Sor Lucia, una mujer “de una humildad maravillosa”

En febrero de 1945, la vidente de Fátima, recientemente fallecida, insistió a san Josemaría Escrivá para que comenzase la labor estable del Opus Dei en Portugal. “Es una mujer de una humildad maravillosa”, dijo de ella el Fundador.

San Josemaría conoció a sor Lucia en febrero de 1945. El fundador de la Obra pasaba unos días en Tuy (España), donde había ido a hablar con el obispo de la ciudad, su buen amigo mons. José López Ortíz. Sor Lucia, la vidente de Fátima, vivía en aquellos años en un convento de Tuy.

El obispo facilitó el encuentro entre el joven sacerdote y la religiosa, que volverían a entrevistarse en otras ocasiones. Con todo, aquella primera visita en tierras españolas resultó providencial, porque en aquel viaje no entraba en los planes del Fundador acudir a Portugal. Sor Lucia insistió y suplicó que acudieran a su país, pero san Josemaría le replicó que en aquel momento no tenían siquiera pasaporte.

Así recordaba el Fundador en 1972 el desenlace de aquel encuentro: “Volvió para decirme que el Opus Dei tenía que ir a Portugal. Le contesté que no teníamos pasaporte, pero ella respondió: eso lo arreglo yo enseguida. Llamó por teléfono a Lisboa y nos consiguió un documento para pasar la frontera”.

“No hablamos para nada de las apariciones de la Virgen; nunca lo he hecho. Es una mujer de una humildad maravillosa. Siempre que la veo, le recuerdo que tiene una buena parte en el comienzo de la Obra en Portugal”.

Sobre esta conversación que mantuvo don Josemaría con Sor Lucia, cuenta Mons. José López Ortiz: “Entre otras cosas, le dijo más o menos: Sor Lucia: con todo lo que hablan de usted y de mí ¡si encima nos vamos al infierno...! Me contó el Padre que Sor Lucia se quedó pensativa y le dijo con gran sencillez: ‘Verdaderamente, tiene usted razón’. Josemaría se puso muy contento al comprobar su humildad”.

En febrero de 2002, con ocasión del anuncio de la canonización de Josemaría Escrivá, la superiora del convento del Carmelo en el que vivía sor Lucia, dijo: “También sor Lucia de Fátima comparte la alegría por la canonización de Escrivá, a quien conoció en vida y “alentó” a emprender el trabajo apostólico en Portugal”.