Curso 1928–1929

San Josemaría entre los enfermos de Madrid (1927-1931)

Puede decirse que, durante este curso, don Josemaría permanece sumergido en el silencio de su labor diaria a la vez que intenta poner personalmente por obra el mensaje espiritual del 2 de octubre, santificando y santificándose en su trabajo de capellán, y difundiéndolo discretamente entre las personas que le rodean en el patronato y entre sus antiguos amigos. Estrecha sus relaciones con estas personas y busca otras que puedan entenderle55.

De esto último dan testimonio veladamente los documentos 64 y 65, que al parecer fueron archivados no tanto para dejar constancia de su actividad pastoral con enfermos como para conservar los nombres y direcciones de conocidos, que él mi mo había añadido o que aparecían ya anotados en la comunicación recibida56.

Poco más podemos decir acerca de las visitas a enfermos durante este curso escolar. San Josemaría –como es sabido por sus biografías– hasta tal punto había quedado edificado y admirado por la vida ejemplar de una de las damas apostólicas, Mercedes Reyna, que cuando ésta murió, en enero de 1929, comenzó a recoger datos para escribir una semblanza que diera a conocer aquellas virtudes heroicamente vividas57. Desde entonces, animaba a quienes la habían conocido en vida a recurrir a su intercesión para obtener de Dios ayuda tanto en las necesidades espirituales como materiales. Él mismo lo hacía así; especialmente se apoyaba en su intercesión cuando se presentaban casos especialmente difíciles en las visitas domiciliarias a los enfermos58.

Julio González-Simancas y Lacasa