Carta abierta a Sony

La Oficina de Información del Opus Dei en Japón ha dirigido una carta, con fecha 6 de abril, a los accionistas, directores y empleados de Sony, a propósito de la película "El Código Da Vinci", que produce esta empresa. Ofrecemos la traducción al castellano de esa carta.

A los accionistas, directores y empleados de Sony Corporation

Estimados señores:

Os saludamos con la seguridad de encontraros gozando de mucha paz y salud.

Nos dirigimos a ustedes desde la Oficina de prensa del Opus Dei en Japón, con motivo del próximo estreno, previsto para el mes de mayo, de la película Da Vinci Code, producida por Sony-Columbia.

Antes que nada, deseamos aclarar que esta carta no tiene ningún propósito polémico, sino solamente informativo. La enviamos, con todo respeto, por ser ustedes miembros de una empresa japonesa de gran tradición, y por los motivos que exponemos enseguida.

En efecto, durante los últimos meses es posible que ustedes hayan oído hablar del Opus Dei, en el contexto de la citada película. Es probable que, para muchos, ésta haya sido la primera vez que han tenido ocasión de escuchar el nombre de esta institución de la Iglesia, y que algunos se pregunten por ella. Por ese motivo, esta Oficina se siente en la obligación de manifestar su disponibilidad para informar a quien desee conocer la realidad del Opus Dei, que nada tiene que ver con el retrato que dibuja esa novela. Cualquiera de ustedes que desee alguna información no tiene más que dirigirse a esta Oficina y contestaremos lo antes posible, con mucho gusto: nuestras puertas están abiertas. En la página web oficial (www.opusdei.org) encontrarán muchos datos sobre esta institución de la Iglesia Católica. Comprobarán que la esencia de su mensaje es que el trabajo profesional –cualquiera que sea- es camino de santidad, es decir, lugar adecuado para vivir la fe cristiana.

Como probablemente ustedes ya saben, hay varios aspectos de la novela Da Vinci Code que deforman la figura de Jesucristo, y que afectan a las creencias religiosas de los cristianos. Además, en ese libro se viene a decir que la Fe cristiana se basa sobre una gran mentira, y que la Iglesia Católica ha empleado a lo largo de los siglos medios delictivos y violentos para mantener a la gente en la ignorancia. La novela mezcla realidad y ficción, y al final no se sabe dónde están las fronteras entre los hechos verídicos y los hechos inventados, de manera que un lector que conozca poco la historia puede llegar a conclusiones falsas, y es posible incluso que se sienta inclinado a mirar con menos simpatía a la Iglesia, que sin embargo es merecedora de respeto.

Todas las corporaciones, además del patrimonio material, poseen una serie de valores intangibles que vienen determinados por su forma justa de tratar a los empleados, la calidad de sus productos, la atención a sus clientes, su cuidado del medio ambiente y otras acciones similares. Esas características expresan la responsabilidad social de la empresas, y no nacen del interés, sino de la convicción, pero es cierto también que los valores intangibles contribuyen a que las corporaciones sean apreciadas en su entorno, e incluso consolidan su valor económico en los mercados de capitales, porque son garantía de estabilidad. Uno de esos importantes valores inmateriales es el comportamiento respetuoso de la empresa respecto a las creencias de los ciudadanos: en nuestras sociedades libres, ser responsable implica ser respetuoso. Esta obligación afecta de modo especial a las grandes corporaciones, que se mueven en ámbitos multinacionales y multiculturales, que requieren particular atención.

Por diferentes declaraciones públicas de personas que participan en este proyecto, sabemos que Sony-Columbia desea vivamente que esta película no hiera la sensibilidad religiosa de los espectadores, y quiere evitar que el estreno sea motivo de división, en un mundo ya demasiado dividido. Esta línea de respeto expresa bien la fama y la cultura de Sony. Algunos medios de comunicación han escrito concretamente que Sony está valorando la posibilidad de incluir al principio de la película un “disclaimer” que aclare que ésta es una obra de ficción, y que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Una eventual decisión de Sony en ese sentido sería un gesto de respeto hacia la figura de Jesucristo, la historia de la Iglesia y las creencias religiosas de los espectadores.

Un pensamiento final: desgraciadamente hoy día no es raro que se utilice el nombre de Dios para justificar el odio y la violencia. Precisamente por eso, hacemos un renovado apelo a la paz, que está en el corazón de la Iglesia católica y en el ánimo de todos los cristianos.

Pedimos perdón en caso de que se haya empleado alguna expresión inadecuada.

Nos despedimos con los mejores deseos de mucha paz, salud y prosperidad.

Muchas gracias.

Seizo Inahata

Oficina de Información de Opus Dei en Japón

Ashiya, 6 de abril de 2006