Marsella: ayuda escolar para niños en dificultad

Diez estudiantes de Paris han dedicado dos semanas de sus vacaciones a ayudar a niños con dificultades escolares. Su objetivo era que, a través de diversos ejercicios y métodos de lograran integrarse con éxito en el colegio.

"La rivalidad entre los equipos de fútbol de una y otra ciudad no ha sido obstáculo para que un grupo de estudiantes de Paris nos trasladáramos a Marsella para ayudar a algunos niños con problemas escolares", afirma Jean, uno de los participantes en esta actividad de voluntariado. Esta iniciativa ha sido fruto de la colaboración entre el Centro Cultural Brévent de Paris y una asociación educativa de la ciudad.

Junto a un trabajo de apoyo por medio de tutorías que dura todo el año escolar, esta asociación busca estudiantes que estén dispuestos a continuar este tipo de voluntariado durante el verano: convertirse en tutores, no sólo para ayudar a estudiantes en dificultad en sus tareas escolares, sino sobre todo prepararles para su entrada en el liceo. Gracias a la disponibilidad de diez voluntarios, alrededor de veinte escolares del barrio de Saint Tronc, en Marsella, se dieron cita en la segunda quincena de julio para recibir clases de francés, matemáticas y cálculo. Además, a través de ejercicios pedagógicos, aprendieron cómo aumentar la propia capacidad comprensiva. Todas las mañanas, Nicolas, Karim, Matthieu, Yasim y sus compañeros hablaban con sus tutores y, en pequeños grupos, exponían sus dificultades y programaban la jornada.

Los tutores, por su parte, tenían una sesión con los directivos de la asociación, en la que se abordaban los problemas de los chicos, y a continuación se organizaban los ejercicios de apoyo especiales en función de las necesidades de cada estudiante. A primera hora de la tarde, los tutores organizaban actividades sencillas (deporte y otros juegos) con el objeto de que los estudiantes aprendieran a compaginar estudio y diversión.

Cuando los alumnos volvían a sus casas por la tarde, a eso de las 17, no había acabado todavía el trabajo para los voluntarios. Entonces llegaba el momento de la formación para ellos mismos: asistían a una meditación predicada por un sacerdote de la prelatura del Opus Dei, o a una charla, y de este modo profundizaban las virtudes indispensables en personas con la responsabilidad de ayudar y formar a otros: afabilidad, paciencia, fortaleza, magnanimidad, generosidad...

El último día, hubo una merienda que reunió a padres, niños y tutores. Fue la ocasión de que unos y otros hicieran balance de lo aprendido, porque el trabajo iniciado debe continuar durante el nuevo curso. Un comentario unánime era lo importante que es afrontar los problemas con optimismo. “Todos los alumnos en mayor o menor medida tienen dificultades que pueden ser comunes o específicas”, señala Lionel, un voluntario del Centro Cultural Brévent. “Por eso a cada alumno primero le mostramos el muro que tiene delante, y después le damos los medios para superarlo”.