2. 8 DE MARZO. LA EXTREMAUNCION

Biografía de MONTSE GRASSES. SIN MIEDO A LA VIDA, SIN MIEDO A LA MUERTE. (1941-1959) por José Miguel Cejas. EDICIONES RIALP MADRID

"Su padre -recuerda Carmiña- quiso explicarle aquella noche con todo detalle el Sacramento de la Unción de los Enfermos, que entonces se llamaba Extremaunción, para que lo aprovechara bien.

-Mira, hija mía -le dijo-, primero vendrá el sacerdote y te hará una cruz con el óleo en la frente. Acuérdate en ese momento de pedir perdón por los pensamientos que te hayan podido apartar del Señor: las faltas de caridad, los juicios temerarios...

Estábamos también en la habitación su madre y yo, en completo silencio. Su padre seguía:

-Luego el sacerdote te hará una cruz en el pecho, sobre el corazón. Pídele entonces perdón al Señor por los sentimientos, por las intenciones menos rectas..."

Por la tarde vino don Florencio y le administró la Extremaunción, después de explicarle detalladamente el sentido de cada uno de los actos litúrgicos. La acompañaban sus padres, sus hermanos mayores, Lía, Carmiña, María Teresa... Su madre no dejó de sonreír para animarla durante todo el tiempo.

Comenzó don Florencio:

"Introeat Domine Iesu Christe, domum hanc sub nostrae humilitatis ingressu, aeterna felicitas, divina prosperitas, serena laetitia..."

Le ungió los ojos, las orejas, la nariz, los labios, las manos y los pies y concluyó:

"...atque Ecclesiae tuae sanctae, cum omni desiderata prosperitate, restituas. Per Christum Dominum nostrum".

-"Amén".

Más tarde, cuando se hubo ido don Florencio, Montse preguntó:

-"Tengo tantas ganas de irme..., ¿cuándo se acabará?"

Le dijeron que quizá el Señor quería que ayudase todavía un poco más, con su sufrimiento ofrecido a Dios, al Padre, al Opus Dei...

-"Entonces no me importan unos días más. O cuando quiera el Señor".

"Mientras le administraban la Extremaunción -recuerda Carmiña- estuvieron presentes algunos de sus hermanos: Enrique, que vino del Seminario, Jorge, Pilar y Nacho, que tenía entonces trece años. Las gemelas no, ni Rafael, el pequeño. Al acabar Nacho salió con los ojos llorosos. Luego salió Enrique, llorando también y se quedó con él. Y le decía a su hermano:

-Nacho, no llores. Montse se muere muy contenta porque va al Cielo y va a dejar de sufrir...

Los que veíamos aquello estábamos muy emocionados. Y en ese momento el padre de Montse comentó, bromeando, para aliviar la tensión:

-¿Lo veis? Enrique se prepara para ser cura (...). Ya está dándole sermones a su hermano...

Y nos reímos todos".