Dos reacciones

Biografía de MONTSE GRASSES. SIN MIEDO A LA VIDA, SIN MIEDO A LA MUERTE. (1941-1959) por José Miguel Cejas. EDICIONES RIALP MADRID

Una tarde de noviembre de 1942 don Josemaría fue al Centro que tenían las mujeres del Opus Dei en Madrid. Era una casa de dos plantas en la calle Jorge Manrique. Al llegar las reunió en la Biblioteca. Eran sólo tres mujeres jóvenes, y como recuerda Encarnación Ortega, "¡éramos pocas más en todo el mundo!E

xtendió sobre la mesa de la biblioteca un pliego de papel en el que había escrito el cuadro de labores que las mujeres del Opus Dei iban a realizar en el futuro en los cinco continentes. Les habló con fuerza, con una fe plena en que todas aquellas labores pronto se harían realidad. Y no parecía importarle que fuesen sólo tres...

"Sólo el hecho de seguir al Padre -comenta Encarnación Ortega-, que nos las explicaba con viveza, casi producía sensación de vértigo: granjas para campesinas; distintas casas de capacitación profesional para la mujer; residencias de universitarias; actividades de la moda; casas de maternidad en distintas ciudades del mundo; bibliotecas circulantes que harían llegar lectura sana y formativa hasta los pueblos más remotos; librerías... Y, como lo más importante, el apostolado personal de cada una (...), que no se puede registrar ni medir.

Debíamos de expresar con la mirada nuestro deseo de realizar lo que el Padre nos había expuesto, pero también nuestra impotencia, porque doblando despacio aquel cuadro, dijo:

-Ante esto se pueden tener dos reacciones: Una, la de pensar que es algo muy bonito, pero quimérico, irrealizable; y otra, de confianza en el Señor que, si nos ha pedido todo esto, nos ayudará a sacarlo adelante. Espero que tengáis la segunda.

Su fe le hizo no tener en cuenta ni el número de mujeres del Opus Dei, ni la juventud, ni la falta de preparación en todos los campos (...).

Manifestaba esa misma fe ante la expansión de la Obra por los países más dispares (...). Siempre pensó que si el Señor nos pedía aquello y respondíamos con fidelidad, no dejaría de darnos su gracia, aunque tuviéramos que comenzar sin más bagaje que la bendición del Padre, una imagen de la Virgen y un Crucifijo".