Calle Abades

Recorrido histórico de los lugares fundamentales relacionados con la fundación del Opus Dei.

El paseante sigue bajando por la calle de Embajadores hasta encontrarse con la calle de Abades, que recorre por entero hasta llegar a la calle Mesón de Paredes, donde estuvo el Fundador en 1927 ejerciendo su ministerio sacerdotal.

Un diálogo en Argentina

San Josemaría evocó esta calle Abades durante su viaje de catequesis por Argentina en 1974. Una anciana le hizo una pregunta, diciéndole:

—Padre, soy de Madrid.

—Madrileña, ¿de Chamberí o de dónde? ¿En qué calle naciste?

— En los Abades..

—¡Eh...! Lo conozco...

—En el 126, para decirlo más claro, continuó la anciana.

—Cerca de Progreso, ¡anda!, muy bien. Maravilloso.

—Pero no vaya a creer Padre, que hace veinte años... ¡hace ochenta y cuatro!

— ¡Oye, la calle de Dos Hermanas, está allí al lado, ¡sigue, sigue...!

—Ochenta y cuatro años, Padre.... así que mire, ¿no es una dicha esto?

Calle Mesón de Paredes

— Sí... Es una dicha que tengas esa luz envidiable, que seas tan maja, que estés aquí con ese buen humor y que seas muy santa para ayudarnos a los demás a servir a Dios.

—Bueno...

— Que El te bendiga y nos pague la alegría de tenerte aquí.

—Muchas gracias, Padre.

El paseante tuerce a la derecha y continúa bajando por la calle Mesón de Paredes.

A la derecha dejará, primero, la calle del Oso —calle famosa en el hampa madrileña, que debe su nombre al animal del blasón del hidalgo Diego de Vera—; y más abajo, la calle de Cabestreros, también visitada por el Fundador por motivos pastorales.

Esta calle es una de las más castizas de Lavapiés y alude a los cordeleros de cáñamo que trabajaban en ella. Aquí tenía lugar “la romería de los gitanos” en la que lucían las mulas enjaezadas ante de recibir la bendición en la cercana iglesia de San Cayetano.