La primera romería

"La fundación del Opus Dei". Libro escrito por John F. Coverdale, en el que narra la historia del Opus Dei hasta 1943.

La devoción a la Santísima Virgen tenía un lugar de primer orden en el plan de vida espiritual que Escrivá bosquejó para los miembros del Opus Dei. Preveía el rezo diario de las tres partes del Rosario, del Ángelus y otras prácticas de devoción mariana. Escrivá sintió, además, la necesidad de manifestar de un modo concreto la devoción a la Virgen durante el mes de mayo, que la Iglesia tradicionalmente le ha dedicado. Encontró la solución a raíz de un suceso en la vida del Opus Dei.

Fernández Vallespín contó a Escrivá que durante el verano de 1933 un ataque de reumatismo estuvo a punto de impedirle terminar el proyecto de fin de carrera de Arquitectura. Si no lo entregaba a tiempo, perdería el año académico. Había rezado a Nuestra Señora y le había prometido que, si lograba completar el proyecto satisfactoriamente, haría una romería al Santuario de Sonsoles, situado a las afueras de Ávila. Había conseguido presentarlo antes de pedir la admisión al Opus Dei, pero todavía no había cumplido su promesa. Escrivá se ofreció a acompañarle, no en una romería pública, sino en un grupo de tres formado por ellos dos y Barredo.

El 2 de mayo de 1935 tomaron el tren de Madrid a Avila y a continuación anduvieron los cuatro kilómetros hasta el santuario. Rezaron cinco misterios del Rosario durante el camino. El santuario se veía a lo lejos, en lo alto de una pequeña colina. En un momento dado, sin embargo, lo perdieron de vista unos instantes. Escrivá convirtió este episodio en una parábola de la vida espiritual: “Así hace Dios con nosotros muchas veces. Nos muestra claro el fin, y nos lo da a contemplar, para afirmarnos en el camino de su amabilísima Voluntad. Y, cuando ya estamos cerca de Él, nos deja en tinieblas, abandonándonos aparentemente. Es la hora de la tentación: dudas, luchas, oscuridad, cansancio, deseos de tumbarse a lo largo… Pero, no: adelante. La hora de la tentación es también la hora de la Fe y del abandono filial en el Padre-Dios. !Fuera dudas, vacilaciones e indecisiones! He visto el camino, lo emprendí y lo sigo” [1] .

En el santuario rezaron otros cinco misterios del Rosario, y los cinco últimos en el trayecto de vuelta a la estación del tren. El camino les llevó por campos de trigo maduros. Escrivá cogió unas pocas espigas de trigo: “Vino entonces a mi memoria un texto del Evangelio, unas palabras que el Señor dirigió al grupo de sus discípulos: ¿No decís vosotros: ea, dentro de cuatro meses estaremos ya en la siega? Pues ahora yo os digo: alzad vuestros ojos, tended la vista por los campos y ved ya las mieses blancas y a punto de segarse (lo IV, 35). Pensé una vez más que el Señor quería meter en nuestros corazones el mismo afán, el mismo fuego que dominaba el suyo” [2] .

Al regresar de Sonsoles, Escrivá estableció la costumbre de que todos los años los fieles del Opus Dei honrarían a la Virgen de esta manera en el mes de mayo: con una romería sencilla y penitente, hecha en un pequeño grupo, con el fin de ayudar a todos a tener más devoción a Santa María.

[1] AGP P01 1985 p. 497

[2] Ana Sastre. Ob. cit. p. 184