Los valores escondidos de la Naturaleza

Emilia es ingeniera forestal en la delegación de medioambiente de Albacete. La encíclica “Laudato Si”, sobre ecología, fue un gran aliento para su trabajo y, también, un impulso para animarse a enseñar la importancia de cuidar el medioambiente a las estudiantes que asisten a la Asociación Cultural Encella, una labor apostólica del Opus Dei.

Emilia dedica su jornada laboral a la atención de los bosques en las Sierras de Alcaraz y Segura (Albacete). Por su trabajo, es muy consciente de que el buen estado del medio natural no depende sólo de la gestión de los profesionales como ella, sino también del comportamiento de todas las personas, incluso en los núcleos urbanos.

Para Emilia, las palabras del Papa fueron el aliento definitivo para comenzar una actividad de cuidado del medioambiente con las estudiantes de la Asociación Cultural Encella, en la que ella colabora como monitora

En 2015, el Papa publicó la encíclica Laudato Si´, una invitación para todos los habitantes de la tierra, no solo cristianos, a cuidar la casa común. Para Francisco, los crecientes problemas ecológicos -la contaminación la acumulación de basura, la cultura del descarte, el cambio climático, la escasez de agua o la perdida de la biodiversidad- contribuyen directamente al deterioro y destrucción del ser humano, y viceversa. “No puede ser real un sentimiento de íntima unión con los demás seres de la naturaleza si al mismo tiempo en el corazón no hay ternura, compasión y preocupación por los seres humanos“ (cfr. n.91 de “Laudato Si”).

Para Emilia, las palabras del Papa fueron el aliento definitivo para comenzar una actividad de cuidado del medioambiente con las estudiantes de la Asociación Cultural Encella, en la que ella colabora como monitora. “Comenzamos una actividad de sensibilización, ya que la niñez es el mejor momento para construir hábitos”.

Unas cuantas salidas al campo en las que las participantes han recibido las nociones básicas de reciclado, sembrado de árboles, limpieza de residuos en un área forestal... La cultura urbana y las prisas del siglo XXI están tan a la orden del día que las pequeñas del club Encella se iban sorprendiendo de todo: el silencio, la belleza de la naturaleza e incluso los olores… “Nunca había olido el tomillo”, confesaba una de ellas.

La actividad no tiene grandes pretensiones, sin embargo, puede ayudar a mostrar un estilo de vida muy enriquecedor, ya que en la naturaleza uno aprende que no necesita tener muchas cosas para ser feliz

La actividad no tiene grandes pretensiones, sin embargo, puede ayudar a mostrar un estilo de vida muy enriquecedor, ya que en la naturaleza uno aprende que no necesita tener muchas cosas para ser feliz. Como dice el Papa en la Encíclica, es necesario “apostar por otro estilo de vida que pasa por la espiritualidad ecológica (…) Mientras más vacío está el corazón de la persona, más necesita objetos para comprar, poseer y consumir” (cfr. n.204 de “Laudato Si”).