El Señor llama a todos los bautizados a la santidad por medio de sus ocupaciones cotidianas

El Santo Padre recibió el pasado 31 de marzo en el Aula Pablo VI (Vaticano) a 7.000 artesanos italianos. En su discurso citó a San Josemaría.

Tras poner de relieve que el trabajo "pertenece a la condición originaria del ser humano", el Papa subrayó que "la Iglesia, fiel a la Palabra de Dios, no cesa de recordar el principio según el cual "el trabajo es para el hombre y no el hombre para el trabajo". De este modo proclama sin cesar el primado del hombre sobre la obra de sus manos, y recuerda que todo debe orientarse al verdadero progreso de la persona humana y al bien común: el capital, la ciencia, la técnica, los recursos públicos y la misma propiedad privada". "Como cristianos -continuó-, comprometeos a vivir y testimoniar el "Evangelio del trabajo", conscientes de que el Señor llama a todos los bautizados a la santidad por medio de sus ocupaciones cotidianas".

San Josemaría Escrivá, un santo de nuestros días, añadió el Papa, escribe al respecto: "Al haber sido asumido por Cristo, el trabajo se nos presenta como realidad redimida y redentora: no sólo es el ámbito en el que el hombre vive, sino medio y camino de santidad, realidad santificable y santificadora".

Benedicto XVI terminó asegurando a los trabajadores que "en la escuela de la Familia de Nazaret" podían "aprender más fácilmente cómo conjugar una vida de fe coherente con la fatiga y las dificultades del trabajo, el provecho personal y el compromiso de solidaridad con los más necesitados".