Dios sigue llamando: hacen falta muchos sacerdotes

Mario Vera Juárez, informático nacido en México DF hace 40 años, nunca pensó ser sacerdote, pero “Dios llama, sigue llamando, estoy dispuesto, y ojalá sigan llegando muchas vocaciones”.

Mario Vera Juárez es informático y nació en México DF

Pocas horas antes de recibir la ordenación sacerdotal, Mario Vera  sabe que le espera “muchísimo trabajo” y ve al sacerdote como “un instrumento para contribuir a la felicidad de cada persona”.

Mientras pasea por la explanada del santuario de Torreciudad , Mario Vera comenta que tiene muchas ganas de volver a su país, “donde la gente es muy piadosa, tiene mucha fe, pero falta formación religiosa. Por eso, pienso que la necesidad más acuciante para los mexicanos es recibir doctrina de acuerdo a su edad y a su posición en la vida".

Dios llama y ayuda en todo

Mario, cuarto de siete hermanos, deja  sus diseños de sistemas de información, su docencia y su participación en una granja de avestruces, por una nueva ocupación, que será “vivir el sacerdocio al 100 por cien”. Con su experiencia profesional usará las nuevas tecnología para la evangelización, ya que son “el medio actual de comunicación, forman parte del vivir de la gente; y sobre todo, a través de ellas, el Señor también habla”.

“Estoy pidiendo a muchos familiares y amigos que recen por mí, para que sea “sacerdote santo, docto y alegre”, como pedía san Josemaría , también porque me veo incapaz sin su ayuda. Pero confío en su gracia, porque sé que es Él quien llama, y que cuento y contaré con la ayuda de otras personas, como mis padres y hermanos”.

"Con mi experiencia profesional usaré las nuevas tecnología para la evangelización”

El ahora doctor con una tesis sobre "La Sagrada Escritura en las enseñanzas del pontificado de Juan Pablo II", señala que “nunca había pensado en ser sacerdote, he trabajado con mucha ilusión en lo mío, y a la vez he procurado estar disponible a lo que Dios quisiera viviendo mi vocación al Opus Dei ”.

La dignidad de cada persona

Mario Vera comenta que “son necesarios muchos sacerdotes, que ayudemos a todos a ser conscientes de su inmensa dignidad personal, derivada de ser hijos de Dios. Me parece que las personas que viven conscientes de esa dignidad hacen mucho bien. Lo que quiero es ayudar a la alegría verdadera de mucha gente, aunque yo sea el más necesitado y no esté para dar lecciones”.

Santuario de Torreciudad (fotografía de Eddie Daems)

El diácono mexicano pasa estas últimas horas contestando mails de felicitación, ensayando los ritos litúrgicos y repasando la ceremonia de ordenación. Cuenta que “sigo saliendo a correr, que me despeja mucho, y no dejo de leer novela. Acabo de leer La evolución de Calpurnia Tate , de Jacqueline Kelly”.

Los sacramentos y las vocaciones

Con su experiencia como fiel laico en la Iglesia, sostiene que “lo más importante en el sacerdote es que imparte los sacramentos, y por eso quiero celebrar la Eucaristía con mucha fe, dedicar mucho tiempo al sacramento de la reconciliación y anunciar con fidelidad  la Palabra de Dios”.
"Lo que quiero es ayudar a la alegría verdadera de mucha gente, aunque yo sea el más necesitado y no esté para dar lecciones”

En relación a las vocaciones, afirma que “son necesarios muchos sacerdotes. ¡Hacen falta!  Ya me han dicho que me espera muchísimo trabajo. ¿Qué perfil deben tener? Basta ver un ejemplo que tenemos muy a  mano, ahora: el Papa Benedicto XVI. Cinco  virtudes destacaría de él: la piedad, el estudio, el trabajo, la humildad y la sencillez”.

Mario Vera quiere dedicar mucho tiempo al acompañamiento espiritual . Sostiene que “para la alegría verdadera que decía antes, creo que tenemos un medio que usamos poco, que es la confesión, y resulta  esencial. Tenemos una tendencia fuerte a la autosuficiencia, y por eso nos cuesta aceptar que necesitamos pedir ayuda, en todos los terrenos. Cuando se trata del pecado, sabemos que  solos  no podemos, y hemos de buscar la gracia y el poder de Dios“.

Mario Vera y Josep Maria Viñolas serán ordenados sacerdotes este domingo por el prelado del Opus Dei

Al nuevo sacerdote  no le asustan algunos comportamientos escandalosos que salen a la luz a veces desde dentro de la Iglesia. Piensa que “esos escándalos nos enseñan —a los sacerdotes y a todos los cristianos— a pedir perdón, a reparar  lo que podamos, a rezar más y a poner todo lo que esté de nuestra parte para que no se repitan. Pienso que debemos estar muy unidos al Santo Padre, secundando todo lo que, al respecto, diga y determine”.