Fallece el profesor Amadeo de Fuenmayor Champín

Era sacerdote de la Prelatura del Opus Dei, catedrático de Derecho civil y académico de Jurisprudencia, además de uno de los pilares de la Universidad de Navarra. Incluimos en esta sección un breve resumen biográfico y dos testimonios sobre su vida publicados recientemente en La Gaceta y El Correo Gallego.

Nació en Valencia el 18 de diciembre de 1915 y se licenció en Derecho en la Universidad de Valencia (1940) con premio extraordinario. Doctor en Derecho por la Universidad Central de Madrid (1941), también con premio extraordinario, en 1943 ganó por oposición la cátedra de Derecho Civil de la Universidad de Santiago de Compostela.

Pertenecía al Opus Dei desde el 10 de junio de 1939. El 14 de noviembre de 1949 fue ordenado sacerdote. A partir de entonces, compatibilizó una intensa labor pastoral y de gobierno del Opus Dei, muy unido a su fundador san Josemaría Escrivá, con una no menos intensa dedicación al Derecho.

En 1985, se trasladó a Roma para ocuparse más intensamente de cuestiones jurídicas derivadas de la nueva naturaleza canónica del Opus Dei, erigido en Prelatura personal por Juan Pablo II en 1982. Preparó entonces con José Luis Illanes y Valentín Gómez-Iglesias la obra El itinerario jurídico del Opus Dei. Historia y defensa de un carisma (1989), que ha sido traducida a diversas lenguas, así como una edición conjunta de sus Escritos sobre prelaturas personales (1990).

Desde 1986 era prelado de honor de su Santidad y consultor del Consejo Pontificio para la interpretación de los textos legislativos. En 1995 regresó a tierras navarras donde vivió dedicado a distintas tareas sacerdotales y a la investigación jurídica

Falleció el pasado 22 de noviembre a la edad de 89 años, en Pamplona.

Amadeo de Fuenmayor: un hombre bueno y prudente Resumen del texto de Rafael Domingo publicado en la Gaceta del Jueves (24 de noviembre de 2005).

A quienes desde hace años seguíamos de cerca su larga enfermedad, fuente para él de profunda alegría interior y gozosa purificación, no nos ha sorprendido el fallecimiento en la Clínica Universitaria de este vir Bonus que fue Amadeo de Fuenmayor Champín. Ha muerto, incluso físicamente, donde dejó gran parte de su vida y sus ilusiones: la Universidad de Navarra, en cuya puesta en marcha contribuyó decisivamente.

Los años gallegos (1944-1948) marcaron su carácter. Gustaba de contar la famosa anécdota de un claustro presidido por el rector Legaz Lacambra. Dada la complejidad de un problema, el rector quiso someterlo a votación de sus compañeros claustrales. El primero comentó que el tema era tan difícil que él no tenía opinión propia y que votaría con el rector. El segundo dijo lo mismo, y así todos se fueron sumando a la propuesta de votar con el rector. Cuando le llegó el turno, éste sentenció con gracia:”Pues yo… yo votaré con la mayoría”.

En 1995 regresó a tierras navarras, donde vivió dedicado a distintas tareas sacerdotales y a la investigación jurídica como profesor honorario de de las Facultades de Derecho y Derecho Canónico de la Universidad de Navarra. A esta época corresponden sus escritos en defensa del derecho –que, en opinión de Fuenmayor, debería ser reconocido en toda sociedad pluralista- a contraer un matrimonio civilmente indisoluble.

Aunque silenciosa, siempre he tenido para mí que esta etapa final fue la más fecunda de su vida. Unido casi inseparablemente a una silla de ruedas, sus horas se consumían lentamente como transcurren las largas horas de espera entre el Amante y el Amado. Y es que don Amadeo, fiel a su propio nombre, fue sobre todo y ante todo un hombre que amó mucho.

Al tiempo de su muerte, D. Amadeo era el miembro más antiguo de esta prelatura de la Iglesia Católica.

El texto que aparece a continuación, escrito por Manuel Fernández Areal fue publicado en El Correo Gallego (27 de noviembre de 2005) Se nos ha ido Fuenmayor

Se nos ha marchado, a punto de cumplir noventa años, lo que no está nada mal, sobre todo si se tiene en cuenta que el profesor Fuenmayor, civilista eminente, no paró de trabajar desde su juventud hasta el momento de su muerte.

Creo recordar que la primera vez que vi en Santiago a Amadeo de Fuenmayor fue en 1949, es decir, cuando yo hacía segundo de Derecho. Sabíamos, en mi promoción, que el catedrático de Derecho Civil era él. Pero, en el curso anterior, al empezar nosotros la carrera, había dejado Santiago para completar los estudios necesarios para acceder al sacerdocio.

Fuenmayor era miembro numerario del Opus Dei. Ejercía de abogado, explicaba magistralmente Derecho Civil, desarrollaba un amplio apostolado y fue, con el profesor López Rodó, catedrático de Derecho Administrativo, también numerario del Opus Dei, promotor del Colegio Mayor de La Estila y de una nueva barriada compostelana de interés social.

Un día, nuestro catedrático de Derecho Civil, premio extraordinario de licenciatura y de Doctorado, jurista bien conocido, abogado prestigioso, recibe la ordenación sacerdotal -el 13 de noviembre de 1949- y vuelve a Santiago a celebrar aquí su primera misa solemne. Fue entonces cuando le conocí.

Años más tarde, tuve ocasión de frecuentar su trato en Madrid. Era él entonces consiliario del Opus Dei en España y, como jurista bien conocido, se requería su participación en no pocas actividades relacionadas con el Derecho. Pero, sobre todo, fue un infatigable trabajador, un hombre afable que sabía escuchar y que siempre tenía tiempo para atender al otro, fuese ese otro un alumno, un colega universitario o un necesitado de consejo. Y fue, todo hay que decirlo, un enamorado de Santiago y de Galicia.