Monasterio de la Encarnación

Recorrido histórico de los lugares fundamentales relacionados con la fundación del Opus Dei.

Antes de comenzar a bajar por la calle de Bailén, en dirección a la Plaza de España, el paseante tuerce a la derecha por la calle de San Quintín, en un lateral de la Plaza de Oriente. Desde esta calle se ve la fachada del Teatro Real. La calle de San Quintín lleva hasta la Plaza de la Encarnación.

En un pequeño jardín de esta plaza se alza una estatua de Lope de Vega inaugurada en 1902. Esta estatua ha tenido diversos emplazamientos en Madrid.

Preside esta plaza la fachada del Monasterio de Agustinas recoletas de la Encarnación, donde se encuentra ahora el paseante, y que es obra de los arquitectos Fray Alberto de la Madre de Dios, Juan Gómez de Mora y Ventura Rodríguez.

Fue fundado por la Reina Margarita de Austria, esposa de Felipe II.

Una parte del convento contiene el Museo de la Encarnación, en el que se pueden admirar tallas de Gregorio Fernández y Pedro de Mena, y cuadros de Ribera, Carreño y Lucas Jordán.

Por un pequeño patio se accede a la iglesia de la Encarnación desde la Plaza. El retablo del altar mayor de la iglesia de la Encarnación es de Ventura Rodríguez. El lienzo que lo preside es una Anunciación de Vicente Carducho.

Junto a la iglesia, en el convento, está la sala del Relicario, con una magnífica colección de reliquias de santos. Aquí está el relicario que contiene la sangre de San Pantaleón, que se licúa cada 27 de julio, entre el fervor popular.

San Josemaría, en la Encarnación

En esta iglesia del Monasterio de la Encarnación celebró su primera Misa José Luiz Múzquiz, uno de los primeros sacerdotes del Opus Dei, en la mañana del 29 de junio de 1944.

En esa ocasión estuvo presente en la ceremonia el Fundador del Opus Dei.

Cuando sale del Monasterio de la Encarnación, el paseante tuerce a la izquierda, y, por la calle Encarnación, se llega hasta la Plaza de la Marina Española, en la que se encuentra la sede del Senado. Aquí se alza un monumento al estadista Cánovas del Castillo (1898—1897). Esta plaza le conduce de nuevo a la calle Bailén.

En 1931 la calle era mas estrecha y podía verse desde aquí el monumento a Cervantes aún sin terminar. A la izquierda se alzaban todavía los muros de las Caballerizas reales, que se derribaron en 1932 para construir allí los jardines de Sabatini.

El paseante deberá subir unos metros en dirección al Palacio de Oriente para pasar a la otra acera por el paso de peatones. Desde esta acera, la más próxima al Palacio, se contemplan ahora los Jardines del Campo del Moro con la arboleda de la Casa de Campo al fondo.

Jardines de Sabatini

Esta acera conduce hasta unas escalinatas que llevan a una plaza que está abierta, a la izquierda, a los Jardines de Sabatini; a la derecha se ve el moderno edificio del Senado. Al frente se ve la Plaza de España.

Plaza de España

Esta plaza ha cambiado mucho su fisonomía desde los años 30. Entonces estaba poblada de árboles y contaba con el café de san Marcial, famoso con sus conciertos. No se levantaba aún el Edificio España, con 26 pisos ( construido entre 1947 y 1953) ni con la Torre de Madrid (que se levantó entre 1954 y 1957). Fueron los primeros rascacielos con que contó la ciudad.

El monumento a Cervantes que se alza en el centro de la Plaza es obra de Coullaut Valera, que lo realizó entre 1925 y 1930.