«Prohibido hablar de tú a la señora de la limpieza»

El respeto al prójimo y la ayuda a los mayores on algunos de los valores que fomenta Altair en Amate, una de las zonas más pobres de España y a la que la Junta quiere quitarle el concierto económico.

Montserrat Sánchez, Juan José Holgado, Esteban Guerrero, José Miguel González, José Enrique González, Javier Delgado y Luisma Orts. Foto: Rocío Ruz

ABC «Prohibido hablar de tú a la señora de la limpieza»

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DecíaVoltaire que «los prejuicios son la razón de los tontos» y Albert Einstein pudo constatar dos siglos después que «es más difícil destruir un prejuicio que un átomo». El colegio Altair, que acoge a 1.200 alumnos de Palmete, Los Pajaritos, Su Eminencia, Rochelambert y Juan XXIII, una de las zonas con menor renta per capita de España y de Europa, es una prueba palpable.

Este centro, fundado hace 50 años por el Opus Dei, se ha convertido en uno de los motores educativos y sociales de este populoso distrito sevillano. Lo demuestran sus antiguos alumnos, entre los que hay catedráticos, profesores, ingenieros, médicos, diplomáticos, entrenadores y deportistas de élite; sus buenas notas en Selectividad; su reducido índice de fracaso escolar, más de dos veces inferior al del promedio enAndalucía; o las listas de espera de admisión de alumnos en un centro cuya ratio por clase es la más elevada de la zona.

Sin embargo, la Consejería de Educación no considera ninguno de esos hechos suficientemente relevantes para mantener los conciertos y ha anunciado la suspensión de los mismos para los niveles de acceso a partir del próximo curso.

No es la primera vez (hay cuarenta sentencias en contra de la Junta) y se espera para abril otra del Tribunal Supremo que decidirá si esta nueva resolución se ajusta o no a la ley. Alumnos, padres, antiguos alumnos y profesores cuentan a ABC por qué consideran injusta esta nueva amenaza de la Consejería de Educación que dejaría fuera del colegio a más del 90 por ciento de las familias del barrio.

Luisma Orts, alumno

«Empecé aquí en 2003 y este año termino el grado superior de Administración y Finanzas. Este es un barrio muy humilde y los valores que hacen diferente este colegio son la colaboración entre familias, alumnos y profesores. Como soy de los mayores, soy preceptor y ayudo a alumnos de 9 y 10 años en temas familiares o de estudios. Los preceptores son como amigos con experiencia que te apoyan. No entiendo por qué la Junta está en contra de nuestro modelo educativo. Estudiar sólo con chicos me ha ayudado a tratar mejor a las chicas. Tengo amigos que estudian en colegios mixtos y no tratan a las chicas con tanto respeto como nosotros. Aquí te enseñan respeto, responsabilidad, sinceridad y, sobre todo, solidaridad. Los fines de semana repartimos alimentos a familias necesitadas del barrio».

Montserrat Sánchez, madre de dos alumnos

Montserrat Sánchez Vargas tiene en el colegio a sus dos hijos, de 4 y 7 años. «Soy del barrio, mis hermanos y muchos amigos conocidos estudiaron aquí. Como padres obreros sabemos que nuestros hijos pueden alcanzar aquí un buen nivel formativo y conocemos muchos casos de gente que ha estudiado aquí y que han llegado lejos. Aquí sacan lo mejor de los niños y queremos que ellos tengan una vida mejor que la nuestra. Yo estudié en el Pablo VI, que es un buen colegio, pero no había una educación tan personalizada como la de aquí. No tienen las ayudas extra que tienen mis hijos. Aquí, además, se inculcan buenos valores, entre ellos, la ayuda y el respeto a las personas mayores. Lo he visto en mi niño chico y en cómo se porta con su abuela».

Juan José Holgado, el padre, añade: «Yo estudié en el Vicente Aleixandre y no tiene nada que ver. El nivel de inglés de mi hijo de 4 años es muy superior. Para nosotros sería un drama que suspendieran el concierto. Mi mujer no trabaja y con mi sueldo no podríamos pagar el colegio ni de uno de los dos niños. Respecto a lo de que no haya niñas, no veo el problema. Aquí están sólo por las mañanas, por las tardes se pueden relacionar con niñas. Ayudan muchísimo a los padres en la educación de los hijos, dan muchos cursos sobre respeto y valores. Es un engranaje que funciona bien y que está en un barrio perfecto para esto. Tienen que respetar nuestro derecho a elegir este modelo. Le pido aSusana Díaz que por favor se dé una vuelta por aquí y nos pregunte».

Enrique González y Esteban Guerrero, profesores

José Enrique González es antiguo alumno y profesor de Economía. «Llevo aquí 36 años y tengo 47. Estudié Química en la Universidad. Mi hermano y yo estudiamos aquí. Estar sólo con chicos en el colegio no me supuso ningún problema ni tara. Estoy casado, tengo 3 hijos. El prototipo de familia que viene aquí no tiene estudios superiores. Hay familias en que solo entra un sueldo y otros en los que no entra ninguno».

«Si se quita el concierto, casi ninguna podría continuar. Vendrían otro tipo de alumnos de familias con más recursos económicos y el colegio se hizo para este barrio con el que realiza una gran labor. Los 13 años que estuve dando clases en F.P. tenía mucho contacto con empresas y nos decían: «Preferimos gente honrada, puntual, servicial, trabajadora, meticulosa como vuestros alumnos ante que otros que no sean así aunque alguno sepa más. El colegio oferta una formación espiritual pero desde la libertad más absoluta. Yo no pertenezco al Opus Dei y aquí la mayoría tampoco. El Día de Andalucía vamos a crear un macromapa de Andalucía en el patio con alimentos, preferentemente hechos en Andalucía que nos vamos a traer todos de casa, y se van a a depositar en cada una de las ocho provincias. El colegio, a través de voluntarios, les va a hacer llegar esos alimentos alas familias más necesitadas del barrio».

Esteban Guerrero da clases de Economía en Bachillerato. «He estudiado en centros de educación diferenciada y nunca hubo problema con las chicas. La escuela deportiva más antigua de España la tenemos aquí bajo el lema «creando deportistas con valores».

Por las aulas de Altair han pasado muchos militantes de IU como Manuel Jaén, licenciado en Filología Hispánica, que agradece a su padre, también comunista, que lo metiera en el colegio. «Acertó», dice. También miembros de Juventudes Socialistas como Javier Arenas, que cursó estudios de Ingeniería Industrial y que recién salido de sus aulas, afirmó:«Si quitan los conciertos en Altair es cuando de verdad harían elitista la educación».

José Miguel González, antiguo alumno

José Miguel González Cruz, 56 años, es físico y trabaja en el departamento de ingeniería de una multinacional de las telecomunicaciones. «Yo fui de la tercera promoción del colegio cuando aquí apenas había nada más que un gran barrizal. En el colegio público donde estaba mi hija lo primero que le dijeron fue que estabaprohibido entrar navajas y drogas en el centro. En Altair lo primero que le dijeron a mi hijo fue que estaba prohibido hablar de tú a la señora de la limpieza y que había que tratar con respeto a los profesores y a los compañeros. Aquí no tenemos problemas de navajas y drogas, pero en el barrio hay muchas cosas, claro. Muchos antiguos alumnos me dijeron que si no fuera por Altair, estarían metidos en la droga. Aquí se forman ciudadanos con respeto y responsabilidad.Aquí la letra con sangre entra, pero con la sangre no de los alumnos sino de los profesores».

El portero

Antiguo alumno, el portero de Altair se tuvo que criar con su abuela por los graves problemas de su familia.«Mis circunstancias no han sido fáciles, como la de muchos de los chavales del barrio donde vivo. Familias desestructuradas, en paro, que no llegan a fin de mes, que necesitan de Cáritas y de ONGs para poder comer. Le pido a la señora presidenta de la Junta y a la señora consejera de Educación que no hagan más daño a mi familia y que no juegue con el pan de tantos trabajadores y que no impida que las familias del barrio puedan llevar a sus hijos al colegio que les dé la gana. Es una persecución ideológica, ilegal y discriminatoria. Cuando se meten con Altair, se meten con todo un barrio, con muchos jóvenes que tienen el derecho de formarse y que por encima de todo defienden el colegio».

Javier Delgado, director

Javier Delgado fue alumno de Altair antes de ser profesor y director. «El 90 por ciento de los alumnos que termina aquí la ESO pasa a Bachillerato. En los colegios públicos de la zona sólo pasa el 50 por ciento. El secreto es la atención personalizada y nuestro modelo educativo, que no es ningún capricho. Los ritmos madurativos de los chicos y las chicas son diferentes tanto en maduración como inteligencia emocional. Para nosotros es fundamental respetar igualdad de oportunidades y la dignidad de la persona. Los colegios de educación diferenciada femeninos también son los que sacan mejores notas en selectividad».

«Las familias que traen aquí a sus hijos saben que esto es una obra corporativa del Opus Dei y que se enseñan valores cristianos y es lo que quieren para sus hijos, aunque el 80 por ciento de esas familias no tengan una práctica cristiana habitual. De los 80 profesores que tenemos no hay ni un2 por ciento del Opus Dei y menos aún d alumnos. Hay libertad y aquí no se le come el coco a nadie. Ayudamos a las familias y a los padres en la educación con cursos de orientación familiar y escuelas de padres. Todos los viernes a la 1 sale un grupo de alumnos a visitar a ancianos a un asilo. Son voluntarios pero nunca faltan. El respeto, el orden, el esfuerzo, la responsabilidad, la generosidad y la solidaridad con los demás son nuestros valores».

Jesús Álvarez

ABC