«To­dos de­be­ría­mos ser cons­cien­tes de que la edu­ca­ción es el sis­te­ma pa­ra sa­lir de la po­bre­za»

Se ha hecho keniano pero no abandona sus raíces granadinas. Dirige Eastland College of Technology, una institución educacional que intenta ofrecer un futuro de esperanza a jóvenes que viven en un país calificado como la joya de África.

NAIROBI. Se autocalifica como un ‘mendigo internacional’ porque últimamente se dedica a recabar fondos en diferentes países para poner en marcha un centro educacional tecnológico en Nairobi.

Andrés Olea (Granada, 1953). Foto: Ismael Martinez Sanchez

Andrés Olea (Granada, 1953), lleva 33 años trabajando en Kenia, un país al que ama y del que posee la nacionalidad por convencimiento. Para este licenciado en Historia, los problemas de la economía, no puede medirse de la misma forma si se vive en países africanos, porque allí estar en crisis significa morirse de hambre.

Ve con verdadera preocupación que haya centenares de miles de estudiantes que se quedan en el camino hacia la Universidad, que es la máxima aspiración de las familias de Kenia. Está convencido de que la educación es la clave para el futuro, y le suma la esperanza.

–¿Qué hace un granadino en Kenia?

«La crisis no se ve igual que en Europa, porque aquí significa morirse de hambre».

–Hace ya 33 años que me decidí a venir a África, y fue animado por otro granadino, Antonio Linares, y sobre todo porque en España no había trabajo y en los años 80 las cosas no estaban nada fáciles. Yo había estudiado Filosofía y Letras, dos años en Sevilla y tres en la Universidad de Granada. Al terminar la carrera encontré clases de Historia en un colegio pero las alegrías fueron cortas, porque no duró mucho, así que a emigrar. Y en aquel momento, lo del inglés no era como ahora. No sabía ni ‘papa’ de inglés, ya que había estudiado francés en el colegio.

En cierto modo podría decir que yo tenía una inquietud dentro, así que me fui a Kenia, para empezar de administrativo en la secretaria del colegio Strathmore School y después con la construcción y creación de Strathmore University en Nairobi. El tiempo ha pasado y realmente son 30 años aquí. Hoy me dedico al proyecto Eastland College of Technology , que es un centro de formación profesional, integrado en Strathmore Educational Trust .

Foto: Ismael Martinez Sanchez

–¿Es verdad que no piensa en la vuelta?

–La verdad es que quemé las naves cuando me vine a esta tierra. Me fui con 28 años de Granada, más de la mitad de mi vida. Me gusta el trabajo, la gente es tan agradable como en España. La vida empieza donde estás, y hoy estoy aquí… mañana, veremos. A veces, no queda tiempo para la nostalgia.

–¿Influyeron sus principios y valores religiosos?

–Vine a Kenia buscando un trabajo, era la primera razón, pero también con el fin de ayudar en la labor que la Prelatura del Opus Dei esta haciendo en que Kenia desde hace más de 50 años ya que soy Numerario del Opus Dei .

–Me imagino que tratan con todo tipo de estamentos sociales y culturales. ¿Hay interés por el conocimiento, en la educación?

«Necesitamos ayuda para nuestro futuro centro tecnológico que costará cinco millones».

–En Kenia hay mucho interés por la educación porque es el sistema para salir de la pobreza. Yo he visto chavales de 13 años que durante las vacaciones pasan cinco y seis horas estudiando para el año próximo. Esto pasa en todos los estamentos sociales, pero especialmente entre los que tienen menos recursos, como es el caso de Eastlands, un barrio de Nairobi formado por trabajadores.

Hoy, el handicap es la educación. Sin ella no hay futuro. Pero toda la enseñanza en Kenia está basada en ir a la Universidad. Muchos generaciones de padres kenianos piensan «si llegas a la Universidad te harás rico». Pero hoy eso tampoco es así, pues ya hay universitarios en paro. Lamentablemente existe un sistema educativo poco racional en Kenia porque todo está enfocado a la Universidad y el sistema educativo es un embudo.

Foto: Ismael Martinez Sanchez

–¿Quiere decir que es una forma de seleccionar?

«Vine a Kenia buscando un trabajo y también con el fin de ayudar en la labor que la Prelatura del Opus Dei esta haciendo en que Kenia desde hace más de 50 años».

–Sí, un camino que comienzan muchos y sólo pueden terminar unos pocos. En Kenia hay nueve millones de estudiantes de primaria. Basta con ver las cifras. Cada año realizan el examen final de primaria 750.00 niños para sólo 350.000 plazas disponibles de entrada a secundaria. Así que, para empezar, a los 14 años 350.000 niños de primaria se quedan en la calle pues no son admitidos en la enseñanza estatal. De esos 350.000 estudiantes que empiezan secundaria sólo 40.000 conseguirán las plazas anuales que oferta el Estado para ir a la Universidad. O sea, que otros 310.000 estudiantes de secundaria quedarán fuera de la universidad.

En definitiva, si hacemos cuentas, de 750.000 estudiantes que comienzan la escuela sólo 40.000 personas alcanzarán la Universidad. Conclusión: 660.000 estudiantes estarán sin futuro. Hay una selección natural muy dura y eso explica que la gente se mate estudiando. Se puede ver que solamente el 1% de los que comienzan los estudios de primaria llegan a la Universidad. En España, supongo que la situación es algo distinta

–A nivel gubernamental hay apoyo a este tipo de actuaciones, a instituciones educativas y sociales que pueden tener su origen fuera del país?

–Primero hay que clarificar que la fundación por la que trabajo, Strathmore Educational Trust, es una fundación keniana y los centros educativos que promueve están totalmente integrados en Kenia, y por el hecho de ser una fundación, el gobierno le da exención de algunos impuestos.

Agustin dando clases en una de las sedes del 'Eastlands Centre'

–¿Qué ofrece un granadino como usted a esos estudiantes sin un futuro demasiado prometedor?

–Bueno, doy lo que puedo: realismo y esperanza. El principal problema es darles esperanza a chavales frustrados que terminan primaria o secundaria. Tras 8 ó 12 años no irán a la Universidad y en el ambiente social, los amigos, la familia te dicen: «tú eres un inútil. Te has pasado la vida estudiando y hoy no eres nadie». Una pena. Así que muchos chicos se quedan en su casa frustrados. Son carne de cañón del ocio y sus consecuencias: drogas promiscuidad, delincuencia…

Por ejemplo, el 50 por ciento de los padres de los chavales que van al centro son chicos de familias desestructuradas, de madres solteras que no tiene marido o fueron abandonadas con o sin violencia de género. Así que ofrecemos esperanza a sus madres e hijos, a chavales de últimos cursos de primaria y de secundaria. A muchos los quiero como si fueran mis hijos.

– ¿Hay problemas por ser blancos. Se les considera extranjeros o existe una verdadera integración...?

«El 50% de los chavales que vienen a Eastland College of Technology provienen de familias desestructuradas, de madres solteras que no tiene marido o fueron abandonadas. Así que ofrecemos esperanza a sus madres e hijos».

–La sociedad keniana es muy abierta, no ha distinción entre blanco, indio y africano. Uno se siente parte del país nada más llegar porque la gente es acogedora y sin complejos. Yo mismo me hice keniano hace 23 años.

–¿Cómo ha influido la procedencia keniana de la familia de Obama?

–Alguna vez he pensado que el fenómeno ‘Obama’ es el producto de la sociedad keniana. Aquí no hay complejos de blancos y negros, no hay sentido de inferioridad como pasa en las sociedades que han tenido ‘apartheid’. Obama que es considerado como africano en USA, ha sabido superar los problemas que los ‘afro-americans’ y ahí lo tiene, es el presidente de América.

–¿Es cierto que necesitan ayuda para el futuro centro de tecnología y que hay instituciones de Granada que ya colaboran?

–La realidad es que mi gran reto es que el Eastlands College of Technology sea una realidad lo antes posible, y para eso necesitamos ayuda. Ya tenemos entidades europeas variadas, como la Fundación Cultura y Sociedad de Granada, pero todos estamos en crisis y tenemos un fantástico sueño que necesita de 5 millones de euros por delante. Como siempre, no tenemos dinero para construir los edificios, pero no falta esperanza y trabajamos para crear un gran colegio para la clase desfavorecida y trabajadora africana.

Foto: Ismael Martinez Sanchez

–¿Habría cambiado su forma de vida si hubiese podido?

–No cambiaría estos años por nada. Me he enriquecido con el contacto con gentes muy diversas y también me ha servido para querer mas a España.

–África es un gran continente con unas enormes posibilidades sin desarrollar, ¿Es cierto que Kenia sería la gran joya de África?

«Kenia es un país que ha sido bendecido por Dios fundamentalmente en su gente, que es muy abierta trabajadora y emprendedora».

–Kenia es un país que ha sido bendecido por Dios fundamentalmente en su gente, que es muy abierta trabajadora y emprendedora. No tiene muchos recursos naturales –aunque en este último año parece que se ha descubierto petróleo en el norte– pero los kenianos valoran mucho la educación y los profesionales del país están trabajando en todo el Este, Sur y Central África. Esto también se debe a la sociedad se ha beneficiado de la presencia de una gran población de expatriados y que en Nairobi este el UNE, la única sede de las Naciones Unidas en un país en vías de desarrollo.

–Tengo entendido que Kenia es mucho más que un territorio de safaris... Las tribus son mucho más que un atractivo turístico.

–Una tribu es una etnia, como lo son los catalanes, los vascos, etcétera. Todos tendemos a mantener nuestras tradiciones, bailes, lengua... Algunas de las tribus están más apegadas a sus tradiciones como pueden ser los masais, pero las otra tribus tienen su propia lengua: kikuyu, dholuo, kalenjin... Hay 42 tribus en Kenia. Uno se puede preguntar si el flamenco se mantiene como un atractivo turístico o es por que a los andaluces nos gusta este canto y estilo.

–¿Cómo se ve Granada desde tantos miles de kilómetros?

–Con cariño.

Foto: Ismael Martinez Sanchez

–¿Vuelve de vez en cuando?

–Por razones de trabajo en los últimos ocho años he visitado Europa mas frecuentemente, y naturalmente Granada. Parte de mi trabajo consiste en buscar fondos para los proyectos.

–¿Le visitan granadinos?

–Pocas veces, estamos muy lejos.

Estudiantes del 'Eastlands Project'.

Visitas a la Alhambra

–¿Qué es lo que más añora de Granada?

–No hay mucho, porque uno se adapta a todo, pero si se empeña en preguntar, quizás los paseos alrededor de la catedral, las visitas a la Alhambra. No olvide que soy un historiador de profesión.

–¿Alguna vez llegan noticias de España a Kenia, y a qué se refieren?

–Pocas veces si descontamos el fútbol, y a mí me gusta el fútbol, sobre todo ahora que el Granada está en primera División. Aquí me llegan también noticias del Atlético de Madrid, que es mi otro equipo, que nos está ayudando en el College.

–¿Le preguntan por la Alhambra, o por el pasado árabe de Andalucía?

–No lo conocen.

–¿Que se traería de Kenia?

–La simpatía, la capacidad de darse, la alegría.

–¿Qué llevaría allí desde Granada?

–La cultura de siglos.

* Artículo publicado originalmente el 15 de abril de 2013.

Juan Enrique Gómez / El Ideal (Granada)