“Le pedía a Dios que dejara de darme palos”

La crisis económica afecta a miles de familias y la falta de recursos ha obligado a realizar ajustes en muchas casas. Las situaciones son duras pero no todo es negativo. Óscar nos cuenta cómo han afrontado este momento en casa.

Óscar con tres de sus hijos
"Óscar ha concentrado en seis años de matrimonio lo que muchos no contarán ni en sus Bodas de Plata: una grave enfermedad, la pérdida de su trabajo, cuatro hijos y uno en camino"

Óscar ha concentrado en seis años de matrimonio lo que muchos no contarán ni en sus Bodas de Plata: una grave enfermedad, la pérdida de su trabajo, la creación de una empresa, cuatro hijos y uno en camino. Así, con 33 años, ha madurado a marchas forzadas y cambiado puntos de vista, antes inamovibles. “Cuando estás por los suelos, sólo tienes dos opciones o levantarte o ahogarte en tu desgracia. Yo he pasado momentos en los que ya no podía tirar de fuerza de voluntad pero tenía otras fuentes de energía externas: mi hogar y Dios. Los cristianos tenemos unas agarraderas tan fuertes que levantarte, si no fácil, tampoco es imposible. Es casi una cuestión de honestidad con uno mismo, de cumplir con lo que se es: padre, esposo, cristiano".

La crisis de Óscar comenzó tras serle diagnosticada una hernia discal que terminó con una intervención quirúrgica. El día antes de la operación fue despedido. “Me indigné con todo y con todos. Después, la operación salió mal y mi esposa Marta tuvo que cargarse a la espalda la familia y su trabajo. En esos momentos esperábamos nuestro cuarto hijo y la situación familiar era bastante complicada, nuestro hijo mayor tenía tres años. Marta estaba agotada y yo, en cama, me sentía inútil, no sólo por no poder ayudar sino porque, aunque cobraba el paro, sentía que era un dinero que no ganaba, por mucho derecho que tuviera a él".

Óscar con tres de sus hijos

Un "no" rotundo

La lenta recuperación de Óscar, en plena crisis de empleo en España, le hizo plantearse otras salidas laborales y emprender su propio negocio: “Soy veterinario así que elaboré un plan de negocios sobre el mejillón cebra. La idea era proteger instalaciones hidráulicas del asentamiento biológico de esa especie invasora. A pesar de las dificultades de financiación, conseguí crédito bancario. Eso me animó mucho porque significaba que mi proyecto era bueno y yo había sido capaz de transmitir confianza". Óscar contactó con dos expertos en mejillón cebra en Holanda. Ambos vieron viable el proyecto de Óscar y se asociaron. Pero cuando llegó el momento de convencer a las empresas para la instalación, todas dijeron un rotundo no: “Ahí me derrumbé".

“Después de sufrir ese revés, seguía rezando porque soy una persona de fe, pero yo estaba enfadado con Dios"

Óscar es supernumerario del Opus Dei y explica que “después de sufrir ese revés, seguía rezando porque soy una persona de fe, pero yo estaba enfadado con Dios, muy enfadado. “Deja de pegarme golpes", le decía. Sin embargo, los problemas iban en aumento; me di cuenta que no había dedicado a mis hijos tiempo ni a mi mujer la dedicación y el cariño que ella necesitaba y todo por estar absorbido por un proyecto que, en ese momento, yo veía fracasado".

El cansancio y el agobio se iban acumulando en el día a día de Óscar. “Supongo que la juventud es la causa de que me sobre pasión y me falte reflexión. Así que si algo he de agradecer a la crisis es que me ha hecho madurar: pensar y reflexionar".

Mejorar la comunicación en el matrimonio

Óscar reconoce que en el terreno laboral fue más fácil: “no me costó mucho darme cuenta de que yo soy un técnico y que no tengo ni idea de gestión empresarial ni de gestión comercial. Busqué un gestor y lo encontré: un gestor, un empresario, un socio y, además, un amigo. El proyecto ha empezado de nuevo a andar y pronto verá la luz".

"Empecé a hacerme una lista diaria de cosas buenas que me pasaban. Al principio no me salían más de dos o tres. Ahora, de doce no baja"

Marta y Óscar vieron también que debían reforzar su matrimonio con más comunicación: recuperar conversaciones, intercambiar con más frecuencia los puntos de vista y la puesta en común de sentimientos buenos y malos, etc. "Vimos que en los momentos más difíciles era cuando más debíamos hablar. Cuando estás en plena crisis es bueno tener fe en algo para entender que lo que pasa ahora tiene un sentido que se verá en el futuro. Y, por cierto, estamos esperando nuestro quinto hijo".

Una lista diaria con cosas buenas

Entre sus muchas reflexiones, Óscar dice que ahora valora cosas a las que antes no daba importancia: “En tiempos de crisis sólo vemos lo negativo. Y es cierto que si falta el dinero la vida es más difícil pero las cosas buenas siguen ocurriendo. Por eso empecé a hacerme una lista diaria de cosas buenas que me pasaban. Al principio no me salían más de dos o tres. Ahora, de doce no baja: lo agradable que es pasear y no ir en coche, los cinco minutos de conversación con un amigo que me he encontrado por la calle, despertarme junto a mi mujer por la mañana, jugar con los críos y otras muchas. Marta también se la hace y nos la contamos. Yo deseo estar mejor económicamente pero por no conseguirlo no dejaré de valorar y agradecer lo bueno que me pasa cada día".

“¿Qué he aprendido de la crisis? Sobre todo que es un parón que sirve para replantearte todo de otra forma, un trago de humildad para aceptar que todo el mundo tiene su parte de razón, que tu camino no era correcto, una etapa para darme cuenta de que lo mejor de mi vida está en una casa llena de energía a la que estoy deseando llegar cada día. Y también que es fácil estar con Cristo en el Tabor y muy difícil en la Cruz".