Actitud de San Josemaría (julio 1936 – diciembre 1937)

José Carlos Martín de la Hoz, Miembro de la Academia de Historia Eclesiástica, describe la vida, los proyectos apostólicos y la actitud con que afrontó estos difíciles años de la Guerra Civil Española.

Como muestran las meditaciones que predicó en la Legación de Honduras al grupo que lo acompañaba, mantuvo —gracias a la consideración frecuente de la filiación divina— el optimismo y la convicción de que se alcanzaría la paz en España y que podría seguir trabajando en el desarrollo de la Obra.

San Josemaría procuraba estar bien informado de la situación. Le llegaban noticias tanto de los frentes de guerra como de la vida de Madrid, y procuraba desagraviar a Dios por los pecados de los hombres. Suplicaba con insistencia en sus plegarias por el cese de la guerra y de la persecución religiosa. Ofrecía constantes sufragios por los difuntos.

A las personas que le rodeaban les estimulaba ver cómo perdonaba de todo corazón: como Jesucristo, con los brazos extendidos, a los de la derecha y a los de la izquierda. Su preocupación eran las almas. Por lo demás, evitaba hablar de la condición infrahumana en la que se encontraba, y de la “noche oscura del alma” que padecía en aquellos momentos.

Insistía a los que le acompañaban en que no se dejaran llevar por la tristeza o la ociosidad. Organizó un horario, para vivir el plan de vida espiritual, clases de repaso, estudio de idiomas. En definitiva, les urgía a la santidad personal y a la caridad extrema con todos.

En aquellos meses practicó un abundante apostolado epistolar, utilizando un sistema de redacción que sorteaba la censura postal, y que impulsaba a quienes recibían las cartas a no abandonarse espiritualmente, ni caer en el pesimismo.

A. VÁZQUEZ DE PRADA,El Fundador del Opus Dei, ed. Rialp, Madrid 2002, Vol. II, pp. 41-124.