Unidad de vida

La amistad con Dios, las ocupaciones cotidianas y el empeño apostólico personal del cristiano han de saber fundirse y compenetrarse en una «unidad de vida sencilla y fuerte», expresión habitual de san Josemaría que sintetiza su profunda comprensión de la existencia cristiana.

«La unidad de vida —enseña san Josemaría— es una condición esencial, para los que intentan santificarse en medio de las circunstancias ordinarias de su trabajo, de sus relaciones familiares y sociales» . Como explicaba el fundador del Opus Dei, el cristiano que trabaja en medio del mundo no debe «llevar como una doble vida: la vida interior, la vida de relación con Dios, de una parte; y de otra, distinta y separada, la vida familiar, profesional y social» . Por el contrario, «hay una única vida, hecha de carne y espíritu, y ésa es la que tiene que ser —en el alma y en el cuerpo— santa y llena de Dios».