40 años del Concilio Vaticano II

Hace 40 años se clausuró el Concilio Vaticano II. Con motivo de este aniversario, recogemos unas palabras de Mons. Javier Echevarría sobre ese acontecimiento.

Desde el punto de vista doctrinal, la Obra ¿es tradicionalista o tradicional y cómo se explica esa postura de cara al Concilio Vaticano II?

El tradicionalismo es una enfermedad que, en sus diversas formas, se basa en un concepto equivocado de Tradición. Pero la Tradición, en su genuino sentido, tiene en la Iglesia una importancia esencial junto a la Sagrada Escritura, de la que es inseparable.

Además, la Iglesia posee una historia espléndida; unos tesoros espirituales, los santos, que iluminaron con sus vidas los pasados veinte siglos e iluminan hoy nuestra existencia. La Iglesia se ha hecho cultura, arte incomparable, ciencia, literatura, escuelas, obras de caridad. A la vez, la Iglesia es una historia viva en el corazón de cada hombre, a quien se sigue dirigiendo Cristo, que es el mismo hoy, ayer y siempre.

De todo esto nos ha hablado el Concilio Vaticano II. Y en los textos del Concilio se escucha el eco de muchas de las ideas que nuestro Fundador predicaba desde los años treinta. Todos los Concilios forman una unidad de magisterio, en la que no hay contradicción. Pero —si se pudiera hablar así— le diría que el Opus Dei tiene en el Concilio Vaticano II su patria doctrinal, compuesta de tradición y de novedad.

Patricia Mayorga, El Mercurio (Santiago de Chile), 21 de enero de 1996.