Un santo español de nuestro tiempo

En el Mensaje de Cuaresma de este año, el Obispo de Teruel y Albarracín, Monseñor José Manuel Lorca Planes, recuerda un texto del fundador del Opus Dei sobre la conversión cristiana.

Catedral de Teruel

Texto extraído del Mensaje de Cuaresma publicado en “Semilla Evangélica” (26 de febrero de 2006)

Te invito de corazón en esta Cuaresma a ser sincero para con Dios, a convertir tu vida a El. Convertirte significa hacer a Cristo alguien presente en tu existencia. Esa experiencia es algo muy importante y no debes dejarte engañar por otras voces que desorientan tu camino, te ruego que te preguntes en el silencio de tu intimidad: ¿Está Cristo realmente presente en toda mi vida ? ¿O Cristo está simplemente en algunas planes de mi vida? Cuando esto sucede, qué importante es que nos demos cuenta de que quizá yo no estoy siendo todo lo cristiano que debería ser. Convertirte a la verdad, convertirte a Cristo significa llevarle y hacerle presente en cada minuto de tu vida, siempre.

Hay una segunda dimensión de esta conversión: la conversión a la santidad. Dice el Papa, "Toda la vida debe estar dedicada al perfeccionamiento espiritual. En Cuaresma, sin embargo, es más notable la exigencia de pasar de una situación de indiferencia y lejanía a una práctica religiosa más convencida; de una situación de mediocridad y tibieza a un fervor más sentido y profundo; de una manifestación tímida de la fe al testimonio abierto y valiente del propio credo". Es realmente bella esta aventura y tú eres el protagonista, así que levanta la mirada ya caminar, recordando las palabras de San Agustín: Si dijeses basta, estás perdido. Ve siempre a más, camina siempre, progresa siempre. No permanezcas en el mismo sitio, no retrocedas, no te desvíes.

Un santo español de nuestro tiempo, San Josemaría, decía que "conversión” es cosa de un instante; la santificación es tarea para toda la vida. La semilla divina de la caridad, que Dios ha puesto en nuestras almas, aspira a crecer, a manifestarse en obras, a dar frutos que respondan en cada momento a lo que es agradable al Señor. Es indispensable por eso estar dispuestos a recomenzar, a reencontrar -en las nuevas situaciones de nuestra vida -la luz, el impulso de la primera conversión".

Los tiempos son recios, pero la seguridad que nos da el Señor es más fuerte que todo: "si el Señor está con nosotros, quién contra nosotros. …¿quién nos separará del amor de Cristo?... nada ni nadie podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro" (Rm 8,31-38), decía San Pablo con un ímpetu pasmoso y que justificaba así: "Pues no me avergüenzo del Evangelio, que es una fuerza de Dios para la salvación de todo el que cree" (Rm 1,16). El que vive el Evangelio tiene la fuerza de Dios y, ¿quién contra él?

Os deseo, para esta Cuaresma la seguridad en la fe de San Pablo. Os bendice,

José Manuel Lorca Planes

Obispo de Temel y Albarracín