Cooperar con proyectos profesionales

Cerca de medio centenar de antiguos alumnos del colegio Gaztelueta -obra corporativa del Opus Dei en Vizcaya- colaboran con su tiempo y experiencia profesional en los proyectos de Cooperación al Desarrollo que desde 1991 promueve la ONG Zabalketa. Presente en 9 países, ayuda a más de 20.000 beneficiarios directos.

Un voluntario de Zabalketa.

Iñigo y Eduardo son antiguos alumnos del colegio Gaztelueta, obra corporativa del Opus Dei en Las Arenas (Vizcaya). Los dos tienen varios años de experiencia profesional en el mundo de la auditoria financiera. Ahora, han querido cambiar sus vacaciones laborales por seguir trabajando en proyectos de Cooperación al Desarrollo promovidos por Zabalketa.

Antiguos alumnos comprometidos

Zabalketa nació como una asociación civil con la intención de impulsar proyectos en países en vías de desarrollo. Durante varios años realizó campos de trabajo en Perú a los que acudieron muchos antiguos alumnos de distintas especializaciones profesionales: Derecho, Economía, Medicina, etc.

Desde 1993 se impulsaron proyectos más ambiciosos que necesitaron la estabilidad de profesionales con experiencia. Este tipo de proyectos superaba la capacidad de generar fondos de Zabalketa y se acudió a las subvenciones oficiales que empezaban a articularse desde las instituciones.

Hasta la fecha se han promovido más de 30 proyectos diferentes con más de 25.000 personas beneficiadas directamente. De la presencia original en Perú se ha pasado a otros ocho países más: México, Colombia, República Dominicana, Ecuador, Bolivia, Kenya, Costa de Marfil y Nigeria. Colaboran en la financiación de proyectos: Gobierno Vasco, Diputación de Vizcaya, Ayuntamiento de Getxo, Ayuntamiento de Leioa, y numerosos socios y donantes privados.

“La experiencia es brutal: pasar de trabajar en una empresa altamente competitiva en la que el afán de beneficio es el objetivo inmediato, a hacerlo en el entorno social precario de las economías de subsistencia”, comenta Iñigo Guinea tras dos meses de estancia en Perú.

También para Eduardo Elorriaga la experiencia en la República Dominicana ha sido especial: “He pasado de estar 10 horas al día en un despacho analizando balances a tener que hacer de todo: dar clase a los agricultores, colaborar como bombero voluntario en el rescate de algunos niños arrastrados por las riadas, etcétera”.

Ganarse el pan en la selva amazónica

Imagen de uno de los proyectos emprendidos por Zabalketa.

Iñigo se desplazó hasta Iquitos, en la selva amazónica, para incorporarse al equipo de “El Huambrillo”, un albergue para niños abandonados que Zabalketa mantiene desde hace años. “Se trataba -comenta Iñigo- de estudiar los posibilidades comerciales de la panadería industrial que tiene el albergue”. En su momento, y con ayuda del Ayuntamiento de Getxo, se dotó al Huambrillo de unos talleres ocupacionales para que los beneficiarios del proyecto pudieran formarse en distintos oficios. La panadería era uno de ellos. Ahora, se aprovecha el equipamiento y la experiencia para realizar de forma simultanea actividades productivas que produzcan ingresos suplementarios para el Albergue.

“Hemos diseñado una estrategia de diversificación de productos, y operaciones comerciales dirigidas a proveer de productos de calidad al sector hotelero de Iquitos. Los panes 'made in Huambrillo' han sido muy bien acogidos, pues la gente es consciente de que además de llevarse un producto de primera calidad está contribuyendo al sostenimiento del Albergue”.

Enseñando en el “otro Caribe”

“He tenido la oportunidad de conocer la realidad del país mucho mas allá de los tópicos del turismo y de los folletos de vacaciones”. Así ve su experiencia Eduardo Elorriaga, otro antiguo alumno de Gaztelueta que rescató algo más de un mes de su tiempo y se trasladó a República Dominicana.

Eduardo colaboró en tareas de organización para la puesta en marcha de varias escuelas agrarias. “Se trata de fomentar el sistema de enseñanza en régimen de alternancia: los alumnos pasan periodos cortos de formación teórica intensiva, y los alternan con periodos de formación en sus propias explotaciones agropecuarias, donde ponen en práctica los conocimientos aprendidos, y son tutelados por los monitores de los programas. El sistema es realmente eficaz, porque se centra en las situaciones reales que los alumnos se encuentran en sus chacras, sin dedicarse a un estudio teórico de situaciones que ellos luego nunca van a ver”.

Estos centros de enseñanza son promovidos y gestionados por las familias de los alumnos, por eso se trataba también de armar una estrategia de apoyos institucionales con los gobiernos locales. Así se garantiza su viabilidad a medio plazo. Eso ha conducido a Eduardo de un lado a otro de la isla, lejos de los lugares “típicos” y de las playas de moda: “Me desplacé a República Dominicana a trabajar, y aunque he tenido que renunciar a ver los lugares mas bonitos de la Isla, he encontrado el calor de la gente, y he compartido su alegría y su dolor con una intensidad que ningún turista puede percibir”.

Eduardo ha podido constatar también de primera mano la terrible situación en que sobrevive la población de origen Haitiano en los Bateys. “Es terrorífico: casi medio millón de personas que no tienen derechos civiles de ningún tipo, y que se hacinan entre las ruinas de los antiguos ingenios azucareros”.

Zabalketa mantiene abierta una línea de trabajo en República Dominicana. Ahora, a su regreso a Bilbao, Eduardo no quiere olvidar su experiencia caribeña. “En cuanto regresas, concluye Eduardo, las mil ocupaciones y urgencias del trabajo de auditor te comen el tiempo, pero la experiencia tan directa de contacto con la miseria y el trato con la gente te deja una huella que quisiera que fuera indeleble”.

Ayuda institucional: Getxo, un ejemplo

El Ayuntamiento de Getxo ha hecho pública la concesión a Zabalketa de una subvención de 18.000 euros para colaborar con los proyectos de desarrollo que los Antiguos Alumnos de Gaztelueta mantienen en Nigeria.

Desde hace varios años, Zabalketa trabaja en ese país africano en programas de atención sanitaria básica y de saneamiento ambiental. En esta ocasión se trata de apoyar una línea de programas de apoyo a pequeñas comunidades cercanas a Obkupa. En esta población, se ha instalado un Centro de Servicios Básicos Comunitarios, que sirve de lanzadera para atender las necesidades elementales de casi 40 pequeños pueblecitos de la zona. En cada uno de esos pueblecitos se ayudará en el arreglo y dotación de la escuela local; y en la parte sanitaria, se excavará un pozo de agua potable e instalará un sistema de letrinas.

En esta primera fase, y con ayuda también del Ayuntamiento de Leioa, se mejorará la dotación del centro de Servicios Comunitarios y se acometerán las obras previstas en cuatro de esos pueblecitos. Luego, el programa continuará en los próximos años.