1932-1936 ¿Cómo era san Josemaría?

Muchas personas le han preguntado a Herrero Fontana: ¿se daba cuenta, durante aquellos primeros años, desde 1932 a 1936, que estaba junto a un santo? Herrero da una respuesta aparentemente desconcertante, que muestra un rasgo del espíritu del Opus Dei: la naturalidad.

Escribía San Josemaría durante su forzado encierro en la Legación de Honduras, en 1937, en plena guerra civil española: «La Epístola y el Evangelio de la Misa de hoy nos traían una lección que hemos de aplicar cuidadosamente en todas las circunstancias de nuestra vida diaria: la recomendación de la sencillez, de la naturalidad.

Todo lo que sea singularizarnos, chocar con el medio ambiente por hacer las cosas de un modo distinto al usual, hay que evitarlo siempre. En la vida pública y en la vida profesional, lo mismo que en los detalles de la vida ordinaria, hemos de proceder con absoluta naturalidad. Llamar la atención, adoptar actitudes raras es contrario a nuestro espíritu» (1)

«Jesús obra con naturalidad. Que nuestros arranques de hombres piadosos se produzcan con tal oportunidad y sencillez que –sin chocar de ningún modo– consigan remover a las almas» (2)

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(1) Predicación de San Josemaría en la Legación de Honduras, «Sencillez y naturalidad», 23-VI-1937, pg 125; XXI.

(2) Predicación de San Josemaría en la Legación de Honduras, «Las bodas de Caná», 11-VII-1937, pg 200; XXXII.