Contexto político

"La fundación del Opus Dei". Libro escrito por John F. Coverdale, en el que narra la historia del Opus Dei hasta 1943.

Tras un breve interludio de gobierno republicano, conocido en la historia española con el nombre de Primera República, la constitución de 1876 restauró una monarquía parlamentaria moderadamente liberal. Pero las elecciones eran tan corruptas que el sufragio universal masculino establecido por la constitución apenas se notaba. Durante décadas los dos principales partidos –el Liberal y el Conservador- se alternaron en el poder no por la derrota de sus rivales en unas elecciones honradas, sino porque sus líderes convenían que había llegado el momento de cambiar de gobierno y apañaban las elecciones para que se produjera el resultado deseado. El desastre de 1898 puso de manifiesto la necesidad de una reforma profunda del país, “regeneración” llamada en su momento. El sistema político se reveló incapaz de responder a dicha demanda y entró en una profunda crisis durante las dos primeras décadas del siglo XX.

España no participó en la Primera Guerra Mundial. Aunque el país se benefició económicamente de la demanda de sus productos que exigía la guerra, la tensión del momento colapsó la constitución monárquica de 1876. En 1923 el general Primo de Rivera dio un golpe de estado y exigió al rey Alfonso XIII que destituyera al gobierno y le otorgara plenos poderes. El general no tenía experiencia ni proyecto político alguno, salvo el deseo de resolver la crisis del momento. La dictadura que estableció era anormalmente blanda y en principio tuvo un considerable apoyo popular, incluso desde el partido socialista. El dictador estableció relaciones amistosas con la jerarquía eclesiástica y subvencionó a las escuelas católicas. La Asociación Católica Nacional Propagandista (ACNP) -un influyente grupo católico- fue el núcleo del partido político que se formó durante los últimos años de su mandato. Aunque con Primo de Rivera España progresó considerablemente, debido en parte al “boom” económico europeo, no resolvió sus problemas sociales. La situación política se complicó todavía más ya que el apoyo del rey a la dictadura minó la credibilidad política de la monarquía. Cuando el país empezó a sentir los efectos de la gran depresión de 1929, el dictador había perdido casi todo el apoyo popular. Permaneció algún tiempo más en el poder, pero con una oposición cada vez mayor entre la población civil y el ejército. Finalmente, en enero de 1930, cuando el rey le pidió la dimisión para evitar un golpe de estado militar, se exilió en Francia sin causar problemas. Le sustituyó el general Berenguer, que además de carecer de experiencia y habilidad política, estaba mal dotado para dirigir un país que tenía el reto de lograr un nuevo consenso político. El Opus Dei dio sus primeros pasos en este ambiente de calma externa, pero de serios problemas económicos, sociales y políticos soterrados.