El Papa dice que Escrivá enseñó a «amar al mundo apasionadamente»

Juan Pablo II clausuró ayer el congreso internacional sobre el beato Escrivá de Balaguer, quien «enseñó a amar al mundo apasionadamente», invitando a los miembros del Opus Dei a «seguir las huellas del Fundador y manifestar con vuestro esfuerzo diario que el amor a Cristo puede llenar la vida entera». El congreso ha permitido, según el Papa, «profundizar en la grandeza de la vida ordinaria como camino hacia la santidad».

El Papa saluda a una mujer en compañía de monseñor Javier Echevarría.

Los 1.200 participantes de 57 países, junto con cooperadores y amigos del Opus Dei en Roma hasta un total de siete mil personas, fueron recibidos ayer por Juan Pablo II, quien elogió que «el congreso no se haya centrado en actos de celebraciones sino en profundizar en los aspectos más actuales del mensaje del beato Josemaría Escrivá de Balaguer».

El Prelado del Opus Dei, Javier Echevarría, agradeció la presencia del Papa y le informó que las ponencias han permitido constatar «la riqueza y la eficacia del Evangelio cuando se acoge la lección viva en cada página: la Encarnación de Cristo muestra que todas las realidades humanas nobles contienen una dimensión divina».

El Papa -obrero en una fábrica de sosa cáustica durante la ocupación nazi de Polonia-, resumió algunas enseñanzas del beato Josemaría afirmando que «para todo bautizado que quiera seguir fielmente a Cristo, la fábrica, la oficina, la biblioteca, el laboratorio o las paredes domésticas pueden transformarse en lugares de encuentro con el Señor, que decidió llevar una vida oculta durante treinta años. ¿Puede alguien dudar que los años de Jesús en Nazaret no fuesen ya parte integrante de su misión salvadora?». Según el Santo Padre, «lo mismo sucede para nosotros. Las cosas de cada día, aparentemente grises, pueden adquirir, en su monotonía de gestos que parecen siempre iguales, una dimensión sobrenatural que las transfigura».

A pesar del cansancio, el Papa saludo a varias docenas de participantes en el congreso, incluidos algunos en silla de ruedas, y a medio centenar de chiquillos pues entre los congresistas había muchos matrimonios jóvenes. Aparte de la internacionalidad y la fuerte participación de mujeres, el rasgo principal del congreso fue aunar el estudio biográfico y teológico con el sentido práctico intercambiando experiencias sobre centros de ayuda social o educativa a personas pobres, clínicas en países azotados por la guerra o la corrupción, etc. El recuerdo material del Centenario serán nuevas iniciativas sociales en ocho países, incluido «Raval Solidari» que ayudará a la acogida de inmigrantes en Barcelona.

En el congreso participaron miembros de la Curia romana como el cardenal vietnamita Francois-Xavier Nguyen Van Thuan, presidente del Pontificio Consejo de la Justicia y la Paz.

Juan Vicente Boo // ABC