La educación y las tareas científicas

Francisco Ponz. MI ENCUENTRO CON EL FUNDADOR DEL OPUS DEI. Madrid, 1939-1944

Cualquier actividad profesional y oficio honesto, enseñaba don Josemaría, es apropiada para que una hija o hijo suyo siga a Jesucristo. Por eso, las ocupaciones a que se dedican los fieles del Opus Dei son de hecho variadísimas. Eso no era obstáculo para que el Padre señalara el valor apostólico de algunas tareas que, por sus características, ejercen amplio impacto en la sociedad. Entre ellas figuran las tareas educativas, científicas y culturales, que tanto contribuyen al desarrollo de la personalidad de la juventud, a configurar el pensamiento y las relaciones entre los hombres, al progreso espiritual y material de los pueblos. Mostraba cómo cristianos con vocación profesional para esas actividades pueden prestar a la Iglesia, a las almas y a la entera sociedad, un gran servicio.

Hay que servir a Dios con la inteligencia, nos decía el Padre (cfr. Camino, n. 336). Con profunda convicción aseguraba que jamás podía haber conflicto entre las verdades de la fe y las científicas. Recordaba que Dios era el creador de toda la verdad que las cosas encierran. Por eso, los descubrimientos que realizan los hombres gracias a su inteligencia, creada también por Dios, no pueden sino desentrañar esa verdad puesta por Dios en las cosas. Las supuestas incompatibilidades entre las verdades de la fe y las científicas sólo pueden ser aparentes. Y concluía: "No podemos admitir el miedo a la ciencia, porque cualquier labor, si es verdaderamente científica, tiende a la verdad" (Es Cristo que pasa, n. 10).

Aclaraba el Fundador del Opus Dei que inspirar cristianamente las tareas educativas y científicas no significa que la Teología pueda invadir el terreno propio de las ciencias humanas, sociales o naturales. Protestaba con energía ante cualquier intromisión de ese tipo, ante el intento de reducir la legítima autonomía y la dinámica propia de lo temporal, en este caso de las ciencias cultivadas por los hombres; aunque sin duda la fe contribuye a darles su más pleno sentido.