Una medicina más humana

Yannick Vincendeau, director del Centro Hospitalario Monkole, habla en una entrevista publicada en Catalunya cristiana sobre la atención médica a población necesitada que realizan a las afueras de Kinshasa.

Monkole es un árbol de la selva que cambia de color, pasando del verde al rojo y amarillo. Pensamos que éste sería un buen nombre para nuestro centro, porque simboliza el reto que tenemos de ir más allá, de movimiento, de hacer las cosas con una sonrisa”. Así se expresa Yannick Vincendeau, director del Centro Hospitalario Monkole, que abrió sus puertas hace quince años en las afueras de Kinshasa. Este centro, obra corporativa del Opus Dei, ofrece atención médica a la población necesitada.

Yannick Vincendeau explica que el centro ha ido creciendo a partir de las necesidades que se han ido presentado. Se estableció a las afueras de 'Kinshasa donde no existían centros de salud ni hospitales. «Al principio los médicos atendían enfermedades relacionadas con la malaria, el paludismo... pero vimos la necesidad de dedicar una atención especial a la madre y al niño. Esta atención consiste en dar los medicamentos a precio muy bajo, también la consulta y las pruebas de laboratorio. Poco a poco, viendo la atención médica, las madres nos pidieron una maternidad, porque no había. Empezamos a hacer guardias de noche con un médico y dos enfermeras, y a atender los primeros partos.»

En 1997 se puso en marcha el Centro de protección maternoinfantil, que comprende una maternidad y una zona de hospitalización con 26 camas. La atención a los partos ha crecido mucho y desde el principio se vio la necesidad de poder practicar cesáreas: Yannick Vincendeau comenta que «el parto es un acontecimiento conocido, feliz, programado... la familia hace una previsión, se organiza y ahorra para pagar la estancia de la madre en el hospital. Pero cuando el parto se complica, todas las previsiones se esfuman. El año pasado tuvimos casi dos cesáreas por semana, la mitad no son pagadas por las madres o por las familias».

La prioridad del Centro Hospitalario Monkole son las madres y los niños. Los niños que enferman son los de las familias pobres, dice Yannick, que muchas veces llegan al hospital cuando ya no se puede hacer nada por ellos. «Por eso debemos destinar muchos recursos para salvarles. En este momento, necesitamos unos 200 euros al día que es lo que nos cuesta esta atención a los pobres. Buscamos donativos de 70.000.euros al año, sobre todo para madres y niños.»

El 70% de los pacientes es gente muy pobre y la cifra del paro se sitúa en un 80%. Ya desde que se creó el centro, la ocupación hospitalaria siempre ha sido muy alta. «Cuando .la gente ve que los medicamentos, la consulta y las pruebas son muy baratos enseguida viene a nosotros.» La población siente tan suyo este centro que incluso durante los saqueos que vivió la ciudad por parte del ejército, mal pagado y descontento, protegió ella misma el hospital de estos ataques.

El director del Centro Hospitalario Monkole afama. que «intentamos que el funcionamiento básico de los salarios del personal y la renovación del stock de medicinas a través de recursos que genera el centro hospitalario. De todos modos, siempre tenemos necesidades enormes que sabernos que las familias no pueden pagar. Hace dos meses detectamos en una escuela a un niño que necesitaba una operación qué costaba 700 euros. Una fortuna para la familia, que no podía pagar esa cantidad. Gracias a una fundación conseguimos operarle, y hoy el chico está feliz. Las necesidades son de tal magnitud que no llegamos a todo, aunque intentarnos buscar los recursos necesarios».

Educación y formación

Uno de los programas de los que más se enorgullecen en Monkole es el de «Salud escolar». Dos equipos, formados por un médico y dos enfermeras recorren las escuelas, examinan a los alumnos, ofrecen formación a los maestros y profesores sobre cómo mejorar la higiene y la salud, imparten educación sanitaria a los niños escolarizados... A este programa hemos podido añadir el tratamiento de los niños enfermos. Un alumno de cada tres está enfermo y hay que hacer algo», comenta Yannick.

La formación es un aspecto que se cuida mucho en el Centro Hospitalario Monkole. En este sentido, en 1997 se abrió una Escuela de Enfermeras en la que sus estudiantes no sólo realizan prácticas en Monkole, sino que también las encontramos en una docena de hospitales de la ciudad tanto públicos, como de la diócesis o privados. Cada año sale de la Escuela una promoción de 50 enfermeras: También se ha creado un centro de formación para médicos. En los últimos años se han organizado seminarios y conferencias para médicos, a las que también han asistido estudiantes de los últimos cursos de medicina, impartidas por profesores de universidad, especialistas que trabajan en los hospitales de la ciudad, biólogos, farmacéuticos, etc., tanto congoleños como de Europa o América. Incluso, gracias a una subvención del gobierno vasco, Monkole ha conseguido formar a personal de la limpieza de seis hospitales públicos.

Yannick Vincendeau es consciente de que las necesidades son muchas y apunta que el sida también es una prioridad: «Conseguimos seguir el tratamiento de los enfermos y el precio de los medicamentos ha bajado mucho. Con el apoyo del fondo mundial de lucha contra el sida, el paludismo y la tuberculosis hemos conseguido tener medicamentos y facilitarlos gratuitamente. La atención a los enfermos de sida va a ser un gran reto en los próximos años. Gracias al fondo mundial hemos podido reformar una casa para tener dos despachos de consultas y un hospital de día con seis camas para atender a estos pacientes.»

Monkole es sinónimo de calidad profesional, pero también de calidad humana. Allí se practica una medicina humanizadora donde el paciente es lo más importante. Como señala su director, «a partir de una experiencia privada, sin afán de lucro, tenernos un hospital de servicio público total. Nunca hacemos discriminación porque una persona sea más o menos pobre, sea de una u otra tribu, hable una lengua u otra. Allí no hacemos diferencias de ningún tipo».

Esta atención personalizada y tan cuidada es fruto del compromiso de todo el personal del centro.. Así, Yannick asegura que «el trabajo del día a día se saca adelante porque todo nuestro personal está formando por gente muy comprometida en atender a los pacientes. Ésta es nuestra prioridad. Tanto los médicos, como las enfermeras, los administrativos o las encargadas de la limpieza estamos muy comprometidos en mejorar la atención a los enfermos. Nuestros profesionales trabajan en un ambiente en el que hay que cuidar mucho el contacto humano y saben que la acogida de los pacientes es muy importante. Siempre con una sonrisa».

En estos 15 años de vida el Centro Hospitalario Monkole se ha convertido en un referente por sus profesionales, por sus métodos, por su manera de entender la medicina. El futuro se presenta lleno de propuestas y retos. Yanriick Vincendeau muestra su deseo de seguir desarrollando toda el trabajo que llevan a cabo. También subraya que “desde 1997 no hemos conseguido tener más espacio para ampliar la atención médica. Ahora tenemos 40 camas en el hospital y queremos ampliarlas a 135 en un nuevo edificio, con un quirófano completo y todos los servicios necesarios de consulta, de diagnóstico, de laboratorio, de hospital de día, de urgencias... estamos haciendo gestiones para conseguir, los fondos necesarios para construirlo».

Esperanza es la palabra que mejor recoge el ambiente que se respira en Monkole. Así lo cree su director: «Este centro es una gran esperanza. Las dificultades de la vida nos pesan mucho y no faltan, pero lo más importante es el ánimo, el entusiasmb, la entrega de la gente que trabaja aquí, el agradecimiento de los pacientes… ustedes pueden ayudarnos económicamente, pero también rezando para que este país consiga vivir en paz. Yo tengo la esperanza de que el país saldrá adelante”.

Algunos datos de Monkole

Actividades médicas en 2005

- 39.742 consultas ambulatorias

- 4044 pacientes hospitalizados

- 235 operaciones de cirugía mayor

- 485 partos

- 3841 exámenes radiológicos

- 1816 ecografías

- 93 triterapia VIH/Sida

- 121 transfusiones

(Texto de Rosa María Jané Chueca publicado en “Catalunya cristiana” el 30 de marzo de 2006)