20 aniversario de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz

“Profundizar cada vez más en el conocimiento de Dios y del hombre”. Este es, en palabras de Mons. Javier Echevarría, el fin de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, creada hace ahora 20 años en Roma, y que ya cuenta con 1.400 alumnos de 97 países.

Alumnos de la Universidad.

En 1985, el decreto ‘Dei servus’ dio inicio, hace ahora 20 años, al Centro Académico Romano de la Santa Cruz. A petición del entonces Gran Canciller Monseñor Álvaro del Portillo, la Congregación para la Educación Católica constituyó canónicamente las secciones romanas de las Facultades de Teología y Derecho Canónico de la Universidad de Navarra (España). Los estudiantes inscritos en aquel primer año académico del nuevo “Centro Académico Romano de la Santa Cruz” eran 41, provenientes de 22 países.

Actualmente, la Universidad Pontificia de la Santa Cruz está formada por la facultad de Teología, Derecho Canónico, Filosofía y Comunicación Social Institucional. A las cuatro facultades se añade el Istituto di Scienze Religiose all’Apollinare. Los estudiantes inscritos en el año en curso son 1400 y provienen de 97 países.

El cardenal José Saraiva Martins, actual Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, dijo en el acto de celebración por el aniversario que “para la Universidad de la Santa Cruz el adjetivo ‘Pontificia’ no es, no ha sido nunca, un título meramente decorativo, sino una calificación que la ocupa profundamente, invitándola a una fidelidad activa con el Romano Pontífice y, en unión con el Romano Pontífice, a la Iglesia. Éste es el espíritu que, haciendo eco al celo sacerdotal y apostólico de san Josemaría Escrivá, le infundió su fundador Monseñor Álvaro del Portillo”.

Sin miedo a la ciencia

Mons. Saraiva era Secretario de la Congregación para la Educación Católica cuando la institución académica fue erigida como Pontificia universidad en 1998. A lo largo de su intervención glosó diversos textos del Fundador del Opus Dei sobre el quehacer universitario.

“Ningún investigador –dijo- movido por un interés auténticamente científico, y en términos más amplios, ningún cristiano, puede, con palabras de san Josemaría “tener miedo de la ciencia, porque cualquier investigación, si es verdaderamente científica, tiende a la verdad”.

Monseñor Javier Echevarría, Prelado del Opus Dei y Gran Canciller de la Universidad, hizo referencia en su intervención al horizonte científico del quehacer universitario: “Profundizar cada vez más en el conocimiento de Dios y del hombre con la finalidad de alcanzar una unidad de vida personal y de participar en la tarea evangelizadora de la Iglesia, entrando en diálogo con los hombres de nuestro tiempo”.