

Por su parte, Manuel Elices recordó el doctorado honoris Causa que recibió el 29 de enero de 1994 de manos de D. Alvaro, como Gran Canciller de la Universidad de Navarra . Recuerdo que me insistió en “ser generoso, en dedicar tiempo a cada alumno, en darles convicciones contra el egoísmo. Actúa de forma que entusiasmes a un mundo cansado”.

Amor al Papa, sea quien sea

En referencia al período de sede vacante que vive la Iglesia, Medina Bayo destacó en declaraciones a los medios “las manifestaciones de amor filial que tuvo con los romanos pontífices y con la curia vaticana: actuaba como un hijo que sólo desea dar alegrías a su padre”. El autor explicó con detalle los pasos de su causa de canonización.

Aspecto parcial del salón del Colegio de Ingenieros de Caminos de Madrid, ayer durante la presentación de la biografía de D. Álvaro del Portillo. Foto: Juan Carlos Gárgoles.

D. Javier Medina recordó cómo vivió D. Álvaro los cónclaves de 1978, que eligieron a Juan Pablo I y Juan Pablo II: “como aprendió de san Josemaría y lo vivieron en cónclaves anteriores, rezó muy intensamente por el futuro pontífice y se llenó de agradecimiento en cuanto salió la fumata blanca, sin saber quién había sido elegido”.

D. Javier Medina, autor de “Álvaro del Portillo, un hombre fiel”. Foto: Juan Carlos Gárgoles.

Medina Bayo citó una carta de mons. del Portillo al cardenal König, en octubre de 1978, en la que le aseguraba: “Estoy muy unido a sus oraciones, en estos difíciles e importantísimos momentos de la vida de la Iglesia: cuánto rezo y hago rezar por el Sagrado Colegio, para que elija un Papa lleno de vida interior, de prudencia y fortaleza sobrenaturales”.

El autor destacó también “un excepcional servicio a la Iglesia, sin ningún protagonismo, con aportaciones muy importantes a la teología del sacerdocio y a la configuración del estatuto de los laicos, como consultor de varios dicasterios y en su trabajo en el Concilio Vaticano II”.

Alvaro del Portillo (Madrid, 1914-Roma, 1994) era Doctor Ingeniero de Caminos, Doctor en Filosofía y Letras y en Derecho Canónico. Desde su incorporación al Opus Dei en 1935 fue “la ayuda más firme y el colaborador más próximo de san Josemaría”, al que sucedió en 1975 con “la absoluta lealtad al espíritu que el fundador había dejado”, según Medina Bayo. Fue el primer prelado de la prelatura del Opus Dei y consagrado obispo por Juan Pablo II en 1991.

Javier Llorca, Manuel Elices, José María Bastero y Alfonso Aguiló. Foto: Juan Carlos Gárgoles.

Su causa de canonización fue abierta en 2004 y en junio de 2012 Benedicto XVI le declaró Venerable , al confirmar que ha vivido en grado heroico todas las virtudes cristianas y goza de fama de santidad en la Iglesia.

Javier Medina señaló que “durante los 19 años que dirigió la Obra, se comenzó el trabajo apostólico estable en 20 nuevos países. A la vez, impulsó iniciativas de gran alcance social , fomentando la responsabilidad personal de sus promotores directos, con ritmo y armonía, como un hombre que tenía y daba paz”.