2. Los compromisos ascéticos

Libro escrito por Dominique Le Tourneau sobre la estructura y el espíritu del Opus Dei

Los miembros del Opus Dei viven unas prácticas de piedad cristiana que consisten en una vida sacramental centrada en la Santa Eucaristía, y la comunión cotidianas; en acudir periódicamente el Sacramento de la Reconciliación; en unos momentos diarios reservados a la oración y la meditación personal, a la lectura de un pasaje del Nuevo Testamento y de un libro de espiritualidad, al rezo del Santo Rosario y al examen de conciencia personal.

Se esfuerzan por unir estas prácticas con una búsqueda constante de la presencia de Dios, con un deseo constante de comenzar y recomenzar, unido a un deseo de profundizar en el sentido de la filiación divina. Los defectos y errores personales deben ser un medio de humildad, confianza y abandono en el Señor, que es el que santifica.

El fundador recomendaba unirse a Jesús-Eucaristía mediante las comuniones espirituales hechas con el corazón a lo largo del día, con actos de reparación y desagravio por las ofensas cometidas, propias y ajenas. Esto, junto con las oraciones jaculatorias, completan el plan de vida cristiano que los miembros de la Obra se esfuerzan por vivir, secundando la gracia de Dios; un plan de vida adaptado siempre a la multiplicidad de situaciones vitales, humanas, profesionales y culturales que se dan en el Opus Dei.

Los miembros del Opus Dei conceden una importancia especial al trabajo profesional, quicio de la santidad y el apostolado, y marco en el que se esfuerzan por adquirir las virtudes humanas (constancia en el trabajo, espíritu de servicio, honestidad, lealtad, abnegación, etc.) y las virtudes sobrenaturales.

Para vivir esos compromisos ascéticos cuentan con la ayuda de un acompañamiento espiritual personal. “Estas prácticas —decía el fundador— te llevarán, casi sin darte cuenta, a la oración contemplativa. Brotarán de tu alma más actos de amor, jaculatorias, acciones de gracias, actos de desagravio, comuniones espirituales. Y esto, mientras atiendes tus obligaciones: al descolgar el teléfono, al subir a un medio de transporte, al cerrar o abrir una puerta, al pasar ante una iglesia, al comenzar una nueva tarea, al realizarla y al concluirla: todo lo referirás a tu Padre Dios” (Amigos de Dios, 149).

Todos los miembros colaboran plenamente en el trabajo evangelizador del Opus Dei, de forma adaptada a sus posibilidades y circunstancias. Contribuyen también al sostenimiento material de las labores apostólicas con la misma pluralidad de posibilidades: no existe ninguna cuota rígida de aportación económica. Cada miembro, de acuerdo con su conciencia, valorando la coyuntura económica, la situación familiar, etc., calibra y decide que cantidad puede destinar, cada mes, por ejemplo, a las actividades apostólicas.