Decenas de chicas dedican el verano a echar una mano en países al límite

Ayudan a ancianos y niños y trabajan en el acondicionamiento de centros

Son jóvenes pero sobradamente preparadas. También valientes y decididas y con las ideas claras. Y, sobre todo, comprometidas y dispuestas a echar una mano en cualquier momento y lugar del planeta tierra donde puedan ser útiles y aportar su granito de arena para lograr un mundo mejor y más justo.

En lugar de irse a la playa o a la montaña con la familia o con los amigos durante sus vacaciones estivales han preferido coger los bártulos con lo justo y necesario para vivir, pero también disfrutar, de una experiencia distinta. Más dura y nueva para muchas, pero que, según cuenta alguna de ellas, mucho más plena y reconfortante, como es ayudar a los demás. Medio centenar de chicas de las asociaciones juveniles Artes y Trechel de Castilla y León han dedicado parte de su verano a echar un mano a los que menos tienen y más lo necesitan. Y lo han hecho en dos proyectos de voluntariado subvencionados por la Fundación Kumen en Croacia y Rumanía. Concretamente, en dos pequeños pueblos: Velika Gorica, en territorio croata, y Carei, en tierras rumanas. Lugares en los que sus habitantes viven al límite y con lo mínimo para subsistir a duras penas. «Ha sido una experiencia muy positiva. Ahora te das cuenta de muchas cosas y valoras más lo que tenemos y disfrutamos en nuestro país, pese a la crisis», explica a La Razón María Monfá, una joven vallisoletana de 27 años, monitora de la Asociación Trechel, mientras recuerda la precariedad de las instalaciones donde estaban o las carreteras para llegar así como el escaso material existente para trabajar. Aunque tiene experiencia en este tipo de proyectos, ya que ha que ha estado anteriormente en África y Hungría, Monfá ha participado durante la segunda quincena de julio en el proyecto de voluntariado de Carei , en Rumanía, en compañía de otras 34 adolescentes de nuestra Comunidad, y de otras quince jóvenes más de otros lugares de España.

Medio mes en el que estas chicas han hecho de todo. Desde ayudar a los ancianos del asilo del municipio así como a los niños del orfanato, que viven en serio peligro de exclusión social, hasta acompañar a los enfermos y jugar con personas con alguna discapacidad. También se han arremangado para limpiar y acondicionar los centros sociales y residenciales de la localidad. Quince días en los que han pintado habitaciones, vallas y puertas y han realizado labores de jardinería. Pero también han tenido tiempo para el ocio en el que han podido conocer gente y compartir experiencias inolvidables.

R. Ortega // La Razón CyL