Enganchadas a la solidaridad

Trabajando con mujeres en riesgo de exclusión, o dejando una vida atrás para ayudar en un hospital africano. Ellas son el vivo ejemplo de que ayudar a quienes más lo necesitan compensa.

Mujer Hoy Enganchadas a la solidaridad (PDF)

*****

Hospital Monkole

¿Qué hacen? Proporcionar asistencia sanitaria, con atención al área materno infantil.

Sus voluntarios. Quienes tienen formación sanitaria prestan sus servicios junto a médicos y enfermeras. También se realiza voluntariado en áreas administrativas o en la logística.

Una frase: "Todo el mundo se merece una sanidad de calidad y digna. En Monkole intentamos ser excelentes con los medios que tenemos", dice Ordovás. +Info: ebale.org

    Sanidad para todos

    Hace unos meses, Fátima Delgado atravesaba la selva congoleña camino del consultorio de una aldea. Allí, los pacientes que no podían trasladarse a Kinshasa la esperaban con los brazos abiertos. Como las decenas de niños y bebés que vería cuando volviera a la capital de la República Democrática del Congo y comenzara su turno en el área de Pediatría del hospital Monkole.

    Gracias a su trabajo y al de sus compañeros, dos recién nacidos al borde de la muerte pudieron salir adelante, y cientos de congoleños recibieron el tratamiento que necesitaban. Fue durante sus vacaciones estivales. "Era un sueño que tenía y la experiencia ha sido mejor de lo que imaginaba", dice esta pediatra de 29 años.

    Como Fátima, la farmacéutica Mayte Ordovás también aprovechó la oportunidad que se le presentó para ayudar a otros en Kinshasa. En su caso, el viaje incluía una larga estancia y dos compañeros: su marido y su hijo recién nacido. "Cuando preparamos el viaje de novios propuse África, pero mi marido dijo que si íbamos algún día prefería que fuera para ayudar. Y así ha sido", recuerda Mayte, que asegura que renunciar a su vida no les costó demasiado.

    "Nos gustaba la misión del hospital, porque es el único del país que atiende a todos los pacientes, independientemente de sus recursos. Cuando nos dijeron que buscaban un perfil como el de mi marido y una farmacéutica, decidimos embarcarnos en esta aventura que dura dos años", cuenta. Mientras habla, se escucha a su segundo hijo. Nació en España aunque llegó a Kinshasa con menos de un mes. Allí no siempre tienen luz o agua, pero "no nos falta de nada y pasamos más tiempo juntos".

    El hospital recibe 80.000 visitas al año, en un país donde más del 70% de la población vive en extrema pobreza. Aunque se atienden todas las especialidades, empezó siendo materno infantil. "Anualmente, más de 30.000 mujeres y de 10.000 niños mueren en el parto o los días posteriores", afirma esta farmacéutica que aún no tiene billete de vuelta.

    Beatriz González

    Mujer Hoy