Me hice congoleña

Nuria Mata ha vivido dos guerras, dos saqueos, se ha enfrentado al fusil de un niño soldado y ahora, tras veinte años en el Congo, preside la fundación navarra Profesionales Solidarios

¿Cómo nació Profesionales solidarios?

De un modo bastante fortuito: estaba en la peluquería, cuando  la chica que me atendía me dijo que acababa de venir de una reunión de profesionales. Al poco, en una cafetería, una camarera estaba contando  que había estado en un curso de formación… Si estas profesiones se preocupan por su formación y su profesionalización –me pregunté-  ¿por qué no hacerlo también con todo lo relacionado con la acción social? Puse en marcha la idea de esta fundación y me encontré, afortunadamente, con un grupo de personas que se sintieron muy motivadas: personas con experiencia profesional, que saben qué es lo importante y qué no, y que han superado esa etapa de la vida en la que se  busca el triunfo a toda costa. Comenzamos con ciclos de conferencias, y luego vinieron los cursos de formación para labores sociales, las publicaciones...

Yo venía de un Congo donde había dejado a muchas personas a las que quiero muchísimo: gente muy cercana, que viven en condiciones paupérrimas... Gente maravillosa, con estudios, inteligentes, buenos… Gente que pasa hambre y es muy generosa. A veces venían a traerme un mango, porque deseaban colaborar conmigo. "Muchas gracias –les decía- pero es mejor que se lo des a tus hijos!", porque sabía en qué condiciones vivían.

Llegué a España en el 2001 y me encontré con una sociedad muy crispada en la que reina don Confort y don Consumo, y donde a veces se arrincona a los mayores, que en África son un tesoro, la autoridad moral de las familias… Pensé que debía hacer algo, y transmitirles lo que había conocido.

¿Cuál es la clave de Profesionales Solidarios?

Quizá la clave es haber sabido sumar y hacer equipo. Al principio era yo la que impulsaba; ahora todas las decisiones se toman en la Junta, de forma que cada uno puede aportar algo: la periodista, la secretaria, el médico… Hace poco se presentó una madre con dos niños pequeños diciéndome: "me gustaría echar una mano" y ya tiene tarea. Sólo tenemos a una persona contratada. Los demás colaboran de forma voluntaria, contentos de trabajar.

Al año de estar allí me planté ante mi misma y me dije: "o les quiero y hago por ser una de ellos, o me vuelvo". Y así lo hice. Me hice congoleña, y aprendí a quererles,

¿Qué acogida han tenido en las instituciones?

Muy buena. Además, pienso que en Navarra se conserva un gran sentido de la solidaridad y de la profesionalidad. Veo como la idea gusta.

¿Africa o España?

Ahora España. Quiero vivir el hoy y ahora, lo que toque en cada momento Tenía 28 años cuando el Prelado del Opus Dei me preguntó si quería irme a ejercer mi profesión y a empezar el trabajo apostólico en el Congo. Dije que sí, y me fui a África llena de ilusiones. Pero los comienzos fueron muy duros. El choque cultural fue total. Al año de estar allí me planté ante mi misma y me dije: "o les quiero y  hago por ser una de ellos, o me vuelvo". Y así lo hice. Me hice congoleña, y aprendí a quererles, hasta que aquello –su vida, sus costumbres- eramío

Pasaron veinte años y  mi madre se puso enferma, con un cáncer muy duro y comprendí que, por un conjunto de razones, había llegado el momento de regresar. El actual Prelado, Mons. Javier Echevarría, me dijo que mi experiencia podía ser muy útil en España. Y eso es lo que procuro hacer.

¿Fue duro volver?

Al principio, sí. Al poco de llegar fui a comprar unas verduras al supermercado. Al ver toda aquella abundancia, aquellas ofertas de tres por el precio de uno… noté como si me faltara el aire y tuve que salir a reponerme. Es curioso; yo, que me había enfrentado a tantas cosas… La riqueza está muy mal repartida, y tenemos que transmitir un mensaje de solidaridad y de sobriedad, para saber utilizar sólo lo que necesitamos y saber encauzar bien lo que sobra, sin caer en el despilfarro. El otro día leí algo sobre los viajes turísticos por el espacio. No puedo entenderlo. Que se investigue, bien, pero emplear tanto dinero para divertirse, cuando hay tanta gente que carece hasta de lo más elemental…