2. EL PRIMER CURSO DE RETIRO

Biografía de MONTSE GRASSES. SIN MIEDO A LA VIDA, SIN MIEDO A LA MUERTE. (1941-1959) por José Miguel Cejas. EDICIONES RIALP MADRID

Durante todo aquel año Montse había seguido asistiendo a las charlas y las meditaciones de Llar. En el centro le alentaban a santificar el trabajo, a realizarlo cara a Dios: ya no se trataba sólo de superar las asignaturas en junio, sino de encontrar al Señor en las clases de l'Escola; de ofrecerle el trabajo bien hecho, esmerándose por hacerlo con la mayor perfección posible...

Iba con mucha frecuencia a Misa. Y los domingos por la mañana, después de Misa, siempre se la veía dispuesta para hacer deporte con su vieja raqueta. Desayunaba, quedaba con una amiga y ¡al Barcino! Después se volvían juntas a casa, comentando las incidencias:

-"Pues hoy has tenido suerte, porque otra vez no me ganas. Si no llega a ser por ese saque..."

-"Pero, ¿y la media volea que he hecho?, ¿qué me dices de eso?"

-"Que has tenido suerte: me has pillado desprevenida..."

Y en medio de esos comentarios solía hacer una invitación a su acompañante que la pillaba más desprevenida todavía:

-"Oye, ¿por qué no te vienes por Llar? ¿Sabes que tenemos una meditación los sábados?"

........

Es una regla que conoce todo buen jugador. Hay que estar preparado para que el "contrario" te ataque, en el momento más imprevisto, con tus mismas armas. Y ella que, solía invitar a sus amigas a venir por Llar, se encontró de repente con una invitación ante la que se defendió como pudo...

"Un día después de una clase de piano -recuerda Rosa-, la invité a unos ejercicios espirituales. Y me contestó:

-¡Ah! Yo iré a un Curso de retiro cuando quiera, no cuando tú me lo digas.

A mí, he de reconocerlo, aquella contestación me sorprendió un poco. La verdad, aquello no me gustó nada. Por dos motivos: primero porque yo tenía mucha ilusión en que fuera a aquel Curso de retiro; y segundo porque éramos muy amigas y aquélla era la primera cosa de ese tipo que le proponía. Y... ¡tampoco le estaba pidiendo una cosa tan grande!

Pero no fue. Fue más tarde, como me dijo, a los Ejercicios que ella quiso. Sin embargo, aunque no me gustó su respuesta, yo respeté su libertad, porque en el Opus Dei me habían enseñado a amar la libertad de los demás y a no avasallar a nadie, y mucho menos en temas de carácter espiritual.

Aunque de todos modos Montse no era, ni mucho menos, una persona que se hubiese dejado avasallar por nadie ni por un momento... Era una chica con ideas propias. Y eso, aunque no me hiciese caso, era lo que me gustaba más de ella: con sus quince años, tenía mucha personalidad. No era una persona débil, ni mucho menos: a las personalidades débiles las maneja cualquiera. No; Montse era... ¡inmanejable!

Fue a unos Ejercicios que hubo en noviembre, y que tuvieron lugar en Castelldaura, en Premià de D'Alt, a pocos kilómetros de Barcelona".