¡Qué fácil es querer a este Dios!, que en su infinitud tiene esta capacidad de presentársenos como un Niño inerme, como decía nuestro Padre , precisamente para que le tratemos con confianza, para que nos atrevamos a hablarle sin pensar que le molestamos, para que también queramos ponerle en la cuna de nuestra pobre alma, porque hasta ahí se presta este Señor, todo bondad.
Pensad, pensemos, que ha tomado nuestra naturaleza humana, se ha presentado como una criatura inerme, haciéndonos notar lo mucho que nos ama por ese salto que da, desde la infinitud del cielo hasta esta pobre tierra nuestra. Y se queda con nosotros queriéndonos con toda la infinitud de su amor. Pues es lógico que aprendamos de su ejemplo a gastar nuestra vida o la de los demás con Dios.
¡Feliz Navidad!, ¡Feliz Navidad con este Niño!