Todos pueden participar

“La herencia de Mons. Escrivá de Balaguer”, escrito por Luis Ignacio Seco.

No hay fórmulas hechas para esta labor. Las iniciativas surgen de la propia vida en cada lugar, según las necesidades. Se trata de hacer ver la dimensión cristiana de los sucesos humanos, el destino sobrenatural. de la persona, el valor humano y divino del trabajo. Cualquiera puede echar una mano, si desea «servir» a sus hermanos los hombres pensando en su dignidad. No son labores para la galería, sino para movilizar lo mejor de las personas, lo mejor de las familias, lo mejor de la sociedad. Y tampoco hay fronteras, porque el Opus Dei se encuentra a gusto en todas partes. Personas, trabajo, ganas de hacer, alegría, amor de Dios: son éstos los ingredientes de todas las iniciativas apostólicas de los miembros del Opus Dei.

No he encontrado ninguna publicación exhaustiva de estas labores, lo cual me parece natural, dada la poca afición de los miembros del Opus Dei a las estadísticas y a las gráficas de crecimiento. Existen, desde luego, folletos y recortes de periódico que explican al por mayor las características de tal o cual labor, con el fin de meter rápidamente en harina a quien desee comprometerse de verdad al servicio de sus semejantes o de informar sucintamente a quienes no disponen de mucho tiempo. Los hombres están cansados de teorías y quieren hechos naturales, que se expliquen con pocas palabras. Por eso creo que lo mejor que se puede decir de estas labores apostólicas es que están ahí para que nos acerquemos a ellas y ayudemos... Y si no, que se lo pregunten al atareadísimo y tranquilo cirujano, amigo mío, que lleva meses sacando tiempo para poner en marcha, con otros amigos de otras profesiones, un centro médico que haga del dolor y del amor una sola cosa, y que ponga el esfuerzo de la perfección humana al servicio de una humanidad doliente que tiene derecho a acercarse a Dios, con la ayuda directa de sus semejantes, también cuando dispone sólo de su sufrimiento.

Centros preuniversitarios y universitarios; Centros de Cultura superior; Institutos de Formación Profesional Obrera, como el Centro ELIS, Tajamar y tantos otros; Escuelas de Arte y Hogar y Escuelas de Formación profesional para la mujer; Escuelas de Capacitación agrícola; casas para retiros y convivencias; Centros culturales y deportivos, etc., situados en países de los cinco continentes y abiertos a toda clase de personas, ofrecen de hecho una imagen fácilmente comprobable. Funcionan ya antes de que las instalaciones estén ultimadas; se organizan sin retórica ni campanillas y con trabajo para todos desde el primer momento; se convierten sobre la marcha en centros de irradiación, que atraen a las familias de los alumnos y a todos los que deseen colaborar; se aprovechan a tope las instalaciones y los medios materiales para sacarles el máximo rendimiento posible, con enseñanza nocturna si es necesario; y se vive de continuo y a fondo una libertad sin otro límite que el de la propia responsabilidad; personal e intransferible.