Pablo VI y san Josemaría

Ante la próxima beatificación del Papa Pablo VI, recogemos algunos relatos del trato que tuvo este Pontífice con san Josemaría Escrivá de Balaguer.

Ante la próxima beatificación del Papa Pablo VI, recogemos algunos relatos del trato que tuvo este Pontífice con san Josemaría Escrivá de Balaguer.

Relación con Mons. Montini antes de que fuera Papa

«Escrivá no puede dejar de recordar que Pablo VI, siendo todavía monseñor Montini, fue "la primera mano amiga que yo encontré aquí en Roma; la primera palabra de cariño para la Obra, que se oyó en Roma, la dijo él"».

(Pilar Urbano, El hombre de Villa Tevere, p. 447)

«Pablo VI manifestó gran aprecio a don Álvaro [...]. Se habían conocido en 1943, y tuvieron la primera conversación detenida el 17 de junio. Mons. Montini le recibió a la una y media de la tarde y, a pesar de lo avanzado de la hora para las costumbres italianas, la entrevista duró más de cuarenta minutos. Álvaro, todavía seglar, le explicó los rasgos más destacados del espíritu del Opus Dei, que Mons. Montini comprendió muy bien. Le regaló también un ejemplar de Camino. Por su parte, Mons. Montini le entregó unas medallas conmemorativas del jubileo de Pío XII, y le prometió que rezaría por la Obra».

(Salvador Bernal, Recuerdo de Álvaro del Portillo, pp. 112-113)

«Mons. Montini se interesaba muy vivamente por el Opus Dei, y ese interés se hizo más patente en el año 1945, cuando la terminación de la Guerra Mundial abría perspectivas para un próximo comienzo de la labor de la Obra en Roma y en toda Italia. De dos audiencias que en ese año nos concedió a Salvador y a mí, guardo especial memoria. Me parecieron importantes para la historia del Opus Dei, y por esa razón recogí con más detalle en el "diario" los temas que se abordaron en esas visitas. La primera tuvo lugar el 21 de enero y se prolongó durante media hora. Le habíamos llevado un ejemplar de Camino, que acabábamos de recibir, y de lo que Mons. Montini nos dijo escribí: "Pregunta con mucho interés por la Obra, por su fundación, por el Padre, etc... Insiste mucho en la conveniencia de que el Padre venga cuanto antes a Roma, y pide que se comience pronto a trabajar con los universitarios romanos. Añade que la Obra tiene una misión trascendental que cumplir en el mundo y constituye una verdadera esperanza para la Iglesia". Monseñor, antes de despedirnos, añadió que hablaría al Santo Padre de esta visita y que sería conveniente que tuviéramos otra audiencia con el Papa antes de regresar a España. Él mismo se encargará en su momento de prepararla.

La segunda audiencia fue el 22 de julio, cuando el final de la guerra hacía presumir que el retorno a España podía ser inminente y que próximo pudiera estar también el comienzo de la labor del Opus Dei en Roma. Esta audiencia fue todavía más larga que la anterior —duró cuarenta y cinco minutos—, y ahora Salvador y yo tuvimos que llevar el peso de la conversación, porque Monseñor Montini quiso que le hiciéramos una minuciosa exposición tanto del espíritu como del estado y desarrollo de la Obra; y todavía formuló luego un sinfín de preguntas. Insistió una vez más en que el Fundador se trasladara a Roma lo antes posible, y nos hizo una petición que dejaba adivinar no ya sólo el interés, sino el entrañable afecto que sentía hacia el Opus Dei: nos dijo que deseaba tener una fotografía del Padre. Le enseñamos las pocas de que disponíamos y se quedó con una, en la que don Josemaría Escrivá paseaba por una calle de San Sebastián, charlando con un joven estudiante».

(José Orlandis, Memorias de Roma en guerra, pp. 112-113)

«Como si intuyera que tarde o temprano Pío XII y el fundador del Opus Dei van a tener una continuada relación, Montini empieza ya a "alfombrar" este primer encuentro, con un detalle humano: estando un día con Salvador Canals y otros dos de la Obra, les pide "alguna fotografía del fundador, para poder enseñársela al Papa". Uno de ellos se lleva rápidamente la mano al bolsillo interior de la chaqueta. Saca su billetera. Busca con rapidez y enseguida muestra a Montini una foto pequeña del Padre, de ésas tipo carné que llevan un festón puntiagudo en los bordes. Por un momento duda si es correcto o no hacer llegar hasta las manos del Santo Padre esa fotografía, así, como está: algo amarillenta y escrita por detrás... Montini no puede evitar una sonrisa de asombro, al leer la curiosa dedicatoria que Escrivá trazó al dorso de la cartulina: "Bandido: ¿cómo te portas con tus padres?"».

(Pilar Urbano, El hombre de Villa Tevere, p. 27)

«El lunes, 8 de julio, el Padre tuvo su primera y cordialísima entrevista con Mons. Montini, en la Secretaría de Estado. Algunos días después —el martes, 16— fue recibido en audiencia por el Papa Pío XII. Todavía, avanzado el mes de agosto, volvería el Padre a entrevistarse con Mons. Montini y seguiría en Roma trabajando, a pesar de los calores del "Ferragosto" y del empeoramiento de su estado de salud».

(José Orlandis, Mis recuerdos, p. 151)

«Recuerdo que pocos días después de su llegada a Roma le recibió Mons. Montini, entonces Sustituto de la Secretaría de Estado. Nuestro Fundador le habló extensamente de la Obra, y le contó algunas anécdotas apostólicas. Mons. Montini aseguró que enseguida se las referiría al Santo Padre: "Aquí llegan solamente penas y dolores, y el Papa se alegrará mucho cuando conozca tantas cosas buenas que están haciendo ustedes"».

(Álvaro del Portillo, Entrevista sobre el Fundador del Opus Dei, p. 16)

«Una vez obtenida la aprobación pontificia del Opus Dei, me pareció oportuno pedir a la Santa Sede, en calidad de Procurador General y en nombre del Consejo General de la Obra, el nombramiento de Prelado doméstico para nuestro Fundador. El entonces monseñor Montini no sólo aprobó mi iniciativa, sino que la hizo suya. Estábamos al comienzo de 1947.

Como conocía bien la humildad del Padre, hice las gestiones sin informarle previamente. En la primavera de ese año llegó una carta de Mons. Montini con el nombramiento del Fundador del Opus Dei como Prelado doméstico. Estaba fechado el 22 de abril de 1947. Mons. Montini alababa al Opus Dei y a su Fundador, y añadía que la Obra era una esperanza para la Iglesia. [...] Después nos enteramos de que Mons. Montini había tenido también la delicadeza de pagar de su bolsillo las tasas por el nombramiento».

(Álvaro del Portillo, Entrevista sobre el Fundador del Opus Dei, pp. 17-18)

Primera audiencia de Pablo VI al fundador del Opus Dei

Fotografía tomada durante la audiencia de san Josemaría con Pablo VI el 24 de enero de 1964

"El 24 de enero de 1964, el Santo Padre Pablo VI recibe, en audiencia privada, al Fundador del Opus Dei.

Cuando llega ante el Papa, intenta arrodillarse para saludarle como prescribe el protocolo. Pero Su Santidad no se lo permite: antes, le rodea con sus brazos en un gesto de cariño y cordialidad [...].

Casi al final de la entrevista, dice al Papa que, fuera, está donÁlvaro del Portillo. Pablo VI manda enseguida que entre:

—Don Álvaro...: ¡Nos conocemos ya desde hace veinte años!...

—Santidad, sólo de dieciocho.

Da allora sono diventato vecchio (desde entonces me he vuelto viejo).

Ma no, Santità: è diventato Pietro (No, Santidad: se ha vuelto Pedro)".

(Ana Sastre, Tiempo de caminar, p. 483)

Comentando la labor allí realizada decía: "Es una obra del corazón, es una obra de Cristo, es una obra del Evangelio"

Segunda audiencia de Pablo VI con el fundador del Opus Dei

«El 10 de octubre de 1964, durante una audiencia con Pablo VI, el Papa da a entender a monseñor Escrivá que la solución jurídica para la Obra puede salir en breve, en alguno de los documentos conciliares que se están elaborando».

(Pilar Urbano, El hombre de Villa Tevere, p. 450)

«El 10 de octubre de 1964, el Fundador de la Obra es recibido de nuevo en audiencia privada por Pablo VI. Al final, también quiere que entre don Javier Echevarría, que es quien acompaña esta vez al Padre, para demostrarle su afecto, decirle palabras de buen humor y bendecirle. Una fotografía que se conserva en la Sede Central de Roma, mantiene vivo el recuerdo de esta larga conversación, de la que el Fundador sale muy conmovido por tantas cosas buenas como el Romano Pontífice ha dicho de la Obra. Además, Pablo VI le entrega un cáliz en cuya base campea el escudo pontificio y un "Chirografo" (carta manuscrita)».

(Ana Sastre, Tiempo de caminar, p. 484)

«No puedo olvidar su júbilo cuando salió de la audiencia del 10 de octubre en 1964, en la que Pablo VI le entregó un quirógrafo, en el que se alaba la labor del Opus Dei, y le obsequió con un cáliz igual al que había regalado al Patriarca Atenágoras».

(Javier Echevarría, Memoria del Beato Josemaría Escrivá, p. 346)

Inauguración del centro ELIS (21-11-1965)

Faltaban pocas semanas para la ceremonia de clausura del Concilio, fijada el 8 de diciembre de 1965, cuando el Papa manifestó su deseo de inaugurar antes elCentro ELIS. Era este Centro una obra social educativa para la juventud obrera, situada en el barrio Tiburtino de Roma. El proyecto venía de años atrás, cuando Juan XXIII decidió destinar los fondos recogidos con motivo del ochenta cumpleaños de Pío XII a una labor social, y encomendar la realización y gestión al Opus Dei.

Mons. Dell’Acqua precisó que era voluntad del Papa que la inauguración se celebrase durante una de las sesiones del Concilio Vaticano II. De manera que los Padres conciliares, si querían, pudieran visitar el Centro y apreciar la solicitud del Pontífice para con los estratos sociales más necesitados de ayuda religiosa y profesional, y el afecto del Papa al Opus Dei.

El Santo Padre Pablo VI visitando las instalaciones del Centro ELIS

El 21 de noviembre Pablo VI inauguró la parroquia y los edificios anejos. El Santo Padre, en el discurso oficial pronunciado en los locales del Centro ELIS, agradeció con palabras encendidas a cuantos habían hecho realidad el proyecto, «una prueba más del amor de la Iglesia».

Comentando la labor allí realizada decía: "Es una obra del corazón, es una obra de Cristo, es una obra del Evangelio; toda ella orientada en beneficio de los que la usan. No es un simple albergue, no es una simple oficina o una simple escuela, no es un campo deportivo cualquiera: es un centro en el que la amistad, la confianza, la alegría, constituyen el ambiente; donde la vida halla su dignidad propia, su auténtico sentido, su verdadera esperanza; es la vida cristiana, que aquí se afirma y se desenvuelve y que aquí quiere demostrar en la práctica muchas cosas de interés para nuestro tiempo."

En un momento del discurso, el Papa dijo:"Nuestra presencia manifiesta hasta qué punto este lugar, esta obra, estas personas, gozan de nuestra simpatía y de nuestra confianza; más aún, las consideramos ministerio nuestro, tanto personal como apostólico. En una palabra que lo resume todo: Nos sentimos felices, ¡muy felices!, -intercaló el Papa esta repetición en el discurso escrito, que sólo lo afirmaba una vez- por estar aquí hoy con vosotros y para vosotros."

Por su parte, contestando al discurso del Papa, trazó el Fundador una breve historia del nacimiento del Centro y su función de servicio a la juventud, que aprenderá cómo el trabajo santificado y santificante es parte esencial de la vocación del cristiano.

Antes de subir al coche, después de haber pasado allí más de dos horas y media, el Papa abrazó a Mons. Escrivá de Balaguer y le dijo en voz alta: "Tutto qui, tutto qui è Opus Dei" "¡Aquí todo es Opus Dei!".

(Andrés Vázquez de Prada, El Fundador del Opus Dei, III)

«Aún tengo fresco en mi memoria el recuerdo de aquella visita de Pablo VI al Centro Elis el 21 de noviembre de 1965, día de su inauguración [...]. Junto al Elis está la iglesia parroquial de San Giovanni Battista al Collatino, confiada a sacerdotes del Opus Dei. El Papa se entretuvo en la visita bastante más tiempo del previsto. Celebró la Santa Misa, bendijo una imagen de la Virgen destinada a la Universidad de Navarra y visitó detenidamente los locales del centro».

(Cesare Cavalleri: en Álvaro del Portillo, Entrevista sobre el Fundador del Opus Dei, p. 19)

«Acude al Tiburtino, para inaugurar solemnemente el Centro ELIS, que ya está construido y funcionando, junto con una amplia residencia, una escuela hotelera y una parroquia anexa, encomendada también a sacerdotes de la Obra.

Disfruta Pablo VI en ese acto. Recuerda que, años atrás, recién terminada la guerra mundial, pasaba él por ese barrio romano. Unos muchachos callejeros le suplicaron:

—¡Denos trabajo! ¡Denos trabajo!

—¿Qué sabéis hacer?

—Todo... Bueno... nada.

La respuesta no pudo ser más lacerante. Ahora ve hecha realidad una satisfacción a aquella demanda. Y como Escrivá le pide la bendición para todos los que están allí, en esos nuevos edificios, Pablo VI le propone: "benediciamo insieme", bendigamos juntos, los dos a la vez. Escrivá, conmovido por esa deferencia del Papa, se hinca de rodillas y baja la cabeza.

El fundador del Opus Dei dirige unas palabras al Santo Padre durante el acto.

Poco después, cuando Pablo VI se despide, ya en la puerta, monseñor Escrivá vuelve a arrodillarse sobre el suelo mojado por la lluvia, para besarle el anillo. Pero el Papa, asiéndole por los codos, lo levanta con energía y, mientras le abraza, dice: "Tutto, tutto qui è Opus Dei!" ¡Todo, todo aquí es Opus Dei!».

(Pilar Urbano, El hombre de Villa Tevere, p. 448)

Última audiencia con Pablo VI

El 25 de junio de 1973 obtuvo el Fundador una audiencia con Pablo VI; la última de su vida. El Papa le saludó afectuosamente. Habían pasado cinco años desde el anterior encuentro:

— ¿Por qué no viene a verme más a menudo?, se quejó el Papa.

Sobrevino un repentino silencio, que enseguida salvó el Fundador contando el desarrollo de la Obra, en todos aquellos años, por los cinco continentes. De cuando en cuando Pablo VI le interrumpía y, mirándole con admiración, exclamaba:

— «Usted es un santo».

— No, no. Vuestra Santidad no me conoce. Yo soy un pobre pecador.

— «No, no. Usted es un santo», insistía el Papa.

Abrumado y lleno de vergüenza, el Fundador desvió de su persona las alabanzas: — En la tierra no hay más que un santo: el Santo Padre.

(Pilar Urbano, El hombre de Villa Tevere, pp. 430-431)

A veces le interrumpía dejándose llevar por algún elogio o simplemente exclamando: "Usted es un santo"

San Josemaría con alumnos del Colegio Romano de la Santa Cruz en 1973. El 25 de junio de 1973 san Josemaría tuvo una audiencia con el Papa Pablo VI

«El Padre habló al Papa de temas muy sobrenaturales, y le puso al día sobre el desarrollo de la Obra y los frutos que el Señor concedía en todo el mundo. Pablo VI se alegró mucho, y a veces le interrumpía dejándose llevar por algún elogio o simplemente exclamando: "Usted es un santo". Lo sé porque, al terminar la audiencia, vi que el Padre tenía un aspecto más bien apesadumbrado, casi triste. Le pregunté el motivo, pero en un primer momento no quiso responderme. Después me contó que el Papa le había dicho aquellas palabras y se había llenado de vergüenza y de dolor por sus propios pecados hasta el punto de protestar filialmente al Papa: "No, no. Vuestra Santidad no me conoce. Yo soy un pobre pecador. Pero el Papa le insistió: "No, no, usted es un santo". Entonces el Fundador replicó lleno de emoción: "En la tierra no hay más que un santo: el Santo Padre"».

(Álvaro del Portillo, Entrevista sobre el Fundador del Opus Dei, pp. 19-20)

«En una audiencia privada, tenida el 25 de junio de 1973, nuestro Padre informó al Papa Pablo VI de la buena marcha del Congreso General Especial. El Papa escuchó con alegría esas noticias, y animó a nuestro Fundador a que siguiera adelante, en vista de la definitiva solución jurídica del problema institucional de la Obra».

(Álvaro del Portillo, Carta, 28-XI-1982, en Rendere amabile la verità, pp. 73-74)