Dimensión internacional de la Guerra Civil

"La fundación del Opus Dei". Libro escrito por John F. Coverdale, en el que narra la historia del Opus Dei hasta 1943.

La Guerra Civil se convirtió rápidamente en un acontecimiento internacional. Ambos bandos buscaron con prontitud armamento y ayuda de los países que podrían simpatizar con su causa.

En los primeros días de la guerra, los nacionales acudieron a Alemania e Italia para pedir armas; los republicanos, a Francia. Alemania envió bombarderos –muy útiles para facilitar que el Ejército de África cruzara el estrecho de Gibraltar-, cazas, piezas de artillería antiaérea, ametralladoras y fusiles. Paco más tarde, Mussolini también suministró aviones.

Lógicamente, el gobierno frentepopulista francés simpatizaba con los republicanos. De todas formas, el primer ministro, el socialista Leon Blum, resolvió no involucrar al país en la guerra española para no provocar a los católicos y a la derecha francesa. Con esta medida también evitó enemistarse con el Reino Unido, que prefería mantenerse al margen del conflicto español. En efecto, Francia no prestó ayuda oficial a la República, pero facilitó el envío a España de aviones y armamento por vías extraoficiales.

En 1936, la principal preocupación exterior de la Unión Soviética era la Alemania nazi. Stalin adoptó una actitud conciliadora hacia Gran Bretaña y Francia, con la esperanza de contar con su apoyo en el caso de conflicto con Alemania. Por otra parte, había comenzado una campaña internacional para que los partidos comunistas y socialistas de Europa occidental se unieran en frentes populares que pararan el auge del fascismo y del nazismo. La Unión Soviética proporcionó ayuda financiera a la República y utilizó su red mundial de propaganda para conseguir apoyos, pero no envió armamento a España hasta más tarde.

El 30 de julio de 1936 se estrelló en el Marruecos francés un bombardero italiano que se dirigía a la zona española de la colonia. Este hecho puso en evidencia el apoyo de Italia al bando nacional. París y Londres hicieron un llamamiento internacional para no intervenir en España. Las principales potencias europeas se mostraron de acuerdo, salvo Alemania e Italia que continuaron enviando material a los rebeldes. En octubre de 1936, la Unión Soviética comenzó a proporcionar armas a la República. El Comintern, por su parte, promovió las Brigadas Internacionales para luchar junto al ejército republicano.

Durante la guerra, ambos bandos recibieron sustanciosa ayuda extranjera, aunque los historiadores están en desacuerdo en cuanto a la cantidad. Se estima que la República recibió entre 1200 y 1800 aviones. El número de los enviados al ejército nacional varía entre 1250 y 1500. Por otra parte, las Brigadas Internacionales alistaron a favor de la República a un número indeterminado de voluntarios: 30.000 según unos, 100.000 según otros. Lo más eficaz y valioso del armamento llegado de la Unión Soviética fueron los carros de combate. Pero no lo fueron tanto como toda la ayuda alemana e italiana a los nacionales.