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Ilustrar a los vallisoletanos, especialmente a los jóvenes, pero también a los que visiten esta ciudad y tengan interés en conocer los rincones de Valladolid, en los que dejó su huella San Josemaría Escrivá de Balaguer a lo largo de los más de sesenta viajes que realizó a esta capital entre 1938 y 1949.
Este es el principal objetivo de la novedosa aplicación para dispositivos móviles y tabletas que acaba de lanzar la Prelatura del Opus Dei -coincidiendo con el 25 aniversario de la beatificación en Roma del sacerdote oscense y Fundador de esta institución perteneciente a la Iglesia Católica-, «para que la vinculación de Escrivá de Balaguer con Valladolid perviva en el tiempo», decía el actual prelado del Opus Dei en Valladolid, Ignacio Aparisi, durante la presentación.
«Es un regalo que Valladolid le hace a San Josemaría por estos veinticinco años como santo», decía Aparisi, mientras que Luis Fernández Vaciero, director de la Oficina de Información del Opus Dei, apuntaba que esta app es también un regalo para la capital vallisoletana «porque esta vinculación da solera a la ciudad».
Se trata de una aplicación gratuita, sencilla y fresca; que combina fotografías del Valladolid moderno realizadas por la fotógrafa Henar Sastre y del Valladolid de la época, cedidas por la Fundación Joaquín Díaz; escrita con textos ligeros y que incluye información muy concreta y con un claro perfil divulgativo, que servirá para que los ciudadano se haga una idea clara de la presencia del fundador del Opus Dei en Valladolid. No en vano, esta ciudad fue la tercera del mundo, tras Madrid y Valencia, en la que comenzó establemente esta institución su labor de apostolado, actualmente presente en más de setenta países.
La aplicación hace un completo recorrido por los lugares «históricos» en los que Escrivá de Balaguer dejó su impronta, como la Casa de las Teresianas, en la calle Alonso Pesquera; la Estación del Norte; la catedral; el arzobispado de Valladolid; la Iglesia de Nuestro Padre Jesús de Nazareno; el Colegio Lourdes; los vecinos municipios de Boecillo y Cigales; o el hotel Roma, en donde solía hospedarse antes de la apertura del primer centro, denominado El Rincón, en la calle Montero Calvo.