La oración, elemento central del camino ecuménico

Benedicto XVI dedicó la catequesis de la audiencia general de los miércoles a la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, comenzada el 18 de enero y que concluirá el próximo viernes 25, festividad de la Conversión de San Pablo

El Papa explicó a los miles de personas reunidas en el Aula Pablo VI que a lo largo de esta semana "los cristianos de las varias Iglesias y comunidades eclesiales se unen en una invocación común para pedir al Señor el restablecimiento de la unidad plena entre todos sus discípulos (...) y se comprometen a actuar activamente para que toda la humanidad acoja a Cristo y lo reconozca como único Pastor y Señor".

El Santo Padre trazó a grandes líneas la historia de la institución de esta semana -cuyo tema en 2008 es: "No ceséis de orar-, recordando que hace cien años el padre Paul Wattson, anglicano americano que mas tarde entró en comunión con la Iglesia Católica, lanzó "la idea profética de un octavario de oración por la unidad de los cristianos". En 1916, el Papa Benedicto XV hizo extensiva la invitación a toda la Iglesia Católica hasta que en los años sesenta del pasado siglo "el Concilio Vaticano II hizo sentir aún más la urgencia de la unidad".

Al Concilio Vaticano II se debe el decreto sobre el ecumenismo "Unitatis redintegratio" donde, dijo el Papa, "se subraya con fuerza el papel y la importancia de la oración por la unidad. La oración, dice el Concilio, es el elemento central de todo el camino ecuménico".

"Gracias a este ecumenismo espiritual, basado especialmente en la oración y la conversión sincera -observó- ha avanzado mucho en estas décadas la búsqueda común de la unidad, diversificada en múltiples iniciativas: desde el conocimiento recíproco al contacto fraternal entre miembros de distintas Iglesias y comunidades eclesiales, desde conversaciones siempre más amistosas a colaboraciones en varios ámbitos, desde el diálogo teológico a la busca de formas concretas de comunión".

Además, el Concilio, recordó el Santo Padre, subraya la "importancia de la oración común", porque con ella "las comunidades cristianas toman conciencia de las contradicciones generadas por las divisiones y manifiestan el deseo de obedecer a la voluntad del Señor", y esa oración "no es un acto voluntarioso o puramente sociológico, sino la expresión de la fe que une a todos los discípulos de Cristo".

"La toma de conciencia de nuestras limitaciones humanas nos lleva al abandono confiado en las manos del Señor", agregó. "Pensándolo bien, el sentido profundo de esta Semana de Oración, es el de apoyarnos firmemente a la oración de Cristo, que sigue rezando en su Iglesia "para que todos sean uno, (...) para que el mundo crea".

"Para que el mundo crea! -concluyó el Papa- Hoy sentimos fuertemente el realismo de estas palabras. El mundo sufre por la ausencia de Dios, (...) desea conocer el rostro de Dios. Pero cómo pueden conocer los hombres de hoy en día el rostro de Dios en el rostro de Cristo, si los cristianos estamos divididos? (...) Solo en la unidad podemos mostrar realmente a este mundo que lo necesita el rostro de Dios, el rostro de Cristo".