Las Escuelas Familiares Agrarias en Galicia

Las Escuelas Familiares Agrarias cumplen tres décadas de existencia en Galicia. En este tiempo se ha consolidado este proyecto educativo impulsado por San Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei.

Las EFA comenzaron en Galicia hace más de 30 años

“No queda más remedio que estudiar, no hay tiempo para otra cosa”, señala Marcos, alumno del ciclo de grado medio de Explotaciones Agrarias que se imparte en la EFA Fonteboa, en La Coruña (Galicia). Y no le falta razón.

Una jornada en Fonteboa

El día comienza a las 8 de la mañana. Hay que asearse y hacer las camas. Después viene el desayuno al que sigue una hora de estudio obligatoria y previa a las clases que se prolongan hasta las 2 de la tarde. A esa hora los propios alumnos, en turnos, colocan la mesa y sirven el almuerzo a sus compañeros.

Por la tarde, las clases son de 15:30 a 18:00 horas. Después vienen horas de tiempo libre antes de la cena y otra hora de estudio antes de irse a la cama. “El ritmo de trabajo se lleva bien –señala Marcos-, porque como pasamos tanto tiempo juntos acabamos siendo como una familia”. Este escolar, que lleva cuatro años en el centro, elogia la forma en que se encaran los conflictos que surgen en la convivencia diaria donde, relata, priman siempre el diálogo y las buenas maneras. “Si hay problemas no llaman directamente a tus padres como en otros sitios, sino que se habla y se intenta buscar una solución al problema”.

Un proyecto diferente

Luis García Fernández, director de la escuela durante 11 años y ahora coordinador de actividades y profesor, no esconde su ilusión por un proyecto que lleva 30 años funcionando con muy buenos resultados. “Seguimos trabajando con la misma ilusión que al principio, pues creemos firmemente en este proyecto.

En cuanto a la formación de los estudiantes de la EFA –segundo ciclo de ESO y grado medio, (Explotaciones Agrarias)-, García Fernández resalta que los estudiantes coinciden diariamente con otros jóvenes del medio rural, lo que supone para ellos confrontar experiencias y valores añadidos a la formación. Por último, no duda en afirmar que “la finca de prácticas es la propia explotación y el laboratorio es su pueblo, Las EFA procuramos preparar a los alumnos no para emigrar mejor, sino para quedarse con dignidad y satisfacción en su medio”.