Muerte de Fernando. Regreso a Logroño

Biografía de ISIDORO ZORZANO LEDESMA. Ingeniero Industrial. (Buenos Aires, 1902-Madrid, 1943) por José Miguel Pero Sanz.

También Fernando, el hermano mayor de Isidoro, ha llegado a Madrid. Viene para preparar unas oposiciones de ingreso en el cuerpo de Correos. Pronto se siente enfermo: unas altas temperaturas, acompañadas por amodorramiento, son diagnosticadas como fiebres tifoideas. Los parientes se desviven y cuidan con abnegación del muchacho.

Isidoro sufre en silencio y hace todo lo que puede: velar a su hermano, buscar medicinas y mantener informada a la familia de Logroño (procurando no alarmar a mamá). Su carácter introvertido no le ayuda a sobrellevar la difícil situación. Aunque los amigos advierten que lo está pasando mal, únicamente los más íntimos conocen la tragedia: por ejemplo, Sobejano, que trata de apoyar a Isidoro. Pero Zorzano prefiere cargar él solo con la enorme contrariedad.

Las navidades de 1919 debieron de resultar sumamente amargas. Sin sulfamidas ni antibióticos, unas tifoideas podían ser mortales. Finalmente, Teresa se traslada de Logroño a Madrid, para cuidar a su primogénito. Fernando, con veinte años y medio, muere el día 6 de enero de 1920 a las 6 de la mañana. Es enterrado en el madrileño cementerio de la Almudena. Habiendo fallecido por enfermedad infecciosa, de momento resultaba prácticamente imposible trasladarlo a Logroño.

Las noches en vela y, sobre todo, el disgusto no desahogado son evidentes en el rostro de Isidoro, que no se encuentra nada bien. Doña Teresa teme perderlo también y lo lleva consigo cuando vuelve a Logroño. Por otra parte, mamá necesita más que nunca la presencia confortadora del hijo.

El regreso a la capital se dilata varios meses. Pero hay que seguir estudiando: sobre todo, resolviendo problemas-tipo. Desde la academia Mazas le envían, por correo, remesas de problemas. El dibujo y los idiomas son más sencillos de preparar por libre.

De regreso a Madrid, el 3 de mayo se examina Isidoro de Aritmética y Álgebra. Con tantas idas y venidas, la preparación «por correspondencia» no ha bastado, y no supera la prueba. Nuevo disgusto. Pero hay que sobreponerse y apretar en el estudio de las restantes materias.

En estas fechas España se siente convulsionada por la muerte de Joselito. El domingo 16, en Talavera de la Reina, el quinto toro de la tarde, «Bailador», lo empitonó por el vientre y moría pocos minutos después. Un impresionante gentío desfiló, en la capital, ante el cadáver del diestro: su casa madrileña, en la calle Arrieta, no distaba ni dos minutos de la Costanilla de los Ángeles.

El día 21, aprobaba Isidoro el examen de Francés; y dos días más tarde, el de Dibujo lineal y lavado. El martes siguiente supera también el Inglés. Ya puede despreocuparse de las asignaturas «complementarias»; pero le quedan las tres fundamentales.

En los meses de verano dará el definitivo empujón a la Aritmética y Álgebra. Como a la tercera va la vencida, el 22 de septiembre logra el aprobado, que le ha supuesto casi dos años de trabajo. Isidoro acaba de cumplir los dieciocho.