El 6 de octubre con palabras de Juan Pablo II

El día de la canonización de San Josemaría las palabras de Juan Pablo II abrieron un panorama en muchos corazones. El Papa presentaba a la Iglesia entera al Santo de lo ordinario. Esta es una selección de sus palabras y un pdf con los textos completos.

"[San Josemaría] se dejó guiar dócilmente por el Espíritu, convencido de que sólo así se puede cumplir plenamente la voluntad de Dios".

"No dejaba de invitar a sus hijos espirituales a invocar al Espíritu Santo para hacer que la vida interior -la vida de relación con Dios- y la vida familiar, profesional y social, plena de pequeñas realidades terrenas, no estuvieran separadas, sino que constituyeran una única existencia 'santa y llena de Dios'. A ese Dios invisible —escribió— , lo encontramos en las cosas más visibles y materiales ".

"En el contexto sólo aparentemente monótono del normal acontecer terreno, Dios se hace cercano a nosotros y nosotros podemos cooperar a su plan de salvación".

" Elevar el mundo hacia Dios y transformarlo desde dentro : he aquí el ideal que el santo fundador os indica, queridos hermanos y hermanas que hoy os alegráis por su elevación a la gloria de los altares. Él continúa recordándoos la necesidad de no dejaros atemorizar ante una cultura materialista, que amenaza con disolver la identidad más genuina de los discípulos de Cristo".

"Siguiendo sus huellas, difundid en la sociedad, sin distinción de raza, clase, cultura o edad, la conciencia de que todos estamos llamados a la santidad. Esforzaos por ser santos vosotros mismos en primer lugar, cultivando un estilo evangélico de humildad y servicio, de abandono en la Providencia y de escucha constante de la voz del Espíritu. De este modo, seréis sal de la tierra "

"La fecundidad del apostolado reside, ante todo, en la oración y en una vida sacramental intensa y constante. Éste es, en el fondo, el secreto de la santidad y del verdadero éxito de los santos".

Ángelus del 7 de octubre de 2002

"Existe un criterio seguro de santidad: la fidelidad en el cumplimiento de la voluntad divina hasta las últimas consecuencias. El Señor tiene un proyecto para cada uno de nosotros; a cada uno confía una misión en la tierra. El santo no logra ni siquiera concebirse a sí mismo fuera del designio de Dios: vive sólo para realizarlo".

"[San Josemaría] fue el santo de lo ordinario. En efecto, estaba convencido de que, para quien vive en una perspectiva de fe, todo ofrece ocasión de un encuentro con Dios, todo se convierte en estímulo para la oración. La vida diaria, vista así, revela una grandeza insospechada. La santidad está realmente al alcance de todos".

"Enseñó a contemplar el rostro tierno de un Padre en el Dios que nos habla a través de las más diversas visicitudes de la vida. Un Padre que nos ama, que nos sigue paso a paso y nos protege, nos comprende y espera de cada uno de nosotros la respuesta del amor".

"La consideración de esta presencia paterna, que lo acompaña a todas partes, le da al cristiano una confianza inquebrantable; en todo momento debe confiar en el Padre celestial. Nunca se siente solo ni tiene miedo. En la Cruz -cuando se presenta- no ve un castigo sino una misión confiada por el mismo Señor. El cristiano es necesariamente optimista, porque sabe que es hijo de Dios en Cristo".

"Estamos en el mundo para salvarlo con Cristo. Amó apasionadamente el mundo, con un "amor redentor" (cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 604). Precisamente por eso, sus enseñanzas han ayudado a tantos cristianos corrientes a descubrir la fuerza redentora de la fe, su capacidad de transformar la tierra".

"[El Fundador del Opus Dei] fomenta la cristianización del mundo desde dentro , mostrando que no puede haber conflicto entre la ley divina y las exigencias del genuino progreso humano. Este sacerdote santo enseñó que Cristo debe ser la cumbre de toda actividad humana (cfr. Jn 12,32). Su mensaje impulsa al cristiano a actuar en los lugares donde se está forjando el futuro de la sociedad".